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DE FANTASEAR VIENDO VIDEOS, A NUESTRO PRIMER TRIO MHM

Las llamadas eróticas y las palabras al oído mientras teníamos sexo poco a poco nos fueron llevando a una de las mejores experiencias que hemos vivido como pareja.

Hola chicos de GC; soy Tomás, de 24 años y mi novia Hanna, de 23. Llevamos buen rato en Guía pero este es nuestro primer relato, de muchos más. Siempre manteníamos leyendo todo tipo de relatos para tener una idea de que tan locos estábamos con lo que pensábamos, pero nos dimos cuenta que como nosotros, son demasiadas las personas que cada día son más libres y disfrutan mucho más sus retorcidos deseos sexuales.

Primero quiero describirla un poco a ella. Es mi mejor amiga, una increíble pareja, amorosa y tierna como nunca nadie podía haber sido conmigo en el pasado. Ha sido la relación en la que más comprometido me he sentido, y lo más importante y diferente a mis relaciones pasadas es que primero fue mi amiga y luego mi compañera amorosa. La mujer con quien puedo ser libre y no quedar como un tonto por mis pensamientos o aspiraciones. Por otro lado, es una mujer divina, “flaquita sexy y putita personalizada” como me gusta llamarla, deliciosa, para no dejar de mirar. Su carita es de todo un ángel terrenal, su boca y lengua mantienen húmedas y con un calorcito que me pone a millón cada que la beso. Sus piernas son largas y grandes, terminando en una cintura delgada y planita (como para tomar vodka encima), su cadera tiene unas curvas que cualquier mujer envidiaría y tiene dos huequitos en lo bajo de su espalda.. ¡De muerte, parecen hechos a la medida de mis manos! No paso más de una semana sin decirle que sus nalgas me fascinan, me es imposible no apretárselas cada que la veo, no me aguanto las ganas de morderlas cada que puedo. Sus senos son pequeños, con pezones de color café oscuro; cada que intento metérmelos de lleno a la boca se ponen calienticos y sus pezones se ponen duros y grandes muy rápido, sentirlos en el fondo de la boca es lo mejor.

Debido a que estábamos viviendo distanciados por un buen tiempo, las llamadas subidas de tono, video-llamadas en las madrugadas, mensajes calientes y fotos demasiado provocativas tomaban una vital importancia al momento de mantener encendidas las ganas con las que manteníamos al estar juntos. Para que nos entiendan un poco, había ocasiones en las que nuestras conversaciones por WhatsApp comenzaban a ponerse calientes desde temprano, apenas yo llegaba de la universidad nos enviábamos fotos desnudos, toda la tarde la pasábamos en ese estado de calentura hasta que en la noche nos conectábamos vía Skype, nos desnudábamos lentamente y terminábamos en masturbaciones increíblemente deliciosas. Descubrí movimientos en mi pene que me causaban sensaciones

loquísimas, punto a favor de la masturbación personal... En otras ocasiones poníamos videos porno y nos masturbábamos mientras los veíamos, diciéndonos que nos gustaba, como nos imaginábamos haciéndolo y que le adicionaríamos a cada video [Debo hacerles una recomendación a todos los cerezos y cerezas, nos encanta una categoría de videos porno llamada “Vanilla porn”, pueden encontrarla bajo nombres como Nubile Films, Passion HD, TeenyLovers, Dane Jones]. A veces escogíamos categorías de porno diferentes a las normales para ver como reaccionaríamos y así descubrir esos deseos ocultos en lo profundo.

