Recuerdo que era un lunes, siempre nos íbamos caminando al colegio que quedaba a unas pocas cuadras de la casa de mis tíos, era muy temprano y cuando íbamos cerca empezamos a ver muchos estudiantes que regresaban "no hay clase, no hay agua". Entonces empezamos a caminar de vuelta, ellos me miraron con lujuria "uy prima tocó devolvernos", me dijo uno de ellos.

Cuando llegamos mis tíos iban de salida "¿Y eso qué pasó?", les contamos, "bueno, nosotros, vamos a Faca a ver a mi hermana, el hijo se le enfermó", nos dijo mi tío; "se quedan juiciosos", "si señor", contestó uno de ellos. A veces creo que ellos siempre supieron lo que hacíamos.

Empecé a imaginarme lo que iba a pasar, sabía que tendría sus dos penes en mi boca, que probaría una vez más su semen agridulce y tibio, que sus lenguas recorrerían toda mi vagina, que me penetrarían por turnos la kukita y el trasero, que mientras uno me penetraba el otro estaría en boca y luego cambiarían y que en algún momento ambos penes estarían dentro de mi al tiempo, uno en mi kukita y el otro en mi culito, que me dirían qué hacer, cómo moverme, "que rica tiene esa chochita", "que culito tan apretado", "siéntese encima de mí y que mi hermano se haga detrás", oiría docenas de veces esa tarde. De sólo pensarlo ya estaba con muchas ganas, quería sentirlos cerca de mí, rodeándome con sus brazos y sus piernas, mojándome con su saliva y su abundante semen, oyendo sus peticiones y gemidos, sobre todo me gustaba tener sus penes en la boca los volvía locos a mi voluntad, eran tan duros y tersos, tan palpitantes y tibios, siempre los hacía gritar al venirse en mi boca, sentir ese líquido espeso bajando por mi garganta era un éxtasis que a esa edad (12) no podía explicar.

Apenas entramos a la casa mi primo mayor (16) se sentó en el sofá (nuestro sofá, como lo llamábamos), yo me senté junto a él y nos empezamos a besar con mucha lengua, con muchas ganas, el otro me subía la falda desde atrás y me empezó a manosear la colita, me quitó lo calzones con cierto afán, ya me quería penetrar, eso lo sabía, me gustaba saber cómo mi cuerpo los volvía locos de ganas.

Mientras me besaba con uno sentí el pene del otro en mi kukita, empezó a moverse y a gemir, dejé de besarlo porque ya tenía su pene afuera y su sola mirada me dio a entender lo que quería, así que tenía uno en mi boca y al otro en mi rajita. Después de un rato cambiamos, hicimos lo mismo y nos fuimos a su cuarto. El mayor me puso boca arriba y el otro me subió y abrió las piernas para que su hermano me pudiera lamer la kukita, cuando lo hizo por un buen rato se hizo frente a mí y me penetró, el otro empezó a masturbarse y a preguntarme “¿le gusta primita, le gusta el pipí en esa rajita?”, a mí me encantaba, la verdad me sentía grande, como una señora. Sentí cómo se vino dentro de mí, lo hizo acompañado de un largo gemido, en ese momento cambiaron y mi primo menor (15) me penetró en la misma posición.

Después lo hicimos en el piso, sobre un tapete. Uno de ellos se acostó en el suelo boca arriba y yo me subí sobre él, nuestros cuerpos hacían en ángulo de 90° y el otro se puso frente a mí para que se lo chupara, “coma pipí primita, los dos son para usted solita”. Luego cambiaron, lo hicimos otra vez en la misma posición; yo ya estaba completamente desnuda y ellos en camisa, ese día estaba decididos a hacerme ambos exactamente lo mismo por turno iguales. Ambos se vinieron en mi boca, rajita y culito unas cuatro veces cada uno, fueron varias horas de sexo. Todos tuvimos suficiente por ese día, nos vestimos y eso fue todo, todos teníamos tareas del colegio.

Mis otros relatos:

https://www.guiacereza.com/relatos/Le-cont-todo-lo-que-pas-a-mi-Marido_id14031.html