Qué no se piense otra cosa
Qué no se mire distinto
Qué no se invierta lo que es
Fui un vulgar asesino de promesas
Un puñal oxidado en medio del jardín
Conjuré hasta el amanecer
El vientre vivo de una rosa
Me hice sangre y carne del instinto
Espectador de mis violentas torpezas
Cuervo, necio, fuego, polvo de hollín
Nada de mí quedó vivo
Nada que se pueda reconocer
Para que mentir ahora?
Fui tu alimento
Las cuentas claras
Y tú estanque espeso
Devorándome los huesos
Memorias, gemidos, hambre y piel
Latido a latido consumido
Fundido en tu alquimia genital
Me hice miel de romero y menta
Y el corazón que antes me respondía
Se deshizo sobre tu pecho
En forma de beso
Testigo febril de la transición
Cronista de húmedos hechos
Lengua-pez-semilla-ciruela-pezón...
Ah, de esos ojos malditos que me atravesaban la angustia
Qué exquisita caída!
Qué desastre natural!
Quebrando mi columna y voluntad
Me creía un firme roble
Y agüita fui, represa sin barrera
Cielo roto y tormenta
Una nada perfecta
Un relámpago de azúcar
En medio de tu extensa geografía
De tu universo aromado
Mi vida ya no fue mía
Me crei cazador
"Macho experto en el amor"
Y terminé
Felizmente
Devorado