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Una integración de la empresa que nunca olvidaré

Mucho gusto soy “A” tengo 29 y trabajo en una pequeña empresa de compra y venta de acciones en el mercado internacional, donde solo trabajamos amigos; lo anterior era como para colocarlos en contexto… porque el dato que realmente considero importante es que soy extremadamente lujurioso.

Desde que tengo uso de razón siento que el verdadero fin de nuestra existencia es la contante búsqueda de placer; y si tú que estás leyendo este articulo aquí, haces un flashback de las cosas que has hecho por placer, te darás cuenta que has hecho cada cosa para satisfacer esa necesidad de placer, morbo o ganas (como lo quieras llamar). Yo quiero relatarles la manera como iniciamos esto.

Mi relato inicia en una cabaña cerca a la playa, es nuestra primera integración de fin de año y desde que la planeamos decidimos que debía ser apoteósica por eso nos dejamos llevar por el buen año que tuvimos y compramos 10 cajitas de cerveza y dos de tequila, yo llego tarde a la fiesta porque recién llegue de un vuelo desde el extranjero, esta demás decir que el tequila mesclado con cerveza pega algo fuerte; tanto que al llegar encuentro a todos en la piscina jugando con una pelota playera, con gritos y desorden, sin pensarlo dos veces me integro al desorden de cabeza. Entre los tragos y la cerveza mi temperatura no tardó en subir (sabes a que me refiero). Desde que iniciamos la empresa he estado encaprichado con “P” una morena que para resumir se me parece a Pocahontas y hay que ver cómo me encanta esa negra; en el jugueteo y la recocha en la piscina se evidencia el grado de embriagues en todos y la “soba que soba” la iniciaron “JO” y “N”; una pareja de esposos que trabajan en el área contable, que hasta ese momento eran muy recatados. Mi lado voyerista (que es muy grande) comenzó a tocar mis puertas con ese pequeño intento de película porno, poco a poco mi erección fue más notoria hasta que tuve que salir de la piscina al baño pues no aguantaba esas intensas ganas de masturbarme; sin mediar palabra con nadie, fui a lo mío, era un baño muy grande, asi que abrí la ducha para matar el eco, mientras me corría el agua de la regadera desde la cabeza a los pies, mis piernas se tensaban, tocaba el pene y con la otra mano me frotaba el pecho mientras me imaginaba como “P” me lo haría en esa situación; siendo de las cosas más excitantes que haya hecho solo hasta ese día. A mitad de mi acto de auto placer, me abrieron la puerta de manera abrupta y rápida; tanto, que solo me dio tiempo de simular que tomaba un baño, cuando volteo a la puerta, estaba “G” perpleja al verme desnudo y erecto; además se le ocurre preguntarme porque me baño en la ducha como con ánimo de iniciar una conversación, “G” es una mujer de más o menos 34, cabello castaño, una hermosa piel blanca, y labios tan rojos que siempre parece que usara labial. Yo de manera muy ingenua le digo que ya voy a terminar, a lo que ella me responde que le urge sentarse a orinar, ya más calmado, pero con la libido por los cielos le digo que, ya que me vio, debemos ponernos a par y que no tengo problema con que ella orinara en frente de mí. Mi corazón se sentía como un tambor dentro de mi pecho, mientras ella de manera muy delicada baja su vestido de baño y como si yo no estuviera ahí dejo notar que lo estaba haciendo, con el sonido del salpicar de su orina; cosa que me estaba llevando más allá de cualquier grado de excitación que haya sentido, sin pena, comencé a tocar mi pene viendo su espalda y reparando unas pequeñas pecas que llamaban mi atención. Mi respiración, su orina y mi corazón; tenían una sinfonía que me llevo a estirar la mano como si la invitara a bailar. Ella me miró y me pregunto de manera ingenua “¿AQUÍ?”; la hale de un tirón contra mi pecho y la abrace para que sintiera mi verga en su pierna, preguntando de manera tacita que si me daba su consentimiento para hacerle lo que nos placiera y me dio su permiso con una profunda y erótica inhalación cuando lo único que había entre nosotros era agua y su sostén, el cual retire muy lentamente como para que no se diera cuenta que estaba exponiendo sus pezones rosados que pusieron mi piel como de gallina cuando muy gentilmente los pellizqué, desatando una cadena de besos con lengua algo torpes pero muy desenfrenados que a medida que iban transcurriendo jugábamos un partido de ajedrez con nuestras manos, pasando muy lentamente de la cabeza, a la espalda, luego de manera osada pase a las nalgas y esperando una mala respuesta con mi dedo medio toque su ano; pero me sorprendió con un gemido y un apretón de cabello dándome esos permisos que me estaban gustando tanto, después de eso aproveché y baje mi mano hasta su rodilla mientras de manera simultánea me agachaba e iba poniendo su muslo en mi hombro y poder sumergirme en el divino olor de su vagina; húmeda y viscosa, que apenas tenía un color rosa tenue que me llamaba, un clítoris inmaculado y unos labios perfectos, que de cerca lo primero que se me paso por la mente fue poner mi dedo pulgar dentro y mi lengua en su clítoris, me apretó con la pierna el cuello y el cabello con sus manos y en función de darle más puse mi dedo índice dentro de su culo, ese fue el detonante de su segunda palabra “!SI¡”, como dándome su apoyo y diciendo que lo que hacía estaba bien, teniendo mi mano derecha dentro de ella con la izquierda me atreví a apretar sus nalgas, dejándole una marca de color rojo que aún no se si le gustó o no, porque me subió la mano hasta sus pechos los cuales apreté del mismo modo, lo que desato la tercera palabra “VENTE” que no supe cómo interpretar, solo sé que me deslicé entre su pierna besando su hermoso a e imperfecto abdomen, metiendo mi lengua en su ombligo, mordiendo sus tetas y lamiendo su cuello mientras de manera automática introducía mi verga, muy lentamente, fue indescriptible la sensación que provoco la cantidad de fluidos que tenía dentro de su vagina; ella se empino y con sus manos se aferró a la regadera mientras yo halaba su pelo y la penetraba muy despacio, como para que se alargara la faena; cuando sus piernas iniciaron a temblar se la saque y le di la vuelta poniéndola con las manos contra la pared para volver a estar dentro de esa hermosa y acogedora vagina, dándome la oportunidad de meter mi dedo pulgar en su culo, para poder escuchar esos gemidos, que hasta el día de hoy me traen loco, la emoción de penetrarla como un toro me hizo subir la fuerza y la velocidad que me estaban llevando al clímax, seguí como si no tuviera otra tarea en mi vida y entre más duro yo le daba, más duro ella gemía y lo hacía sin miedo a que los de afuera la escucharan eso fue lo más excitante y lo que me hizo correrme dentro de ella sin importarme nada, solo lo placentero que fue y lo hermosas que se veían sus mejillas sonrojadas.

Después de ese espectáculo de dos actores y sin público, nos pusimos la ropa y salimos solo para darnos cuenta que no éramos los únicos en esa tónica, pero eso será relato de otra persona.

Los de la oficina

Soy hombre heterosexual

visitas: 1832
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2019-02-15 20:56:14
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