Se llama Iván, tan solo tiene 24 años, es de ojos azul profundo, piel blanca, sonrisa prudente, actitud sutil. Hace 8 años tiene su bella novia de color tabaco, Ximena. Su cuerpo perfecto de medidas latinas, de pelo negro largo liso, caderas grandes, senos alegres y actitud dulce la hacen un caramelo escaso. Iván había participado en uno de mis talleres de masaje sensual y relajante para parejas, pero ahora quería una terapia privada para su novia, su objetivo era darle una gran sorpresa y renovar el repertorio después de compartir ya 8 años de noviazgo juntos. 

Indagué en su vida privada, me contó sus historias, necesidad y aventuras sexuales. Empezamos por ir a la Tienda de Guía Cereza de Envigado, nos atendió un vendedor increíble, íbamos por un producto y terminamos llevándonos más de 6. Su pasión por explicar cada cosa fue contagiosa. Escogimos un bello traje de encaje negro con bordes rosados para ella, unos potencializadores sexuales, lubricante y aceite caliente de vainilla.

Contratamos los servicios de un hombre experto en noches románticas, Freddy Jaramillo, empleado del Motel La Suite, él decoró por un precio perfecto la habitación con pétalos de rosas rojas, velones rojos y velitas flotantes en el jacuzzi, fresas con chocolate derretido, vino Gato Negro y un letrero hermoso en pétalos que decía “Te amo”. Toda una fantasía.

Entré junto a la pareja, hablé con ella, indagué acerca de qué quería explorar, así mismo lo hice con Iván. Dejé clara las reglas: es un espacio para ustedes, buscaremos comodidad, yo dirijo, no toco, ni participo, depende de ustedes a dónde quieren llegar con su propio cuerpo, etc.

Manos a la obra. Entré con ella al baño le entregué su traje sexy y le pregunté:

-¿Quién quieres ser hoy? 

-A lo que respondió una mujer Ruda y atrevida. Utilicé mis métodos para explicarle cómo lograrlo y cuando estaba lista, salió del baño.

Él la esperaba en bóxer sobre la cama llena de pétalos. Ximena no había visto el lugar, se sorprendió, tomaron algo de vino. Le tapamos los ojos a Iván y le expliqué como dar un masaje para activar los sentidos, así como técnicas de respiración para aumentar los orgasmos y la conexión con el espíritu. Llenó de aceite su espalda, lo mordió, acarició, paso su cabello por su cuerpo, puso sus pies sobre su piel, liberó la tensión en sus músculos. Se untó algo de aceite en los senos y masajeo el cuerpo de su pareja con ellos. Él estaba muy caliente. Le pedí usar un ritmo lento para transmitirle calma y paciencia, algo que a muchos hombres les hace falta aprender a la hora de tocar una mujer. Terminó el masaje, y él se levantó, la tiro en la cama, le tapo los ojos y empezó a acariciar su cuerpo.

Buscó llevar la energía y la sangre hacia la zona pélvica, yo les indicaba que respiraran como les había explicado. Después de sensibilizar toda la piel de su chica con caricias, hielo, aceite, masaje y besos. Llegó a masajear su zona genital.

Aplicó un masaje en sus labios mayores, estirando, haciendo círculos, amasando. Luego usó estimulante para el clítoris, lo acarició un poco, solo para provocar, pero su objetivo era claro, tocar su Punto G. Generalmente se encuentra a unos pocos centímetros de la entrada de la vagina. La mejor posición para empezar es tener a  la mujer boca arriba con las piernas abiertas, los pies sobre la cama. El hombre debe introducir su dedo corazón con la palma de la mano hacia arriba, puede encontrarlo con el dedo a unos 5 centímetros de la pared anterior de la vagina, su textura es distinta, parece a la de una nuez, al tocarse genera molestia o ganas de orinar.

Empezó la labor, usando sus dedos totalmente lubricados. En círculos, fuerte, suave, adentro, afuera, entra y sale, etc. Ximena era una caja de sorpresas, a veces sentía placer cuando el dedo estaba adentro, luego estando más afuera. Parecía que su sensibilidad y Punto G se movía locamente de lugar. Yo mientras interpretaba sus indicaciones y le exigía respirar profundo y expresar lo que sentía con palabras y sonidos, así como lo que quería y lo que no quería en los movimientos de los dedos de Iván. Estuvo a punto de venirse varias veces, pero no lo consiguió. Pidió parar después de un largo tiempo de intentos.

Se quito el tapa ojos, y nos sentamos a hablar, ella explicaba sus sensaciones y pensamientos. Logramos entender qué prefería. Le pregunté ¿Usas vibrador? Efectivamente. Lo habían traído consigo tal cual yo lo había solicitado. Decidimos hacer un segundo intento, ya que estoy convencida que cuando las parejas están enfocadas en el objetivo de lograr el Squirt, se tensionan y no disfrutan tanto el proceso por el sentimiento mutuo de responsabilidad y afán.

Retomamos, esta vez ella prendió su vibrador y tal como le indiqué se lo puso en su corazón. Empezó a moverlo por su cuerpo y lo ubico en su clítoris. Iván retomó los movimientos más efectivos, cambió de ritmo, le dijo cosas hermosas mientras la masajeaba, ella se empezó a soltar. Los vi acercándose, entonces me retiré del espacio. Subí las escaleras me serví un vino y observé la escena:

Ella empezó a gritar como loca mientras el movía sus dedos salvajemente. En un instante un chorro de agua salió disparado hacia arriba, en abundancia, a manera de gotas, parecía una fuente de agua. Su novio volteó y me miró y con cara de niño feliz me dijo: Mira!! Lo logramos! El chorro Squirt de Ximena era impresionante, nunca antes había visto tanta agua eyaculada por una mujer. Ella después de casi 10 segundos paró de ser fuente. Quedó casi muerta. Iván se acostó a su lado y la abrazo eternamente.

Yo llamé a un amigo de noches sutiles, para que me recogiera en el Motel, la terapia había sido tan caliente, que necesitaba ir a continuar la historia pero por mi propia cuenta.