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Por fin con mi Hermana Luisa

Hola hoy quiero compartir esta historia, paso hace varios años, pero fue tan placentera que hoy la ciento como presente.

Tenía por esa época 36 años, vivía en Medellín en un barrio llamado laureles cerca de la zona turística la llaman la 70.

Cuando era pequeño, más o menos a los 10 años mi madre murió y mi padre se volvió a casar con una mujer que tenía una hija de mi misma edad. Durante esa niñez vivimos como buenos hermanos, fuimos educados con tranquilidad y tanto ella como yo éramos muy solidarios, no recuerdo a la fecha que allá tenido ninguna discusión.

Crecimos, ella una morena delgada con muy buen cuerpo más o menos de 170 de altura, unos pechos redondeados y una gran cadera como buena antioqueña. Yo 175 con contextura normal y con un pene normal de unos 18 cm.

Cuando nos graduamos de U. fue el primer momento que vi a mi hermana Luisa de forma diferente, recuerdo que tenía un novio que hoy es su esposo, muy caliente y siempre que la visitaba el tipo siempre en la sala la besaba sin control. Uno de esos días desde mi pieza sentí que ella se quejaba y con cuidado me acerqué a observar sin que ellos se dieran cuenta.

Valla sorpresa Jorge sentado en el sillón y ella sentada sobre él y de espaldas se la clavaba a lo loco. Ella subía y bajaba, yo podía observar sus pechos, su vagina jugosa que humedecía la verga de Jorge. En ritmo delicado, mi hermanastra se movía como una bailarina y se quejaba, él le agarraba sus senos, se los apretaba. Ella mordía sus labios desesperada, pero con una pasión desbordada. Yo veía como las manos de él acariciaban su clítoris aceleradamente.

Fue tanta mi excitación que intente ubicarme en mejor posición para ver ese gran espectáculo, con tan mala suerte que Luisa me vio, fue tanto el susto que ella intento para, pero su novio sin darse cuenta la cogió de los brazos, no la dejo salir, la tenía atrapada con su verga y con sus manos, ella con el placer de esos empujones en su vagina continuo y empezó mirarme, con una gran sonrisa de perra en celo. Me miraba y se movía con más ganas, era desorbitante. Yo intencionalmente, saque mi verga y empecé a masturbarme aprovechando que él no me veía pues ella con su cuerpo me tapaba, me pare erguido y frente a frente nos miramos, ella, ella con esa verga a punto de explotar, gritando más duro de placer, no solo por lo que él le hacía, sino de verme haciéndole honor a su sexo, todos aceleramos como si estuviéramos sincronizados, ella ya brincaba sobre la verga de Jorge, él la empujaba hacia arriba y la hacía gravitar por momentos, ella empezó a retorcersesacando su primer orgasmo, temblaba de placer, pero siguió moviéndose como loca y saco uno más, gritaba más duro y empezó a mirarme como diciéndome que quería ver mi leche, acelere de placer y a la vez veía como Jorge También se acercaba a su orgasmo, los dos al mismo tiempo soltamos nuestra leche, mi verga roja venosa lanzo un largo chorro que llego a la mitad de la sala y Jorge ya gemía con león de placer.

Nos fuimos calmando, el sudor corría por los senos de Luisa, gotas caían por sus pezones, sonreíamos, fue una locura, y para mayor placer, ella se movió un poco permitiendo que el semen saliera de su vagina y las gotas de semen bajaran lentamente por la verga todavía hinchada y con espasmos, bajando hasta sus testículos.Ella me mato el ojo, sonrió y se levantó, se puso frente a él, y nuevamente se lo clavo, ya veía su trasero lleno de sudor. Gotas de sudor caían en su trasero, note que él se puso a mamar sus senos y ella acomodándose me obsequio el espectáculo de su agujero negro, ya se movía lentamente, y pude observar con lo fruncía, como queriéndome decir que quería una doble penetración, ese hoyito negro y arrugadito me llamaba. Poro no me atreví. Me devolvía mi cuarto y silenciosamente entre al baño, me metí a la ducha, seque mi sudor vi como mi verga también tenía pequeños espasmos y descanse.

Al otro día intenté hablar del tema con Luisa, pero me rehuía, mil una vez, quise abordarla, pero no se dio y más aún, el tipo este, cada día estaba más cerca de ella. Los días y meses pasaron, los mese pasaron. Ella se casó y se fue a vivir a Bogotá. Yo igual me casé y como les dije vivo en Medellín.

Pero la historia no acaba, ya cuando teníamos 36 años y con gran sorpresa Luisa me llamo y me dijo que venía a Medellín a hacer un curso en la Eafit, y que, si podía hospedarla, que venía sola y que sus dos hijos se quedarían con Jorge. Se me vino como un estallido aquel día y con voz temblorosa le dije si, que claro, que ella era mi amada hermana.