En una de nuestras tantas charlas y videos, Hanna me habló sobre la sensualidad y erotismo que sólo las mujeres podían impregnar en sus movimientos, me comentaba sobre la diferencia en el tacto que una mujer podría tener en comparación a un hombre. Fue así como mi ‘flaquita sexy’ me dijo que nunca había besado una nena, que no lo veía como algo fuera de este mundo y le intrigaba un poco tal sensación. Así fue como entre charla y charla terminamos viendo videos lésbicos y las palabras de emoción y excitación de mi novia iban saliendo a flote. Las calenturas nocturnas iban siendo mayores hasta que un día nos topamos con un video de un trío, específicamente MHM. ¡Delicioso!, más que fijarme en las penetraciones, me fijaba en los roces y caricias que se daban entre las mujeres, fue algo que me puso a millón, era inevitable no imaginarme a Hanna besando otra mujer. Aunque no era fácil el imaginarme a mi novia besando alguien más, el placer era mucho mayor, y la excitación acompañada de amor y confianza opacaba cualquier inseguridad.

Hanna ya estaba conmigo. Este tipo de videos se volvía algo que nos gustaba mucho y cuando teníamos sexo los poníamos para dejar volar la imaginación. El terreno se estaba tanteando. Cuando Hanna se subía en mi pene y comenzaba a cabalgarme, había momentos en que su mirada se tornaba malvada, maliciosa… hasta que un día lo único malicioso no fue su mirada, sus palabras se tornaron fuertes, calientes y morbosas. Llegó el momento en que me dijo que quería besar una mujer, y quería que yo estuviera presente. Escuchar estas palabras me pusieron loco, como un toro, el pene me bombeaba a millón y sentía que su vagina se agrandaba tanto como su poder sobre mí, no podía hacer más que mirarla boquiabierto y demostrarle lo extasiado que estaba. Estos pensamientos se hacían cada vez más fuertes e iban tomando paso entre nuestras fantasías. No podía creer lo depravada y caliente que podía ser ella. Me fascina que tuviera la libertad conmigo de querer explorar así su sexualidad, me sentía demasiado bien que mi mamasita quisiera meterse en nuevos mundos, mundos lujuriosos y carnales.

Cada que teníamos sexo dejábamos un espacio para imaginarnos escenas de este tipo. Hanna me decía que me la imaginara con otra mujer, que yo me encontraba a pocos metros viéndolas, viendo como una mujer besaba todo su cuerpo, lamía lo que era mío, que fantaseara con ella teniendo sexo con otra mujer, con que ella chupara los senos, cuello, y que su lengua se inundara de los sabores y fluidos de la boca y vagina de alguien. Escuchando eso, yo me proyectaba en una silla, inmóvil, incapaz, sin permiso de poder hacer nada.

Esto era totalmente nuevo para los dos, loco, delicioso, pervertido. Cuando nos veníamos con este tipo de cosas en mente nos hacía hervir la sangre y palpitar el corazón. Lo más delicioso de esto, era que justo después de acabar se sentía una atmósfera de amor infinito, una compresión y ternura que nos invadía todo el cuerpo, nos mirábamos a los ojos y parecía que nos brillaban. El amor en la piel..

Nuestras sesiones de sexo cada vez se ponían mejor, nos entendíamos demasiado bien y no era sino tocarnos para estar encendidos, ganosos, hambrientos el uno del otro. Siempre teníamos como base de nuestras fantasías sexuales que ambos debíamos sentirnos bien y pasarla rico. Fue así como entre besos, masturbaciones, fluidos, mordidas, caricias, saliva, penetraciones, sudor y gemidos, mi novia y yo nos imaginamos lo delicioso que podría ser hacer realidad tal fantasía, con el adicional que yo no estaría alejado en una silla.. Al contrario, participaría en todo momento. Mi novia comenzó a sentir un placer diferente, no común. Imaginarse que otra mujer me chupaba el pene y me hacía disfrutar la comenzaba a calentar. Me decía que ya se imaginaba agarrarle la cabeza a la otra nena y ponerla justo en su verguita (mi pene), ya que mi pene no era mío, pues le pertenecía a Hanna y ella decidía que se hacía o no con él. También comenzamos a fantasear con besarnos teniendo un clítoris en medio, en humedecer una vagina ajena y tener sus líquidos entre los dos y que luego yo solito me encargara de hacerla gemir mientras Hanna se masturbaba a la vez, o en que la nueva integrante se masturbara viéndonos culiar. La arrechera nos estaba invadiendo en una magnitud increíble. Yo no me oponía en lo absoluto. No sabía cómo reaccionar a este tipo de situaciones. Ella quería hacer suya el cuerpo de una mujer y el mío a la vez, no era solo sentir tonalidades y olores distintos, era tener el poder de hacernos gemir, excitar y que ambos pudiéramos morbosearla juntos. La fantasía se tornó mutua. Íbamos a tener nuestro primer trío. El problema era conseguirlo..

