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Ana - III

Al subir por las escaleras sentí que mis rodillas temblaban, de emoción, no de miedo, abrí la puerta torpemente y la ajuste sin cerrarla, me duche brevemente, me seque y me acosté en la cama; imagine que él entraba al cuarto y me veía, y que no podría resistirse y saltar enseguida encima de mi. Pero creo que eso solo sucede en las películas; pasaron varios minutos y esa puerta jamas se abrió, ni una brisa de viento intento entrar.

Seré sincera, al día de hoy -tampoco es que me obsesione la idea- estoy segura que algo paso en esa piscina, me han dicho que no, pero estoy segura que si, por lo tanto no voy ha hablar de eso, pero si les describiré que paso en ese momento a solas.

Seguía excitada, me denude completamente en esa cama y mis pezones continuaban tan duros como en la piscina; estaba molesta -creo que frustrada- pero mis ganas y mi libido evidentemente seguían ahí con una energía considerable. Comencé por rozar ligeramente mis pezones, no imaginan cómo ese solo acto me excita, y en ese momento sentí que mi placer subía vertiginosamente, cerré los ojos, imagine de Andres entraba de repente y me sorprendía masturbandome, mordía y chupaba con tal intensidad mis pezones que se enrojecían.

Apreté mis senos con fuerza, como sin un hombre me tomara desesperadamente, -creo que la desesperada era yo- a continuación con un dedo acaricie ligeramente mis labios vaginales, los recorrí haciendo tres óvalos seguidos, muy lentamente; luego me penetre con un dedo, hasta el fondo, luego otro dedo, y con ambos inicie a hacer algunos movimientos irregularmente satisfactorios en mi vagina, tarde en venirme, ya que lo había hecho como una mujer frustrada -entendí que lo estaba, y mucho- que llevaba meses de abstinencia.

5xrejOc.jpgEsa tarde no sucedió nada interesante, creo que fuimos a almorzar y a conocer el pueblo, caminamos y hablamos los cuatro; hablamos de la universidad, de la vida, de la relaciones de pareja. Olvide mi frustración, ellos nunca se dieron cuenta que me había molestado lo sucedido, en realidad no me agradaba saber que no era capaz de seducir a un hombre, o por lo menos no lo suficiente como para llevarlo a la cama.

En la noche fuimos a tomar una cervezas -nunca había vivido una noche tan calurosa-, y una cerveza helada me pareció el mejor plan. Fuimos a un bar no muy agradable cerca al centro del pueblo, creo que tiene que ver con que mi idea de un bar es muy diferente a este, en donde: 1) la música esta demasiado alta y no se puede hablar, y hay que gritar para hacerse entender, 2) el calor es insoportable, 3) esta lleno de gente. Jorge no dejaba de manosear a Pilar, la besaba, tocaba sus senos, solo le faltaba desnudarla... lo que no tardaría en suceder, solo tomaron una cerveza y se fueron, dejándome sola con Andres.

No podíamos hablar, o no queríamos hablar, quería ser suya, nos besamos y tomamos otras dos cervezas, le pedí que nos fuéramos del bar, él también quería irse, caminamos sin afán por la plaza central del pueblo, habían fuegos artificiales no sé porqué, me beso en el parque y toco mis senos, se dio cuenta lo duro que se habían puesto mis pezones, y me dijo que le encantaba sentirlos así, algo me comento de como por su trabajo podían pasar meses sin que viera una mujer... y que el único desahogo era un pajazo en el monte. Creo que le dije que quería ayudarlo esa noche, y no vi cara más iluminada desde entonces.

Llegamos al hotel, nos entregaron la llave y subimos, ya en el pasillo pude escuchar de nuevo a mi amiga, sin duda la estaba pasando muy bien, Andres me miro y sonrió, nos quedamos un rato escuchándolos, la cama rechinaba y Pilar gemía... gritaba; abrí la puerta de nuestra habitación y me tire en la cama enseguida, Andres entro, cerro la puerta se me tiro encima, abrió mi blusa rápidamente, entonces mis tetas quedaron su disposición, metió mis pezones en su boca, uno y después el otro y el primero de nuevo, sus labios los apretaron sin compasión y deje salir sin restricción mis primeros gemidos de la noche, y creo que incluso los primeros de mi vida.

