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Angie II

No ha sido el mejor día en la universidad, he estado distraída, y si me pidieran hacer un balance de la mañana no dudaría en decir que ha sido un desperdicio, no estoy segura qué motiva esta mala sensación; en estos casos suelo pensar en muchas cosas, diversas estrategias para simplemente ignorar esta sensación desagradable e indeseada.

Analicemos la situación detenidamente. Es jueves, y mañana debo madrugar, lo que implica que ir a tomar no es una buen opción, sin embargo no la descarto del todo; podría salir a comer algo, pero ir sola me parece aburrido y sin sentido... también esta, la opción de simplemente ir a casa a dormir. Elijo solo salir a caminar, a ver el camino mismo a dónde me lleva, son aproximadamente las 2:00pm, el día es gris pero de seguro no va a llover, por lo menos no ha sucedido en un tiempo. La multitud de estudiantes aveces me hace sentir segura, otras veces simplemente me fastidia, sin embargo, que los hombres de la U me miren resulta ser una brisa agradable.

Entro a Juan Valdez y pido un granizado de café mediano, tomo asiento junto a la ventana, observo mares de estudiantes hundidos cada uno en sus propias preocupaciones, y también parejas despreocupadas por el futuro.

Mi celular suena, es un aviso de wsp, lo ignoro un momento, tomo otro sorbo del granizado y pongo el celular en una mesita, reviso atentamente la pantalla -20 mensajes nuevos-, dudo por un segundo si responderlos o simplemente olvidarme de ellos. Al abrir la app observo que la mayorías son de mi mamá, otros de amigo que decido ignorar, y un "hola" de un numero desconocido; pensé que no tenia mucho que hacer así que respondo este ultimo mensaje.

Se inicio una conversación con este "desconocido", que en su foto de perfil solo pude ver un tatuaje de un brazo relativamente musculoso, no niego que eso capto -y mantuvo- mi atención. Menciona que ya nos hemos visto, y que él sabe quien soy, además que tenemos amigos en común; enseguida me comenta que también le han contado cosas de mi, mis cejas se arquean y le pregunto ¿qué cosas se hablan de mi?, él me responde que sus amigos le han comentado mi gusto por el sexo y de mi mente liberal.

En ese momento la conversación se hace interesante, me propone vernos, pues según él trabaja cerca a mi U. Al terminar mi granizado sé con seguridad mi destino, un modesto gimnasio a unas pocas cuadras; tomo camino por toda la Cra 13 hacia el norte, y observo como pasan miles de personas, muchos estudiantes, personas que tiene su oficina cerca, o que viven en el sector. Cuando llego al gym -después de haber caminado 15 minutos aproximadamente- subo una estrecha escalera que me lleva a un segundo piso, en donde efectivamente hay un gym modesto, con algunas maquinas. Mi desconocido me recibe amablemente, y resulta ser mucho más atractivo de lo que esperé.

Él es instructor y propietario del gym, al verlo Angie piensa en lo activa que debe ser la vida sexual de un instructor; ya que ahí puede verse desfiles de jóvenes universitarias, mujeres que seguramente la belleza hace parte de sus sustento, mujeres maduras con un segundo despertar sexual, y en general mujeres con una libido agitada.

Angie toma la decisión de no darle nombre al desconocido, y éste tampoco se preocupa por dárselo. El instructor cierra la puerta de modo que ambos quedan solos dentro del gym, enseguida él la invita a pasar a una zona húmeda, un sauna de un tamaño adecuado para tres personas máximo. Ella sin dudarlo se interesa por la invitación, entra en el sauna y lo examina minuciosamente, sonríe y percibe como ella empieza a excitarse con la conversación sin palabras que están teniendo. Angie comprende que su nuevo instructor sabe de sus intereses, así mismo, infiere que debe ser amigo de alguno de sus conocidos, -tal vez de alguno de sus amantes- en tal caso no tiene nada mejor que hacer.

"Sí, no pierdo nada", pensé, y luego me di cuenta como él se quitaba su camiseta, tiene un cuerpo muy bien cuidado y trabajado, una espalda ancha y unos brazos fuertes que, me hacen soñar con tenerlos alrededor mio. Creo, sino estoy mal que se ha duchado recientemente, pues su piel se ve fresca y brillante, puedo adivinar que lo ha hecho varias veces -me refiero a seducir a una mujer- pues, sin mucho esfuerzo esta funcionando conmigo. Me dice que busque una toalla en un pequeño cuarto al fondo, y que ahí puedo cambiarme para entrar al sauna, así lo hago, el cuarto esta oscuro, prendo la luz y puedo ver varios casilleros llenos de toallas blancas, cierro la puerta y me quito lentamente mi ropa.

No dejo de pensar en qué momento acepte esta invitación, no sé si he sido hipnotizada o si solo desde que salí de la U estoy funcionando en automático, o si mi libido tomo el control de mis acciones. Puedo jurar que no he dicho si, pero el instructor actúa como si ya lo hubiera dicho o como si asumiera un si rotundo de mi parte... pensándolo mejor, el solo hecho de venir es si, sin dudas, y en mi cabeza solo digo si.

Dejo mi ropa doblada en un casillero que esta a media altura, me pongo una gran toalla blanca que llega hasta mis rodillas; salgo de la habitación y me dirijo al sauna, veo que mi instructor ya esta adentro, esperándome, lo veo sentado con una pequeña toalla de mano apenas cubriéndolo, mi cuerpo tiembla un poco de la emoción y del anticipo de otras emociones más intensas, entonces me siento a su lado. Me deja saber que le soy atractiva con unas simples palabras, pero no puedo decir que es una conversación, más bien es como si estuviéramos sentados juntos y cada uno hiciera un diminuto monologo.