Después de dar vueltas por GC, enviar msjs frustrados y no tener las ganas de contratar alguien o ir a algún club swinger (en ese entonces), las posibilidades se hacían más escazas. Pasados un par de meses, celebrábamos un cumpleaños en

compañía de un gran grupo de amigos en una finca. Había mucha comida, buen sonido y mucho alcohol. Pasada la media noche cuando el alcohol hacía sus efectos y la música nos estimulaba, decidimos meternos todos a la piscina. El efecto de amor y compañerismo del alcohol hacía efecto y en los rincones de la piscina todos se abrazaban con todos para expresarse sus buenos lazos de amistad.

Recuerdo que todas las nenas estaban en una parte de la piscina, abrazándose y brindando muy alegres, bailando muy pegadas y de manera muy coqueta. Varios sabíamos que algunas amigas han tenido rollo con otras nenas, pero que de besos no han pasado, así que no me pareció nada raro, hasta que noté que Sofía y Alejandra mantenían muy cerca a Hanna, se hablaban bastante y sonreían de manera muy insinuante. Algo estaba pasando.

Entre trago y trago, Aleja le pidió el favor a Hanna que la acompañara al baño, me pareció normal pues casi todas las mujeres van de a 2 al baño. Hanna me dijo días después que cuando Alejandra le dijo esto, sintió algo de coquetería, o no sabe si quien sentía ganas de coquetear era ella misma. El alcohol inundaba a todos en ese momento.

Cuando veo que van hacia el baño, mi novia me coge la mano y me lleva hacia las afueras del baño, mientras Aleja entraba a orinar. Fue en ese momento cuando noté la misma mirada malvada, maliciosa y caliente de cuando me cabalgaba viendo videos. Ella sabía la razón de haberme llevado hasta allá. Nuestras sonrisas tomaron un aire de complicidad y el corazón latía más fuerte de lo normal.

No recuerdo en qué momento pero ya estábamos los tres adentro del baño, el baño tenía dos espejos, uno al frente del otro, lo que permitía ver todo de distintos ángulos. Había silencio pero un ambiente extraño, los tres estábamos muy cerca y continuábamos tomando licor. Los lapsos no los recuerdo muy bien pero yo sabía que algo tenía que pasar ahí, sin pensar les dije por qué no se besaban (¿). Ambas se miraron y sonrieron suavemente, se acercaron y lentamente fui viendo uno de los espectáculos más ricos y bellos, se notaba que Hanna estaba un poco nerviosa, pero Alejandra le decía que no se preocupara, que se relajara y listo. Sus boquitas se comenzaron a juntar, se daban besitos chiquiticos, de ese tipo de “besitos sonrientes”, se notaba que la saliva se acumulaba en sus bocas y así comenzaron a darse besos más largos. Cuando vi que ambas sacaban sus lenguas para besarse casi me muero. Mi novia era una total ganosa, garosa y arrecha. Besaba a Alejandra con muchas ganas, con sus ojitos cerrados y ya sujetándole su rostro. Ellas sabían

que yo estaba ahí y lo disfrutaban. Mi putita personalizada disfrutaba estar besando otra persona, una mujer, y estaba caliente por tal. Me fascinaba.