Le conté a mi esposa, y ella que también la estimaba, estaba gustosa. Susana mi esposa organizo un pequeño cuarto que teníamos, que no poseía baño, pero lo arreglo como mucho aprecio.

Luisa llego la recogimos en aeropuerto y en el camino le dijo a Susana que se sentía mal por importunar y que eran 20 días, pero que la última semana Jorge vendría por ella y pasarían los últimos días en un hotel ya que la madre de él había quedado de cuidarle los niños esa semana.

Así las cosas, llegamos al apartamento, le mostramos el cuarto, ella se encerró y empezó a instalarse, se demoró un buen rato y salió con unos pequeños pantalones de ceda blancos de dormir y con una blusita de la misma tela con los hombros descubiertos. No traía brasier y se insinuaban sus pezones y los pantaloncitos apretaban su vagina que se veía forradita y abultada.

-Huy cuñada te ha asentado Bogotá estas más troza, te vez muy bien, tu marido debe gozar mucho.

Las dos sonrieron

-Hay me disculpan voy a provechar el calorcito ya que en Bogotá el frio es muy duro y vestir así es difícil, aquí el clima me encanta, Además me quedare toda la tarde descansando.

-Perfecto cuñada entonces ágamos pijamada desde tempano mandamos a pedir una pizza y nos desatrazamos.

Susana corrió al cuarto y fue a cambiarse. Regreso rápido con un negligee trasparente, el encaje tapaba sus senos que eran grandes y con pezón grande que se insinuaban un poco y se observaban en sus bordes, traía una pequeña tanga blanca que también se tapaba que los encajes del pequeño negligee. Muy atrevida pero mi mujer era muy liberal para estas ocasiones, máximo si era mi hermana la que llegaba. Traía en sus manos un pantalón corto de pijama, y lanzándomelo me dijo cámbiate y pasemos un buen día en casa, espero que no tengas escusas para salir hoy.

Me levante para ir al cuarto a cambiarme, pero Luisa me detuvo y dijo:

-Huy hermanito no necesitas irte a cambiar al cuarto, que no te conociera, recuerda que hasta nos bañábamos juntos desnudos cuando éramos niños, (cosa que no era cierto).

Esto me puso a mil, y me cambié rápidamente delante de ellas sin hacer repulsa, lo hice rápido pues ya mi verga empezaba a ponerse tiesa.

Ese mensaje me había dejado volando toda la tarde planee mil formas de cogerme a mi hermana, planee mil estrategias y más aún insinué momentos con ella sola pero mi esposa siempre decía que ella participara en las salidas.

Hablamos mucho, llego la pizza, se planeó la comida también a domicilio y Susana –ya llegando la noche- planteo que tomáramos unos tragos y abrió una botella de Aguardiente antioqueño, para celebrar la llegada de Luisa.

Reímos y para mi sorpresa Luisa puso unos boleritos salsa y le dijo a Susana que bailaran. Eso fue alucinante ver a mi hermanastra al lado de mi esposa vestidas así, lo hacían natural, pues es muy común que a falta de parejas en mi ciudad las mujeres bailen juntas.

Se movían, meneaban sus caderas, daban vueltas reirán y entre vuelta y vuelta tanto a Luisa como a Susana se les corrió y cayeron a mitad de la cintura sus camisones. Pasaron cinco largos segundos ante que ellas se percataran, fue bellísimo, fue un tiempo suficiente, mi cerebro lo vio en cámara lenta, sus redondos senos grandes por la edad, pezones hermosos, ya un poco caídos que brincaban al ritmo de la música. Alucine pensé brincar y cogérmelas a las dos, chupármelas, morderlas, pero se percataron y se las volvieron a subir riéndose como si aquí no hubiera pasado nada.

El trago nos fue calentando a los tres y Susana se me acerco y al oído me dijo.

-Quiero estar con Luisa esta riquísima.

Susana y yo ya habíamos ido al swinger del estadio, ese que queda en un segundo piso y había sido un rato muy agradable, allí mi mujer se había desinhibido y había estado con otras chicas, (pero esa es otra historia).

Aceptando de inmediato me levante y le dije a Luisa que bailáramos, ella accedió y la acerque a mi cuerpo, sentí sus senos, sus pezones, ya se notaban mas, estaba excitada, y le murmure al oído.

-¿Te acuerdas de ese día cuando te vi con Jorge? No lo olvido y me he masturbado mil veces pensado en ese día, que rico culminarlo hoy.

Me respondió al oído

-Siempre y cuando Susana participe.

Y se apartó mirándome con placer y dándome una rica sonrisa.

Me aparté y me dirigí a mi esposa, ella me esperaba con expectativa. Estire mi brazo la levante y nos pusimos los tres a bailar.