Estamos húmedos, sudorosos y desnudos, como en un juego previo en el cual ninguno se atreve, o ninguno sabe en realidad cómo iniciar.

A continuación menciona que esta listo, en un principio no lo comprendo, trato de buscar su mirada, él lleva su mirada hacia la puerta, y luego encuentra la mía, luego hace un pequeño movimiento donde sus ojos apuntan casi imperceptiblemente hacia abajo, entonces sigo su mirada y puedo ver como la toalla esta elevada apenas cubriendo una erección completa.

Con sus dedos haciendo una pinzas retira la toalla, dejándome ver por completo su pene erecto, verlo me emociona, y no ignoro mi sentir y mis deseos, enseguida me inclino, saco mi lengua e inicio a lamer de abajo a arriba su verga palpitante, el toma mi cabello con su mano como guiando y acompañado mis movimientos. El sabor me encanta, la textura me enloquece y mi humeada se acrecienta con cada lamida que le doy, lo meto luego en mi boca, chupo con entusiasmo la cabeza.

Llevo mis propios dedos a mi vagina, me penetro ligeramente con dos dedos, él poco a poco va dejando mi toalla en el suelo; tira ligeramente de mi cabello y me guía para que me ponga de pie, me pone contra la pared, lleva sus dedos a mi vagina, mete dos dedos, hace tres movimientos lentos y circulares, luego saca sus dedos, y los lleva a su boca, prueba mis fluidos, a continuación lo repite, mete dos dedos en mi vagina, da tres movimientos circulares y esta vez mete sus dedos en mi boca, luego con sus dedos aprieta mis pezones que por el calor y la humedad se conservan suaves.

Se gira y se coloca un condón, me toma de la cintura con firmeza y me besa, baja sus manos, aprieta mis nalgas, baja un poco más y me toma de mis piernas alzándome y apoyándome contra la pared, luego baja una de sus manos, toma su pene y busca penetrarme, entra de un solo empujón firme. Sin dar espera mi instructor inicia un movimiento regular, ni muy rápido ni muy lento, pero profundo y firme, me retira de la pared y me aferro a su cuello, mi peso cae sobre su pene, lo que hace que cada penetración sea aún más profunda. El ritmo continua, otros ya se habrían cansado, pero él no, él continua como si el gasto de energía física fuera insignificante.

Me aferro con mas fuerza y entierro mis dedos en su espalda, tiemblo con un orgasmo tempranamente inesperado para mi. No permito que continúe con la forma en que me aferro, él comprende y delicadamente me deja ponerme de pie, sin embargo, me toma del brazo, me hace girar de modo que quedo dándole la espalda, pone su otra mano en mi cabeza y me obliga a inclinarme, me dice que él no ha terminado, y al tiempo que me dice esas palabras de nuevo su pene esta dentro de mi vagina, esta vez con mayor velocidad y fuerza.

Mis movimientos eran limitados, en parte por mi estado pos-orgasmico, y en parte por sus manos en mi caderas que me sujetaban con firmeza; rápidamente me llene de placer, fije mi mirada en nuestras sombras y pronto llego otro orgasmo que hizo que mis rodillas flaquearan, pero mi instructor no me dejo caer y continuo penetrándome, no sé cuanto tiempo paso, pero en algún momento cruzo por mi mente que jamas iba a terminar. Aumento la velocidad, saco su pene y pude sentir como su semen cubrió mi espalda baja y mis nalgas, restregó su verga en mi cola, lentamente, como percibiendo cada curva de ellas.

El instructor me indico dónde estaban las duchas, cuando pude recuperar mi aliento fui rápidamente, sentí que me ahogaba el calor y mi propio sudor parecía quemarme. Me duche con agua tibia, escuche voces y asumí que el gym estaba abierto de nuevo a los clientes, me apresure en secarme y vestirme, y cuando salí ya había un par de personas haciendo spinning, mi instructor apenas si se percato de mi presencia y lo entendí como que debía irme; ya en la calle puedo darme cuenta que me siento diferente, más relajada, creo que la sensación que se tiene luego de hacer algún ejercicio, paso por una tienda y pido una botella de agua con gas, pues igual que cualquier ejercicio también percibo estar al borde de deshidratamiento.

Decido entonces ir a mi apartamento, y tal vez, ver una película, tal vez solo acostarme y tocarme un rato.

Quince minutos después me encuentro viéndome en el espejo del elevador, me veo algo sonrojada y radiante si me lo permiten decir; se abren las puertas del ascensor, se oye música a un volumen moderado, proviene de mi apartamento, imagino que es alguno de mis compañeros con alguna amiga, en plan de conquista y seducción seguramente, entro al apartamento y me sorprendo al ver mi sala llena de personas, tal vez siete personas, una sola mujer, y un Jairo -mi amante/compañero- casi borracho.

No entiendo muy bien lo que esta sucediendo, mi reacción es de absoluto silencio, en parte es que nunca había visto mi apartamento de esa manera, en parte es que esperaba estar sola, dudo un instante si seguir o simplemente irme... observo con mayor atención, en efecto solo hay una mujer, el resto son hombres que desconozco, la mujer esta desnuda y sus ojos están cerrados como viviendo en un mundo interior.

Continuara...

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agave

Soy mujer heterosexual

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Categoria: Microrrelatos
Fecha de Publicación: 2017-02-09 15:20:42
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