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Una noche sin memoria, pero bien comida!!!

Fuimos con mi amiga a aceptar la invitación de dos hombres con quienes ya habíamos salido antes a divertirnos. En el bar bebimos y bailamos un poco, en medio de sus morboseos verbales, besitos y abrazos apretaditos. Estábamos muy animadas porque era fin de semana y podíamos disfrutar de varias horas de placer.

De pronto me desperté, sentí un hombre encima de mí que movía sus caderas endemoniadamente, estaba penetrada por él, y al mirar hacia arriba vi en ese espejo del techo que tenía unas espaldas muy anchas. Recordé de inmediato que había estado bailando y bebiendo con Sammy esa noche pero no recordaba cómo llegué a esa cama.

Escuché música de fondo y gemidos de una mujer muy arrecha en el TV de la habitación que estaba en un canal de porno, con bajo volúmen.

–Hola… dónde está Marta? –le pregunté a Sammy que me empujaba fuerte, había recordado que con mi amiga nos habíamos ido de rumba con esos hombres.

–La tiene Javier en la habitación de junto –me respondió Sammy en mi oído.

Sammy y Javier nos habían invitado a rumbear, como otras veces: baile, trago y polvo.  Esa noche nos dieron aguardiente que no me gusta, él lo sabe, y que me marea pronto. En el espejo veía las caderas de Sammy moverse demasiado y yo sentía sus penetraciones fuertes que me hicieron gemir en sus oídos. Me excitaba verlo en el espejo moverse y me excitaba ver sus nalgas flojas y blancas empujando sobre mí.  Me gustaba sentir su verga. Me abrazaba, sentía bastante su peso, casi me doblaba en peso, pero me gustaba sentirlo así. Gemí más.

–Eso así mamacita… así me gusta… que gimas como perra… –dijo Sammy en mi oído mientras empujaba todavía más duro.  No dije nada, seguí gimiendo, imaginé que mi amiga estaba en una situación similar. Recordé que como a las 11 de la noche salimos de la discoteca—bar y estaba haciendo mucho frío, caminamos hacia una esquina a buscar taxi, Sammy me llevaba abrazada, y después de eso no recuerdo más. Sammy se movía rico y me gustaba. Siempre me gustaba como me follaba.

–Mamacita ya casi termino pero hoy quiero que me lo mames hasta el final… me entiendes?

–Cómo así? –le pregunté.

–No te hagas la inocente con lo perra que eres –dijo y  me dio más duro con las caderas. Gemí un poco más fuerte y me abracé a él por sus espaldas, sus anchas espaldas, lo miraba en el espejo y sentía su verga dentro de mí.

–Entonces si entendiste? –insistió.

–Si –le respondí pero seguí gimiendo.

–Entonces abra más las piernitas que le voy a romper esa hijueputa chocha… –dijo con mucho morbo.

Sammy empezó a moverse de una forma brutal que se escuchaba la cama como si se fuera a romper. Creí que eyacularía de inmediato, gemí mucho, incluso más alto, yo lo abracé más fuerte, más para sostenerme, creí que me iba a descaderar, pero de pronto se empezó a detener, aunque yo ya sentía que mi orgasmo llegaba pero no alcancé, aunque Sammy se demoró dándome clavo a lo hijueputa, no sé, dos o tres minutos sin parar, hasta llegó a sudar. De repente se detuvo, se dejó caer pesadamente a un lado de mí, boca arriba y respirando agitadamente.

–Ya… venga rápido… mámelo bien perra hijueputa y tráguese toda la leche –dijo Samy con mucho morbo mientras me agarraba por la cabeza y me empujaba hacia él, hacia su verga. A pesar del trago no parecía muy borracho.

Miré su verga erecta bastante mojada por su líquido y el mío, pues yo estaba excitada. Comprobé lo que había imaginado apenas me desperté y lo vi en el espejo follándome fuerte.

–Huy jueputa sin condón! –pensé.

Yo estaba extenuada debajo de él soportando su peso y sus embestidas brutales porque Sammy como era grande, pesado, me agotaba a respiración, además que me sentía muy mareada; pero sin darme tiempo, me empujaba por la cabeza y me hacía inclinar sobre su verga.

