María tiene 38 años, ocho años mayor que yo, dos hijos, es morena,delgada, posee cierto encanto que enamora, es atrevida, alegre y honesta, además de ardiente y complaciente.

Nos encontramos en cierta fiesta a la que fuimos invitados, ella llevaba un vestido largo blanco y una chaqueta, bailamos toda la noche, entré chistes, sonrisas  y  música nos fuimos ganando confianza, intercambiamos números para seguir en contacto.

Algún tiempo después la salude por whatsapp, comenzamos a charlar y a contarnos cosas el uno del otro, ella mantenía una relación con un hombre casado, ya llevaban cerca de ocho años. El era compañero de trabajo, cierto día ella le pidió que fueran amantes puesto que se sentía sola y quería un hombre que le quitará las ganas, después de algun tiempo aceptó la llevo a un motel, desde entonces fue su amante. 

Después de muchas conversaciones le propuse un acoston conmigo y ella dijo que si pero como no teníamos dinero era complicado, después de un tiempo me invitó a su casa, esperamos a que los chicos se durmieran y nos fuimos para la habitación, nos acostamos, apagamos la luz. Nos besamos como dos amantes conocidos, recorrí su cuerpo aún con su pijama deteniendome a disfrutar sus senos que por ciento son deliciosos y en sus nalgas respingonas, cuando cogió mi pene que aún no estaba erecto se burló diciendo que lo tenía pequeño, después empezó a acariciarlo hasta que se paró completamente, en ése momento ya había cambiado de opinión y decía que estaba delicioso que se lo metiera, le quité la ropa, le chupe los senos, me detuve para colocar el condón, me metí entré sus piernas intentando penetrarla, ella estaba mojada y resbala, ella me decía que dejáramos así que esperamos un poco, busque con mi mano su vagina, coloque mí pene en la entrada comenzando así a conquistar sus labios superiores, después los inferiores hasta qué mis testículos chocaron con sus nalgas. La penetre con frenesí mis bolas estaban húmedas por sus líquidos que salían incesantes lubricando las despiadadas embestidas que sin ser mi intención le proporcionaba hasta que sentí un delicioso orgasmo de ella sacó mi pene su vagina al apretarce, luego la volví a penetrar hasta venirme la escena se repitió ocho veces ésa noche hasta que agotamos los condones que había dispuesto para la noche. Salí de madrugada pensando en lo delicioso que la había pasado y ella se quedó meditando que tal vez yo ya no volvería y está sería nuestra única noche.

Gracias por leerme es una historia verídica, sus comentarios son valiosos así que pueden dejarlos de está manera me animare a continuar narrando la historia de los dos, llevo 1años con ella y como pueden imaginar son muchas aventuras