Yo no hacía sino mirar, pues sabía que era el primer beso que Hanna tenía con otra mujer, no debía interrumpir; pero luego fue ella misma quien comenzó a halarme y hacerme partícipe de ese beso. La locura. Tres lenguas húmedas, todas a la vez, moviéndose hacia todo lado, queriendo besar todas las profundidades de la boca y no poder. Ahí ya me daba cuenta que mi pantaloneta comenzaba a apretarse, el pene me bombeaba y estaba que se salía (justo como estoy en este momento escribiendo este relato, Hanna recordándolo aprieta sus piernas), cerrando los ojos mil imágenes se me venían a la cabeza. El morbo y ganas de ver todo en vivo y directo por fin me estaban matando.

Los besos ya eran rápidos y la agitación sonaba duro. Aunque todo marchaba a la perfección, Aleja dijo algo que hizo todo más tranquilo, le dijo a Hanna que lo que estaba pasando era de ese momento y nada más, que conmigo no se iba a meter o algo similar.

El licor no permite acordarnos todos los detalles pero Hanna le dijo a Alejandra algo como “Por qué no me das un regalo? Bajemosle a Tomás” ¡Casi me muero otra vez! Mis bóxer ya no estaban en mi, Hanna estaba ya poseída chupándome la verga como nunca, sentía que su garganta era más ancha, más profunda y estaba hirviendo. Aleja se acercó y comenzó a chupármela en compañía de Hanna. Mi novia recuerda que Aleja tenía los ojitos cerrados, se alejó de mi pene y miró a Aleja en su sexo oral, luego me miró a mí y sonreíamos de lo bien que todo estaba saliendo. Más que sentir la boca de otra mujer en mi pene, era el Saber que tenía la boca de otra mujer ahí, que mi novia la veía y que le daba permiso de hacerlo. A Hanna le pareció increíble el tener una nena besando y tragándose el pene que solo pertenece a ella, el de su novio, pero no sentía celos, no sentía enojo, al contrario sentía más calentura, arrechera y ganas de chuparla más duro. Ambas comenzaron a mamármelo deliciosísimo, mientras una me agarraba los testículos la otra me chupaba solo la cabeza, y luego cruzaban sus lenguas con la punta de mi verga a punto de estallar en mitad de sus bocas. Era alucinante. Maravilloso mirar sus labiecitos ahí debajo de mi. Hanna me preguntaba: “Qué se siente tener dos perritas para vos?”.

Los efectos del alcohol acompañaban las sonrisas y la descoordinación para encontrar una posición favorable para todos. Ambas ya se encontraban desnudas. Aleja se sentó en la tapa del inodoro y abrió sus piernas. Hanna se quedó mirando

fijamente, sentía algo de pena pero las ganas de probar por primera vez una vagina eran mayores, ella entendía por qué se encontraba en esa pose. Me acerqué a Hanna, doblé su espalda hacia adelante y comencé a meterle mi pene de un solo tirón, entró tan fácil, tan rico, tenía su vagina empapada y mi pene salía mojadísimo, que sensación más rica. Fue así como Hanna se acercó a la entrepierna de ella, comenzó a estirar su lengua y así besar y sentir por primera vez una vagina. Comenzó a saborear y disfrutar esa nueva textura a medida que su corazón se aceleraba, las ganas de morder y tragarse esa vulvita húmeda iban aumentando. Se lamió dos de sus dedos y comenzó a meterlos muy suavemente en la vaina que encantada estaba lamiendo, no quería lastimar lo que tanto estaba disfrutando. Mi verga seguía hinchándose y no cabía de la dicha del saber que mi mujer entendía por fin el placer de chupar una vagina e impregnarse todos sus fluidos en la cara. Esto era lo que más morbo le causaba a Hanna, saber que yo la miraba, que me daba cuenta de todo lo que hacía con otra mujer e igual era permisivo con esto. [Esto le daba pedal para poder llegar a ser más atrevida, a no cohibirse en lo sexual y ser cada vez más libre, más feliz.]