–Rápido Camila mamona… rápido mame y sáqueme toda la leche y ya sabe que debe hacer con ella sin botar una sola gota… ya lo sabe, no es la primera vez… –dijo muy enérgicamente. Recordé que siempre le gustaba terminar en la boca y no le gustaba que se desperdiciara una sola gota porque se enfurecía. No fue difícil mamar esa verga que me gustaba aunque no era tan larga, no servía para garganta profunda, pero si era gruesa un poco aplanada y con una sola vena muy gruesa por la parte de encima. Mientras se lo mamé acaricié mi vulva y sentí mi vagina muy dilatada. Me excité y se lo mamé más rápido y más fuerte, no demoró mucho, él gemía cada vez más fuerte, hasta que empecé a sentir sabor de semen y terminé haciendo lo que a Sammy le gustaba mientras él gruñía como fiera y de paso sentí un corto pero muy rico orgasmo cuando me lo tragaba. Me retiré cuando dejó de gruñir. Me miró con cara sonriente. Le guiñe un ojo y sonreí. Me hizo mostrarle que no tenía nada en la boca, así era como a él le gustaba.

—Eso… así me gusta Camilita…

Le dije que iba a orinar y me preguntó si quería tomar trago o algo, le dije que prefería comer algo. “Ya comiste verga y leche... jajaja”, dijo. Una hamburguesa con doble carne y un jugo, le pedí pues me sentía muy mareada y con algo de dolor de cabeza. “Tengo hambre”, le grité desde el baño. Mientras orinaba en aquel frio baño, con ese piso tan frío, Sammy hizo el pedido y pidió para él una cerveza. Me enjuagué la boca y miré mi cabello estropeado y mi rostro terrible de borracha inmunda. Me veía horrible. Pero sabía que aun así yo le gustaba a Sammy, me deseaba, eso me excitaba. “Me desea por puta y no por linda”, pensé. Era obvio que Sammy quería un segundo polvo, como otras veces.

Salí del baño y mi ropa estaba tirada en el piso junto a la cama. La recogí y la puse en una silla. Mientras llegaba el pedido le pregunté cómo llegué allí pues no recordaba. Sammy me abrazó. La verga de Sammy estaba un poco relajada.

–Salimos de la discoteca, tomamos un taxi nosotros, y Javier con Marta otro, y llegamos aquí  en caravana –me explicó.

–No recuerdo nada, solo que hacía mucho frío al salir de la discoteca –le dije.

–jajajaja… estabas mareada y te quedaste casi dormida en el taxi, para bajar caminabas como zombi jajajaja, mientras yo te traía abrazada, pero decías: “yo estoy bien… yo estoy bien…”. Tu amiguita estaba igual, pero nos dieron habitación en el segundo piso y no fue difícil subir la escalera, “yo estoy bien… yo estoy bien…”, repetías, jajajaja.

–Me desnudaste y botaste mi ropa en el piso –le dije.

–Nooo… mientras fui a orinar tu te empelotaste y quedaste desnuda en la cama. Cuando salí del baño ya estabas desnuda pero te quedaste dormida… jajajaja… tú eras la que quería que te follara, te chupé la chocha y ni te diste cuenta, te di una dedeada la hijueputa y ni sentiste, y cuando te metí la verga te despertaste y empezaste a gemir como perra en celo –dijo.

–Uy jueputa… no recuerdo nada –le dije.

–Eres una puta borracha… —dijo.

–Huy que vergüenza, pero la culpa es tuya, a mí no me gusta el aguardiente –le dije.

–Javier también debe haber despertado con una buena dosis de verga a la puta de tu amiga —dijo.

Se levantó a buscar entre su chaqueta los cigarrillos y el encendedor y mientras fue a orinar me pidió que le encendiera uno. Miré su reloj y era aún temprano. Yo quería dormir. Irme a mi camita. Pero tocaba esperar el otro polvo de Sammy y saber algo de mi amiga Marta.

Seguimos hablando desnudos en la cama, yo le miraba su verga caída pero gruesa en el espejo del techo y él me abrazaba mientras fumaba su cigarrillo y tiraba el humo al otro lado de mí. Cuando me besaba me parecía estar saboreando el cigarrillo.

Cuando me dijo que quería que se lo mamara para que se lo parara de nuevo, y yo me empezaba a agachar para mamárselo, entonces timbraron con el pedido. Él fue a recibirlo. Yo busqué mi celular para enviarle mensaje a mi amiga. “estoy en un motel con Sammy, creo que tú estás en la habitación de al lado”.

