Aunque sé de otras cabinas de internet en Medellín, las que más frecuenté en otros tiempos fueron la de Maracaibo x Junín y la del Parque del Periodista. Aunque la primera de ellas tiene una sala abierta al público, donde va la gente a consultar en internet y hacer trabajos en el computador, la mas concurrido es la sala privada, donde no puedes (y no deberías) entrar a menos que seas hombre y mayor de edad. Al igual de las cabinas del Parque del Periodista, en ésta casi todos los que van solo tienen algo en mente: sexo. Ver porno, masturbarse y tener toda clase de encuentros sexuales con otros usuarios es la norma durante las 24 horas que permanece abierto el sitio.
Aunque cada cubículo tiene su cortina, ésta realmente no impide que el que pase vea lo que está ocurriendo en su interior. Por otra parte, solo el hecho de dejar la verga erecta a plena vista del voyerista es bastante satisfactorio para los que disfrutan del exhibicionismo rampante en el lugar. Para algunos, entre los que me incluyo, es muy excitante sospechar que alguien se asoma por encima de la cortina y te mira mientras te masturbas. Igual cosa ocurre cuando lo haces oyendo la intensa mamada que está recibiendo un visitante del cubículo vecino o ves bajo la mesa que el vecino del frente se bajó los pantalones y abrió las piernas para facilitarle la entrada a una verga palpitante. Claro que no falta el que lleva el exhibicionismo a extremos a veces chocantes y a ciertas horas no es extraño ver alguno masturbarse casi o totalmente desnudo, a veces sin molestarse en correr la cortina del cubículo.
Siempre me pareció demasiado pesado y caliente el ambiente de la sala privada de las cabinas de Maracaibo x Junín, que incluso por un tiempo no tuvo aire acondicionado, hasta que descubrí que había otras cabinas por fuera de la sala, también con cortina y avisos de no molestar, donde se podía pasar unas horas mas tranquilas, aunque lo del aviso no siempre funcionara.