Aventura Trans dentro de un bus urbano

Siempre había estado dispuesta a experimentar momentos de placer y cambio total al vestirme de mujer. Así que ese día me vestí normal, me puse mi vestido rojo con chaqueta de cuero y tacones negros y salí a la calle con mi bolso de cuero negro sin rumbo fijo. Tome un bus que se dirigía al centro y por fortuna no venía tan lleno. Un señor amablemente me cedió el puesto y pude disfrutar del recorrido sentada observando en las calles a las personas. El bus poco a poco, mientras avanzaba lentamente, se fue desocupando hasta que solo quedo una persona en el último puesto. Se trataba de un hombre de unos 35 años, moreno y de contextura atlética. Iva vestido con indumentaria deportiva, pantaloneta y camiseta, se podia apreciar que habia hecho ejercicio pues estaba sudoroso y despeinado. Cuando llegamos al centro pensé en bajarme por el sector de la calle 19 y en el momento que me acerque a la puerta de atras para bajarme, el hombre me miro, me sonrrio y me mostro su verga que se asomaba por entre la pantaloneta que llevaba puesta, como invitándome a sentarme a su lada para hacer cositas ricas. Entonces en una milesima de segundo decidí no bajarme y me sente a su lado, acto seguido sin ningun recato, mirandome a los ojos fijamente, deslizo sus manos entre mis muslos hasta alcanzar mi sexo y mi culito, se me acercó y me beso intensamente mientras me acariciaba toda y el bus seguía lentamente su recorrido por entre las calles del centro de la ciudad. Luego me bajo las pantimedias y los panties, me subio el vestido hasta la cintura, se bajo la pantaloneta y su verga quedo al aire, la tenía completamente humeda y muy parada y en un momento de destreza y gran habilidad varonil, me tomo por la cintura y me sentó con plena exactitud sobre su miembro erecto dispuesto para el sexo penetrandome perfectamente. Me la metio toda, una y otra vez, entrando y saliendo haciendome ver estrellas y planetas fugaces en un estado de excitación y lujuria anal absoluto, hasta derramar dentro de mi culito la última gota de su leche tibia y espesa. Todo esto paso en el último puesto de un bus urbano.