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Infierno: Segundo incidente

Pero M no estuvo en la oficina el resto de la semana, no pregunté a nadie por él, me reserve cualquier comentarios respecto a su ausencia, me limite de nuevo a hacer mi trabajo; no hubo llamadas, no llego un correo a mi bandeja de entrada, lo que significaba evidentemente que conservaba el trabajo, claro, no esperaba menos. 

Un mes después M se presento a una reunión de trabajo, nada había cambiado, llevaba sus lentes oscuros, una camisa blanca. Me senté frente a él, no supe si me miraba, había una tensión que nadie más noto, tal vez a razón de que esa tensión tenia vida solamente en mi imaginación, la reunión fue larga, aburrida, sin sentido; M me llamo a su oficina, me hizo pasar, cerro la puerta y se sentó en un sofá de cuerdo negro gastado en los bordes, se bajo el cierre de su jean, tenia una erección, comenzó a frotarse lentamente mientras expresaba que había pensando mucho en mí, que cada noche me recordaba y que estaba muy ansioso por regresar a ..., sus palabras me interesaron, también poder observar que había sinceridad en sus acciones me emociono, tendió su mano al frente como si me invitara a bailar, pero no me estaba invitando a bailar. Me senté a su lado, de nuevo me tomo del cabello y me inclino, su pene estaba ya muy mojado cuando entro en mi boca, guió el ritmo con sus mano, primero muy despacio, luego algo más aprisa, seguido por movimientos lentos y profundos, no tardo en venirse en mi boca, me recosté entonces al otro extremo del sofá, vi mi reflejo en sus lentes y me lo tome, una ceja se arqueo por encima del borde de estos lentes oscuros. 

Me puse de pie, con intención de salir, llegue hasta la puerta pero M me tomo del brazo y no me dejo avanzar en mi propósito, me llevo contra la pared, bajo mi vestidito, dejando mis senos al descubierto, los lamió suavemente, los chupo, se ocupo de ellos con paciencia. Mi vestido quedo en el suelo y M de rodilla frente a mi se ocupo de inmediato de mi clítoris, en combinación con el frío de la pared en mi espalda resulto ser refrescante; M se puso de pie, pude percatarme que tenia de nuevo una erección completa. 

No aguanto más si estar dentro de ti, me dijo, e inmediatamente me penetro, me beso, me excita viendo mi reflejo en sus grandes lentes oscuros, se escaparon algunos gemidos, M tapo mi boca, acelero el ritmo, me vine, enterré mis uñas en su espalda, luego él se vino, de nuevo adentro de mi. Me estas volviendo loco, me dijo, me puse mi vestido, salí, fui a mi oficina.

Hice algunas entrevistas en la tarde, en medio de la segunda, me di cuenta que mi oficina tenia olor a sexo, me sonroje, me puse algo nerviosa, seguramente las dos personas que había entrevistado se han dado cuenta también. Fui al baño, me limpie, pero el olor no se iba, decidí ignorarlo y seguir trabajando, hacia más calor que cualquier otro día y el ventilador no funcionaba. 

Terminado la tarde M se había ido de nuevo, lo de la oficina no era suficiente para mi, me sentí decepcionada, sola, aburrida. Bueno, tal vez lo más adecuado es decir que estaba desesperada, hambrienta; sin casi pensarlo fui a la oficina del contador, fui decidida, pero un poco más tarde pensé que había tomado una mala elección, pero claro, no estaba en condiciones de tomar buenas elecciones. 

El contador paso la noche encima de mi, me miraba a los ojos, me penetro como otro desesperado, pero no fue lo que esperaba, demasiado tímido para mi gusto. 

agave

Soy mujer heterosexual

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Categoria: Microrrelatos
Fecha de Publicación: 2019-07-29 19:24:47
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