Amo ese monte de Venus... quiero estar una vez mas frente a unos muslos abiertos de par en par mirando esa grieta bordeada de vello púbico... húmeda... chorreando elixires embrujadores... llamándome a gritos... pidiéndome que sumerja mi cara en esa selva ardorosa y embriagante del sexo... con sabores y aromas que confunden los sentidos y de donde no se quiere emerger nunca... si solo fuera posible... una vez que se ha estado allí jamás se olvida... es un recuerdo indeleble que estará contigo mientras vivas... No hay dos iguales... a veces son dulces y límpidas como el vino joven... otras ásperas, pungentes y con mas carácter como ciertos vinos añejos... cada una es una nueva experiencia y le aporta algo a ese recuerdo...