Empezó a masturbarla metiéndole los dedos y lamiéndole a la vez, descoordinada por ser primípara en eso, pero las ganas de seguir lamiendo superaban todo. Después, sin parar de penetrarla, puse la espalda de Hanna erguida, yo apretaba sus senos, lamía su cuello y Aleja se arrodilló para comenzar a deleitar a mi novia con un oral que hasta el día de hoy no olvida. Mi putita estaba siendo penetrada y su vagina siendo chupada y lamida a la vez. Uff. Me decía que le encantaba tener mi fuerza atrás toda caliente y adelante mojarse más por culpa de la lengua de su cómplice. Hanna constantemente miraba a Alejandra y a mí por medio de los espejos, se notaba en su mirada el poder absoluto que tenía de la situación, poder mirar a quienes se esmeraban en darle placer solo a ella. De nuevo mi putita, mi flaquita golosa y garosa se convertía en toda una diablita depravada, que rico!!!

De un momento a otro, las luces de toda la finca se apagaron. Abrí la puerta del baño a ver qué había pasado y ya todos se habían acostado, queríamos seguir en nuestro faena pero el apagón nos sacó de la onda. Me fui a prender las luces y mientras tanto ellas dos se vistieron por miedo a ser vistas. Llegué de nuevo y ella dijo que se iba a “dormir”, Hanna me dice que lo más seguro es que iba a masturbarse.

Quedamos con cara de una sorpresa total. No entendíamos como había pasado eso. Siempre habíamos leído en GC que los tríos MHM siempre están más cerca,

entre conocidos que con gente en internet, pero no imaginábamos que precisamente con ella sucedería esto.

Nuestra calentura seguía aún. Hanna me puso a olerle sus dedos, pues olían a vagina y no era precisamente la suya, esto fue delicioso, un nuevo olor, nueva vagina y todo por culpa de mi novia que se la estaba devorando. Le dije que nos fuéramos para una mesa cerca a la piscina, que quería seguir comiéndomela solita (en ese momento ya no me importaba si alguien nos veía o no, tenía todo tipo de fantasía a flor de piel), pero preferimos irnos hacia la cocina, me hice de espaldas contra un muro y las riquísimas nalgas de Hanna comenzaron a golpear mi pene, estábamos más arrechos que nunca, más depravados, sucios y garosos. Ella comenzó a hablar con sus dientes apretados, me decía que ya me había confirmado cuan perrita podría llegar a ser, se seguía oliendo los dedos con el sabor aún latente y más acelerábamos el ritmo de nuestras embestidas a medida que apretaba más sus caderas. Sudor. Embestidas. Calor. Fluidos. Hanna pensaba en lo rico que hubiera sido haber terminado con Alejandra ahí. Ella comenzó a sentir mi respiración en el cuello y gemíamos con fuerza y con la boca cerrada para que no nos escucharan. Cada que sonaban más sus nalgas, más se excitaba. Mi putita golosa estaba ya a mi poder por fin, me decía que le encantaba que me apoderara de ella, que empezara más brusco y que era muy rico estar sumisa a mi poder y a mi arrechera… Los testículos me comenzaban a apretar, sabía que estaba a punto de derramarme, le susurraba en el oído que ya por fin venía lo que tanto le encantaba: su lechita. Comencé a derramar todo mi semen dentro suyo mientras llegábamos a nuestro orgasmo y poco a poco dejábamos de jadear, disfrutando nuestro primer y no último trío.

Nos fuimos para los cuartos, nos abrazamos durísimo y nos quedamos dormidos con una sonrisa increíble, sabiendo que más que novios, éramos cómplices.

