Cierto Lunes reciente, me encontraba en casa cuando recibi una llamada inesperada, era mi jefe, era tarde, muy tarde para tratarse de una llamada laboral.  En algunas ocasiones por cosas del trabajo tuve que estar a solas con el y entablamos conversaciones un poco subidas de tono, sentia la suficiente confianza para hablarle de temas que no se hablan con cualquiera.

Me agrada, es maduro, muy inteligente, un caballero respetuoso y una persona que se ha ganado a pulso su status de vida. Un hombre digno de admirar por quien siento mucho respeto pero no puedo negar que en algun momento si me imagine cabalgando sobre el, pero solo fue eso, nunca sospeche que a mi edad levantaria tan bajas pasiones en un hombre tan interesante.

Su llamada y su confesiòn me cayó como un balde de agua fria, porque a pesar de que en algunos lapsus soñé con ser suya, por mi mente jamás imaginé que el sentimiento era mutuo, y que por sus propias palabras esa noche literalmente moría de ganas por comerme.

Me sentí alagada, 45 minutos escuchandolo, había bebido y quizá eso le ayudo a sacar a flote lo que llevaba dentro desde hace un buen tiempo.  Literalmente me sonroje, no imagino como estaria si la conversación hubiese sido frente a frente.  

Me invito a la oficina esa noche, y yo sin dudarlo acepte, sentia un no se qué en el estómago cuando estaba llegando, me sentia emocionada, sobre excitada porque yo ya sabia lo que el queria de mi y por supuesto lo que yo queria de él. Al fin y al cabo los dos somos personas maduras y ya no estamos para jugar a los adolescentes.  Al llegar me abrazó y me dijo Qué bien hueles! Brindamos con un tequila por este encuentro y entre tequilas, cervezas, charla muy amena y música simplemente me dejé llevar....