Sammy tomaba su cerveza y yo comía mi hamburguesa. Sammy se comunicó con su amigo Javier por el celular enviando mensajes, y se pusieron de acuerdo para verse al día siguiente, me dijo. Yo le dije que no me iría de ese sitio sin mi amiga.  Me dijo que eso no era problema. La que quedara libre primero iría a la otra habitación para reunirse con la amiga. Dijo que Javier estaría un rato más en ese motel para “comerse” otra vez a mi amiga. Recibí respuesta de mi amiga: “si estoy en la habitación de al lado cuando vayamos a salir te llamo o me tu llamas si ustedes salen primero”. Le respondí: “Sammy se va a ir en un rato y quedaré sola si salgo primero te llamo y te espero en la recepción”. Marta me respondió: “tan raro porque Javier me dijo que nos iba a llevar a un apartamento a seguir la rumba allí mínimo hasta las 3 am”. “A ambas?”, le escribí. “Si claro, juntas, pero creí que tu amiguito iba con nosotras”, respondió Marta. “No sé, esperemos”, le respondí.

Todo quedó así. Seguí con mi hamburguesa que estaba muy rica y yo moría de hambre y mareo. Al terminar fui al baño a lavarme las manos y enjuagarme la boca. Mi aspecto era terrible por lo menos a mí no me gustaba. Al salir del baño Sammy se estaba masturbando recostado sobre la cama y sin decir nada me hizo la seña con una mano para volvérselo a mamar.

Esta vez fue más fácil. Solo mamada, se le paró rapidísimo, aunque se demoró demasiado en terminar, como siempre, eso me gusta de él.  Al final, otra vez, me pidió que le mostrara que me lo había tragado todo y enseguida que se lo limpiara bien con una “buena lamida”, así dijo, incluyendo a sus pelotas. Luego me dijo que era suficiente y se fue al baño.

–Nos vamos? –le pregunté.

–Sí –dijo.

Le escribí a mi amiga un mensaje: “Ya casi vamos a salir de acá”. No me respondió. Sammy salió del baño a vestirse.

–Me esperas mientras me doy una ducha?

–Claro mi amor, mientras me fumo otro cigarro –dijo.

Fui al baño y me duché con esa deliciosa agua calientita. Me arreglé el cabello con las manos, me enjuagué la boca y salí del baño secándome. Me sentí reconfortada con esa ducha pero sentí mucho frio al llegar a la cama a vestirme.

Sammy chateaba y fumaba.  Mi amiga no me contestó mi mensaje. Estaría ocupada, pensé.

–Me tengo que ir… te dejo para tu regalito de cumpleaños… si quieres te llevo a tu casa o vas a esperar a Martica? –preguntó mientras me alcanzaba dinero.

–Guau… tan querido conmigo papito… esperaré a mi amiga en la recepción –le dije.

Le escribí a mi amiga: “Ya vamos a salir, Sammy se irá solo, te espero o me voy a mi casa?”

–Sammy pidió taxi y mientras esperábamos 5 minutos a que nos avisaran que había llegado me escribió mi amiga. “En 10 minutos salimos, no te vayas a ir, espérame”, escribió. “Te esperaré en la recepción”, escribí. “Ok”, escribió.

El taxi se demoró. Parece que esa noche, todos estaban ocupados. Javier le escribió a Sammy que ya iban a salir. Salimos casi al tiempo. Marta me escribió “ya salimos pero vamos a una fiesta donde unos amigos de Javier, no te vayas sola”. “Pero yo estoy cansada”, escribí. “No salgas con eso, vamos un ratico nada más, no me dejes ir sola”, escribió. “Sí claro yo ya sé cómo terminamos en esas fiestas”, escribí. No tuve que esperar demasiado a mi amiga, apenas unos dos minutos después salía abrazada por Javier. “Conociendo a los amigos de Javier vamos a terminar encamadas otra vez”, pensé mientras salíamos cuando nos anunciaron que en la puerta había un taxi esperando por nosotros.

Salimos y tomamos el taxi rumbo a la “fiesta”. Aún era temprano. Cuando subí al taxi pensé: “El taxista va a pensar que Javier estaba en trio con nosotras… jajaja”.

Fin 

camilitarod

Soy mujer heterosexual

visitas: 2288
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2019-02-06 05:37:57
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3 Comentarios

demasiado realismo, hasta te lo debes creer cuando pones fin

2019-02-15 14:39:56

Maravilloso relato, como todos los tuyos...

2019-02-09 02:32:17

Hola camilitarod nos con incognita de que paso despues en la fiesta.

2019-02-07 11:52:54

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