Siento mi corazón latir más fuerte, me desconcentro de mi trabajo pero lo logro disimular, se forma una sonrisa en mis labios que trato de ocultar de su vista. Escucho su voz-salude. Yo le respondo – el que llega es el que saluda.Me jala el cabello y sigue su camino, a los pocos minutos me paro a buscar cualquier cosa, una excusa,pasar por su lado, muy cerca, rosando mi ropa con la suya.

Llevamos años jugando este juego, lleno de miradas picaras, de deseo, caricias disimuladas, pisotones, empujones, lapiceros robados, besos cerca a los labios, conversaciones sin sentido o con mucho para nosotros. Vuelve a pasar por mi puesto de trabajo, le saco la lengua, puedo sentir su aroma, me mira con ganas, se hace a mi lado a mirar lo que hago, para pasar su mano sobre la mía, la quito con una mirada de cómeme, pero de mis labios sale – no me toques. Lo empujofuera de mi espacio pasando mi mano por su pecho, por fin atraviesa la puerta de salida, y en otra oportunidad seguirá nuestro juego.

Esta pronto a terminar mi jornada laboral, y tengo planes de salir con mi amiga, a ella alguna vez le conté del chico de trasero lindo, labios provocativos y mirada sensual, que me da pena preguntarle el nombre, me lo dijo, pero ya no lo recuerdo, solo tengo presente nuestros breves encuentros que hacen mojar mis interiores.Me visto con una blusa de tiritas un top para que no se vea tan profundo el escote, un blue jean, tenis, abro la puerta, estafrio mejorme pongo un saco.

Decidimos cambiar el lugar a donde siempre vamos, donde se encuentra nuestra mesa que se ha convertido en la oficina de los fines de semana. Esta vez no escuchábamos a la entrada The Doors, Nirvana, ni Queen, solo regueton creo que J Balvin, al traspasar por la puerta puedo ver al chico, mi chico de juegos en la oficina,disimulo que no lo he visto, me siento con mi amiga dos mesas después de la puerta junto a la pared, el esta unas mesas más atrás con otro amigo, me acerco al oído de mi amiga y le digo a quien he visto, ella alza su cabeza disimuladamente mirando por todo el bar.

Pasa el tiempo entre risas, palabras y cervezas. Voy un momento al baño, cuando salgo, el me está esperando, lo beso en la mejilla, el se voltea y por primera vez nos besamos en la boca, la abro para que el introduzca su lengua, mi lengua entra en la suya y trasmitimos nuestros deseos a través del chocar de nuestras respiraciones.

Le digo a mi amiga que quiero irme con el chico de los juegos de la oficina, ella se emociona y me dice que no hay problema, que la pase bien rico. Subo a su moto, me abrazo a su cuerpo, acaricio su pecho.Entramos a uno de esos lugares donde los amantes van a desahogar toda su pasión, el alcohol de las cervezas ha hecho efecto en mi cuerpo, siento ese mareo que embriaga, que hace la vida más tranquila, y que todo tiene solución. Nos besamos, nos tocamos, lo empujo hacia la cama, me trepo encima suyo, hago su miembro mío, una parte más de mi cuerpo, que me produce gran placer, movimientos suaves, rápidos, arriba, abajo, a un lado, al otro, en círculos, mi clítoris contra su piel.

Al abrir los ojos veo que me encuentro esperando el transporte para irme a casa, recuerdo a mi compañero del colegio y ese apodo extraño que me tenia, interplanetaria, dibujo una sonrisa en mi cara, ya entiendo porque lo decía. Dejo mi imaginación a un lado y vuelvo a la realidad voy un poco tarde a encontrarme con mi amiga, y como si los pensamientos atrajeran lo deseado, él para su moto frente a mí, por entre el casco puedo ver sus ojos de malicia, me coge la mano y me pregunta- ¿para dónde vas?Yo le respondo – a mi casa. Y él me dice- te llevo y me invitas a entrar para que hagamos cosas ricas. Con una sonrisa le digo- ¿hacemos la comida? Porque eso es lo único rico que se puede hacer. Me mira con cara de no te hagas –Podemos consentirnos antes de que lleguen tus padres.

Han tenido esa sensación que su mente calcula toda la situación en segundos pues mi mente calculo un sexo de mete y saca, que me produjo hastió, vi años de coqueteos terminar en un simple polvo. A lo lejos venia mi transporte.- No, sabes es que quede de encontrarme con una amiga en otro lado, dejémoslo para después, Chao.