Y poco importa de dónde viene, mientras venga.
Hay cientos de objetos para darnos placer, así que ya podemos dejar a un lado a las personas para utilizarlas como objetos sexuales. Estamos abiertos a todo tipo de estímulos y anécdotas de cama, tanto en la práctica como en la expansión de nuestra imaginación erótica. Ahora somos los protagonistas de nuestra sexualidad, ya no sólo somos los receptores de unos mandamientos religiosos y médicos que siempre apuntaban meramente a la reproducción y nunca al placer.
La sexualidad nos fue presentada como simples estereotipos de género y de orientación sexual: para el hombre llegar a un orgasmo se había convertido en el único momento donde se presenta su eyaculación y se nos impuso la idea de que un orgasmo era casi exclusivamente femenino. Llegó a convertirse en un tema de presión social, donde si una mujer no era capaz de tener uno, era señalada de frigidez y si llegaba a tenerlo ya era una cualquiera.
Ahora estamos aprendiendo que la manera de vivir el placer tiene que ver con la forma de ser y percibir, que no existen supuestas limitaciones de género.
Somos tan únicos como diversas son nuestras posibilidades de disfrutar, todo va en la decisión, en nuestra capacidad de decidir lo que consideramos erótico o no, y convertir lo que no es erótico en algo que sí lo sea, abrir la puerta hacia nuevas orientaciones sexuales.
También el porno, pasó de ser un ícono del sexo tabú a un asunto de todos los días. Era generado por y para hombres hetero, mostrando a la mujer como único objeto de placer. Ya hoy es generado por todo tipo de personas para otras, con todas las prácticas posibles y hasta existen géneros del porno
El orgasmo es definido como el punto en que el clímax del cuerpo a través de los órganos sexuales produce un estado de éxtasis; fácil, la forma de saber si has experimentado alguno, en alguna de sus formas, es sencilla. Si lo hiciste, lo sabes. Y si no lo sabes, es que aún no lo hiciste.
Si bien en el pasado se interpretaba como una experiencia derivada del acto sexual sí o sí, hoy sabemos que puede alcanzarse de más de una forma, que existen varios tipos de orgasmos y que un compañero sexual (real) ya no es la única forma de alcanzarlo. Transformamos cualquier cosa que encontramos en el camino en afrodisíaco, porque todo lo sexual ya viene desde afuera, lo consumimos, no lo generamos. Al final, necesitamos tanto accesorio para tener sexo, que no me queda claro si disfrutamos de eso plenamente o acumulamos extras y trofeos sexuales. ¡Cuidado! No importa si la cama es grande, pequeña, si el colchón es cómodo o no, aunque es preferible que lo sea; si la ropa íntima tiene encaje, si es un conjunto del mismo color, si nos ponemos el mejor perfume, si tenemos el cabello perfectamente arreglado, o si nuestro cuerpo está en forma… eso es lo de menos, al final en ese justo momento de sumo placer todo se olvida.
Dejemos de lado la represión y las excusas, no siempre podremos tener un plan perfectamente analizado para un encuentro íntimo; ya no estamos en la edad de dejarnos con las ganas, un orgasmo es un orgasmo y no importa mucho de donde venga, ni con quién… mientras te vengas.
Escrito por: Maria Fernanda Restrepo.