Al otro día, nadie se había dado cuenta de nada de lo ebrios que estaban. Charlábamos los dos de la situación y no podía sacarme de la cabeza todo lo que había visto. Le dije que fuéramos a otro baño, quería chuparle su vagina; ella, ya toda fácil y putita mía, no se negó. Le corrí su vestido de baño y chupaba y lamía su vagina como nunca de tan solo imaginarme que ahí estuvo alguien el día anterior haciendo lo mismo. Hanna me comenzó a pedir el favor de que la dejara bajarme a mí, tan putita se había vuelto que ya me pedía permiso… Me la chupaba con mucha más hambre de lo normal, se olía sus dedos y ponía carita triste que porque ya no olían a vagina… Que hp morbo me causó eso, me dieron ganas de volverla nada!!

Me decía que quería destrozarme la verga a punta de mamadas: “No quería ser tierna, quería ser una puta”.

No queríamos armar mucha murga por estar encerrados mucho tiempo, era un rapidín. Tomó el control sobre mi y no me dejaba mover para nada, solo me arrinconaba contra la pared y se penetraba ella solita. Este baño también tenía un espejo, pero más pequeño, me miraba y decía “Quien es tu putica? Eh?”, me miraba con rabia, me culiaba más duro para no dejarme ni pensar. “Mira el espejo, mira lo bien que nos vemos culiando”. Se habían cambiado los papeles, ya no era mi putita, sino quien me mandaba y me ordenaba como moverme, mirar o comportarme. Fue sintiendo en su pecho la presión de cuando sabe que viene su lechita: “Quiero tu lechita en mi, dámela ya!”, gemíamos de nuevo muy suave, pero con respiración acelerada [Cerez@s, no saben lo caliente que estoy escribiendo y recordando todo esto]. Hanna se iba perdiendo en mi piel, en mi respiración y en los recuerdos que Alejandra había dejado. Pudimos venirnos juntos dejando el rastro de mi semen por toda su vulvita que aún palpitaba.

Luego de volver de la finca a nuestras casas, no teníamos ganas de ternura ni nada por el estilo, la relación estuvo llena de deseo, malicia, ganas de escupirnos y estar más arrechos q nunca. Fue una de nuestras mejores experiencias sexuales, a partir de ahí comenzamos a autodescubrirnos y expandir nuestros límites en cuanto a conciencia erótica y sexual, permitiendo increíbles avances en orígenes de placer entre los dos. Comenzamos a usar diferentes jugueticos, métodos de hablar, juegos de roles, ataduras, etc.

Ya que el apagón de luces no dejó terminar muy bien nuestro primer trío, los 3 hablamos y acordamos volvernos a encontrar para tener un nuevo encuentro, más íntimo, largo y desenfrenado. Dependiendo de que tal nos vaya con este relato, les contaremos el reencuentro y más cosas que hemos experimentado. Pd: Hay un adelantico del reencuentro en nuestro perfil.. Par foticos ;)

Así fue como la buena comunicación en pareja te lleva a hacer cosas como estas.

Espero nos cuenten que tal les pareció, les pido mucho respeto y paciencia con la lectura tan larga, pero sentimos que es algo en lo que no podemos escatimar palabras ni sensaciones. Fue un gran cambio en nuestra vida sexual y amorosa.

Saludos cerez@s.

hanna-y-tomas

Somos pareja swinger

visitas: 3533
Categoria: Tríos
Fecha de Publicación: 2017-08-16 04:13:51
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5 Comentarios

Muy buen relato. De las cosas que hemos pensado con mi pareja vivir, pero que no son tan fáciles que ocurran.

2017-08-26 16:00:28

Ya lo habían publicado antes, sin embargo volver a leerlo es igual de emocionante. Felicidades por esa confianza, rica experiencia

2017-08-19 15:03:26

excelente, muy buen relato, nos teletransportamos a la finca viendo esas escenas

2017-08-18 21:57:12

Bufff, excelente relato, y que gran relación la que tienes con tu chica!! Este relato ha sido uno de los que más caliente me ha puesto

2017-08-18 01:43:37

Muy buena experiencia, con detalles que permiten ser espectador a través de la lectura , hacia bastante no disfruta un relato tanto !

2017-08-16 21:14:39