Una tarde me encontré con mi amigo en las cabinas. Él ya llevaba un rato y estaba a mil. Me desnudó y empezó a comerme como él solo lo sabe hacer. Acariciaba mis senos, mi vagina, la chupaba, la consentía, me hacía volar por las nubes. El tipo que estaba en la cabina de al lado nos miraba y se masturbaba. Pasó su mano entre la ventana y nos acercamos para que me tocara. Me agaché para mamársela a mi amigo, mientras el tipo acariciaba mi cuerpo. Luego mi amigo me penetró y acariciaba mi clítoris. El tipo puso su pene en la ventana y yo empecé a darle un oral. Mi amigo me soltó y vino a acompañarme, entre los dos se la mamábamos. Era maravilloso poder compartir ese momento juntos. El tipo volvió a sentarse y nosotros seguimos comiéndonos. Le pedí a mi amigo que se acercara a la ventana para que se lo mamara al tipo, el tipo se levantó de nuevo y puso su pene a la orden, yo estaba dichosa de verlo mamar ese pene delicioso, veía cómo sus mejillas hacían presión para acariciar todo el pene. De pronto empecé a ver las contracciones y supe que se estaba viniendo, mi amigo dichoso recibió toda esa leche en su boca, cuando terminó, se tomó cara y abrió mi boca y me pasó todo el semen. Inmediatamente me puse a mamársela con el semen en mi boca, untando todo su pene con ese semen extraño hasta que él también se vino.