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La Evolución Del Sexo Anal

A lo largo de mi vida siempre he disfrutado mucho del sexo anal. De algunas mujeres he sido la primera vez, y con otras lo he disfrutado cuando ellas ya han tenido la experiencia y lo han aprendido a disfrutar. Pero solo con una he vivido el proceso completo, y ha sido grandioso.

La primera vez me sorprendió, pues fue también la primera vez que estuvimos juntos. En esa época no éramos nada, solo un par de personas que nos teníamos ganas.

Después de hablar bastante por facebook, y de un par de descuadres de agenda, por fin nos encontramos. Ella tenía cara de asustada, y aunque logró disimular un poco, entre los nervios y mis chiste malos, noté que no había tenido un buen día. Aún así intenté hacerla sentir lo más cómodo posible.

Yo hace tiempos que la deseaba. Aunque al principio eran solo letras y códigos en una pantalla, me encantaba su forma de pensar, su sarcasmo, su humor negro y ácido, que en varias ocasiones le había costado algunos insultos en línea de algunas mentes débiles que rara vez entienden el sarcasmo en línea. Pero a mi me tenía fascinado.

Ese día sin embargo, entre el mal día y los nervios de nuestro encuentro, dejó salir por un breve instante la niña asustada a la que le queda difícil disimular cuando no está detrás de una pantalla. En persona todos somos diferentes. "Ni tan inteligentes como en twitter, ni tan felices como en facebook" dicen por ahí. La realidad es diferente.

De todas formas no se echó para atrás. Fuimos a la residencia, y después de alguna charla, nos sacamos la ropa y comenzamos a disfrutar. Estaba embelesado con su cuerpo, es mucho mejor de lo que ella misma cree. Disfrutaba su piel suave, sus labios carnosos, sus senos deliciosos en donde podría quedarme una eternidad. Me dijo que nadie había podido hacerla venir solo con sexo oral, y tomé eso como un reto. Y mi lengua bajó hasta sus hermosos labios inferiores y comencé a darle placer como si el mundo se acabara al día siguiente. Ella solo gemía y se dejaba hacer, hasta que logré sacarle varios orgasmos y un squirt que la dejó sin aliento. Me agradeció con un oral increíble, y luego se subió a cabalgar mi verga como si se hubieran acabado sus preocupaciones. Ambos disfrutamos de lo lindo, pues las ganas acumuladas eran ya insoportables.

Luego fue cuando me sorprendió. Yo ya pensaba que hasta ahí íbamos a llegar ese día, y estaba más que satisfecho. Pero estando desnuda sobre la cama me dico "quiero que me des por detrás. Quiero probar el sexo anal contigo". Yo no podía creer lo que estaba escuchando. Le pregunté varias veces si estaba segura, a lo que respondió siempre que sí. La puse de lado, la lubriqué bien, y comencé a introducirle los dedos, uno por uno, con mucho cuidado. Finalmente mi verga entró, y con mucha delicadeza me introduje en su más íntimo interior, donde nadie antes había explorado. Fue glorioso, pero sabía que ella no lo había disfrutado del todo, pues el dolor de la primera vez tiende a desanimar a la mayoría de las mujeres.

Sin embargo la vida me dio la oportunidad de seguir a su lado, de tener muchas más noches de sexo, aventuras y locuras. Y conforme fuimos explorando nuestros cuerpos y más placeres del sexo, ella también se fue soltando. Me lo pedía cada vez más seguido "quiero que me des por detrás", esas palabras que todo hombre sueña con escuchar.

Ahora cada que lo hacemos por delante, ella misma introduce uno o dos dedos en su ano, con lo que alcanza más fácilmente el orgasmo y el squirt que tanto me enloquece.

Una noche mientras me cabalgaba, ella misma se acomodó mi verga en su entrada trasera y cabalgó sobre mi mientras me introducía en su estrecho agujero. Y no tardó en venirse a chorros sobre mi abdomen con mi verga dentro de su culo. No me aguanté y le llené de leche las entrañas.

La última vez, una mañana después de una noche de sexo, me sorprendió mientras la penetraba de lado. Ella como siempre con sus deditos atrás, me dijo "tengo el ano muy dilatado, me están entrando dos dedos... quiero que aprovechemos y me des por detrás". Efectivamente estaba muy dilatada. Entré en su ano prácticamente sin lubricante.

Dado mi tamaño, nunca había podido entrar del todo en ella, para no hacerle daño. Esta vez fue diferente. Ella me pedía que siguiera entrando, y no descansó hasta que lo tuvo todo dentro de ella. Yo no podía creerlo. Comencé a moverme suave, pero ella me pedía más. "Dame duro" me decía, y yo obedecía. Toda mi verga entraba en su hermoso trasero mientras ella abría sus nalgas y gemía de placer. Estaba disfrutando el sexo anal más que el vaginal. Sus fluídos no se hicieron esperar. Mojaron mi cama como me encanta que lo haga, y mi leche inundó sus entrañas en un orgasmo inolvidable. El proceso había culminado. Desde la primera vez cuando el dolor no dejó avanzar mucho, este era el resultado de mucho tiempo de locuras y cariño, que espero no termine. 

AliceXavier

Somos pareja swinger

visitas: 1910
Categoria: Sexo anal
Fecha de Publicación: 2017-12-13 08:09:09
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