Tres amigos, como de costrumbre fuimos a un prostíbulo, allí nos conocían y las chicas con las que pasabamos el rato eran casi siempre las mismas. Muy honradas por cierto.

Era el 31 de octubre y fuimos a ver a nuestras graticas disfrazadas. Allí estaban con sus cortos y poco inocentes atuendos. Tomamos cerveza, luego aguardiente, vimos unos shows y al final de la noche decidimos ir a negociar a un motel para que nos dejaran quedar a todos. Efectivamente lo conseguimos.

Llegamos, nos duchamos en grupo, solicitamos el servicio de jacuzzy, una botella de trago y continuamos la fiesta. Teníamos una baraja y comenzamos a jugar, donde el ganador imponía una penitencia a dos de los perdedores al azar. El primero en ganar fue Jaime, él dispuso que dos chicas hicieran una tijera lesbiana, Karina y Jenny se fueron a la cama, cada una se acostó en dirección contraria a la otra y entrecruzaron sus piernas, luego apoyándose en sus hombros levantaron sus pelvis y comenzaron a frotar sus vaginas mientras reían y el resto las acariciabamos por todo lado.

Luego ganó Mario, quien seleccionó a Mariana y a Luis para que hicieran un 69 por tres minutos. Ambos fueron a la cama y se dispusieron. Ella tomó su miembro y comenzó a succionarlo, pero la erección no llegaba, Luis reía y decía que ya casi, pero no pasaba; mientras tanto él se atragantaba con los grandes labios de esta dulzura, abría sus nalgas y lamía el ano esporádicamente. Mariana tomó los testiculos de él y los lamió con mucha suavidad, el cerró las piernas y soltó una risa muy particular, pero aún así no pudo parar su miembro, aunque el líquido preseminal se le salió, por lo que ella detuvo todo, dado que no le gustaba.

Cuando Jenny ganó, no podía contener la risa y mandó a Mario y a Luis para que se pusieran dos disfraces, uno de policía y el otro de sirvienta. Ambos lo hicieron y tuvieron que hacer una 'tijera' por dos minutos. Mientras esto sucedía en medio de risas y todo tipo de comentarios, Karina untaba un aceite en su dedo y comenzó a introducirlo en el ano de Mario, mientras Jenny le daba aguardiente, luego hicieron lo mismo con Luis. El siguiente juego empezó y ellos no se habían quitados los disfraces, para su infortunio, Jenny ganó y esta vez debían penetrarse mutuamente.

Alistaron los aceites, Karina dilataba con sus dedos a Mario y Jenny a Luis, mientras mariana les daba trago. Pasados unos minutos los subieron a la cama, ambos se miraban y reían, a su vez que los dedos de las chicas los penetraban. Luis tuvo que acceder primero por un sorteo con una moneda. Mario se colocó su preservativo, le aplicó lubricante y empezó a introducir su glande en el ano de Luis, con mucha dificultad lo logró. Luis lloró del dolor, pero soportó; Mariana le puso uno de sus pechos para que lo chupara mientras que él era ensartado por su amigo. Luis se agarraba con fuerza de las piernas de Mariana y soportó las embestidas de Mario. Se llegó la hora del cambio y mario pidio una vagina para lamer y soportar lo que se le venía.

Luis estaba erecto, las venas de su miembro palpitaban y con cierta mirada perversa, sabía que era la hora del desquite. Hizo dilatar a su amigo una vez más por parte de Jenny, se colocó su condón y abrió las nalgas de Mario; extrañamente sus carnes eran separadas por semejante miembro tan grande, sin la misma dificultad que habíamos visto anteriormente. Karina tomó la cintura de Luis y ayudaba al movimiento pelvico para que fuera con más violencia. En cada embestida, la cara de mario quedaba enterrada en la entrepierna de Mariana. Así había pasado el minuto, pero Luis no se detuvo, y Mario le dijo, véngase, termine lo que está haciendo y así sucedió. Un par de amigos eran ahora oficialmente amantes.

Karina, Mariana y Jenny servían tragos por doquier, dijeron que ya no más juegos y que todos debíamos estar con todos; pero eso es algo para otro relato, por ahora los dejo con esta pequeña narración de un hecho de la vida real...