Permitanme recordar algo: hasta ese momento solo había tenido un par de parejas estables, y como vivía con mis padres mi vida sexual había sido algo así como clandestina ya escondidas, algo cohibida podría decirse pues nunca acepte ir a moteles, con mi segundo novio a pesar que vivía solo, -en realidad compartía apartamento- nunca estábamos solos del todo, por eso siempre tuve o pensé que tenia que contenerme.

Pero esta noche no tenia que contenerme -y no lo hice- en absoluto, supe que esta era la primera vez que lo hacia como una mujer madura, sin restricciones y sin miedos. Mi compañero hacia notar sus meses de abstinencia, empezó a lamer todo mi cuerpo, lo que hizo que me estremeciera en la sabanas, bajo lentamente y mi coñito fue el principal blanco de sus lamidas.

Su lengua entro profundo, probo cada rincón de mi vagina, tanto fuera como adentro, tuvo paciencia y me dio olas de placer; se detuvo, metió un dedo, luego otro, lentamente entraban y salían, su lengua también hacia su trabajo.  Se levanto, se puso con condón y rápidamente volvió a mi, tomo con sus manos mis tobillos y los puso en sus hombros, me puso al borde de la cama, sentir la punta de su verga en mis labios me pareció deliciosamente desesperante. Entro con fuerza -nunca había sentido eso- y salio lentamente para de nuevo entrar con firmeza, gemí, y ello lo alentó.

Querido lector, déjame darte otra claridad: siempre había hecho el amor con ternura, lento, disfrutando el momento de una manera tranquila, ese para mi -o por lo menos hasta ese momento- era la única forma de hacerlo, no conocía más.

Andres continuaba penetrándome con fuerza, con una mano sostenía mi tobillo y con la otra tocaba mis tetas, apretaba mis pezones y ocasionalmente metía sus dedos en mi boca. Aumentaba el ritmo, sus ojos se concentraron en el movimientos de mis tetas; su frente comenzaba a perlarse y creo que la temperatura de la habitación subió un par de grados.

No lo vi venir, estaba ya en el camino, y sin él bajar el ritmo logro que yo tuviera mi primer orgasmo sin restricciones, me estremecí en la cama, pero él me sostuvo con firmeza, pronto acelero el ritmo, yo gemí con fuerza, lo saco, se quito el condón y lleno mis tetas con su semen.

El lunes siguiente estaba con mi amiga en la universidad, le conté lo que había sucedido, y cómo Andres gasto una caja de condones esa noche conmigo, y que había dormido realmente poco, le comente lo bien que la había pasado. Ella sonrió y pregunto algunos detalles, yo trate de contarle, y enseguida Pilar me hablo de otro plan para ese fin de semana, con otros amigos de ella. Pude darme cuenta que dude, no dije si y no dije no en ese momento, sé porque le gusta ese estilo de vida, pero también entiendo lo arriesgado que puede ser.

Durante meses no supe nada de Andres, y creo que en cierto punto lo había olvidado, simplemente seguí adelante; una noche me llamo, me dijo que estaba en Bogota y quería verme, le dije que no, pues estaba ocupada -no era cierto-, cuando colgué me arrepentí.

Supe que estaba en el Cauca o en el Urabá, no lo recuerdo. Algún día supe por mi amiga que lo habían herido en combate, quise llamarlo pero no sabia a donde, su antiguo numero no funcionaba. Establecí de nuevo una relación de pareja, pero nunca olvide esa aventura.

Hoy escribiendo esta historia puedo darme cuenta que nunca volví a saber de él, de su amigo Jorge sé que tiene cinco hijos y tres matrimonios, y de mi amiga... bueno ustedes lo sabrán mejor. Cuando se esta casada y con hijos no es posible tener amistades como las de antes.

FIN

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agave

Soy mujer heterosexual

visitas: 1666
Categoria: Autosatisfacción
Fecha de Publicación: 2016-12-11 20:21:10
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1 Comentario

BUEN RELATO Y BUEN CUERPO...SI ERES DE LA FOTO

2017-06-24 22:44:46

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