No hubo mucho que hablar el lenguaje del cuerpo lo decía todo.

Ellas dos de frente se besaban sus cuellos yo detrás de Susana le quitaba su negligee, y luego sus tangas.

Luego me puse detrás de Luisa e hice lo mismo, primero su pequeña blusa y luego sus cacheteros.

Ya se juntaban, yo detrás de Luisa apretaba sus pezones y la besaba en el cuello, los gemidos de las dos empezaban aumentar.

Me quite mi Pijama y mi verga brinco. Volví donde Susana sobe con mi verga su trasero, ella lo empino y yo agachándome un poco la deslice entre sus piernas y en ese momento sentí la mano de Luisa que lo sobaba y se fue arrodillando, al punto que entre las piernas de mi esposa me lo empezó a mamar y a la vez le daba de lengua a mi mujer. Yo le acariciaba sus senos y sentía la boca se Luisa que cogía la cabeza de mi verga con sus dientes suavemente.

Mi mujer tiro la cabeza hacia atrás y me dijo:

-…atiende a tu hermanita, quiero hacer lo mismo...

Me retiré y levante a Luisa, metí mi verga entre sus piernas, mientras mi esposa se arrodillaba a darle lengua en su vagina a Luisa, y sentí la boca de mi esposa chupándome.

Estuvimos un rato en esa posición, mi esposa gozaba y murmuraba de como sabia de rica Luisa, se escuchaba como la chupaba y se saboreaba.

Cámbianos de posición, Luisa se acostó de espaldas y Susana la siguió, se arrodillo entre sus piernas, y siguió lamiendo su vagina. Se quejaban, yo me acerqué y arrodillado a la orilla del sofá le di a mamar de mi verga.

-no sabes cuánto soñé con tenerlo en mi boca, desde aquel día, de estar contigo a solas.

Mi esposa levanto al cabeza.

-Luego me cuentan con detalle, quiero saber de esa historia…

Y volvió a meter su cabeza entre las piernas de Luisa. El culo de mi esposa se veía levantado, era un espectáculo por todos los lados.

Mi esposa se levantó y puso su vaginaen la cara de Luisa, yo la remplace, fui a probar el tesoro que tanto soñé.

Su concha gordita, estaba rasurada, su clítoris rosado e anchado, sus labios vaginales morenos. Lo recordaba, pero ese olor era lo nuevo, olía delicioso, estaba húmeda de la saliva de mi esposa y de sus propio juegos, la chupe con fervor, metí mi lengua, busque lentamente su clítorisy cuando los encontré los chupe suavemente, Luisa gimió de placer, …

-Si así, mas, chúpame, mete tu lengua…

Pero mi esposa la callaba con vagina.

Susana voltio y dijo…

-Méteselo, complace a tu hermanita, complace a nuestro huésped hasta gemir, quiero sentir sus gritos en mi vagina.

Me levante y puse mi verga en la entrada de cosita, había envidiado a Jorge por haber poseído esa vagina, con la cabeza le sobe lentamente sus labios y el clítoris, y lentamente para gozar ese momento lo metí lentamente, quise que mi verga, sintiera, el roce de su labios, de su orificio,y empecé a bombear despacio,y aumentando el ritmo cada vez con un golpe final como invistiéndola. Cada embestida la hacía gritar chillaba, y seguía murmurando…

-Así, mas …

Mi mujer se bajó, se voltio, e hizo un rico 69, mientras yo la penetraba, ella metió su lengua y de vez en cuando me chupaba mi verga.

Finalmente nos fuimos para nuestra pieza y allí me acosté, mientras mi mujer se posesionaba de mi verga y se la metía, Luisa ponía su vagina en mi cara. Las dos se besaban y tocaban sus senos frenéticamente.

Luisa se bajó y mi esposa me abrazo, levantando su trasero, sentí como mi hermanastra me acariciaba mis huevos, y me los chupaba.

-Luisa –dijo mi esposa-, chúpame el culo, quiero sentir tu lengua allí ,,,si así, delicioso, lo mejor…

Nos levantamos y Luisa y yo nos fuimos a chuparle la cosita a mi esposa, a meterle los dedos, a sobarle como locos su clítoris. Ella se retorcía, de pasión, por momentos nos besábamos y nos pasábamos los fluidos de mi esposa.

Susana empezó en loco frenesí llegaba ya su orgasmo, levanto su cintura, se movía, nos cogía la cabeza, fue sublime.

Lentamente y con pequeños espasmos y temblores se fue calmando.

Se levantó y fuimos a satisfacer a mi querida hermanastra, hicieron un rico 69 donde mi esposa estaba abajo, yo se lo metí en cuatro y mi mujer le chupaba su clítoris, esa fue la posición que más le gustaba.

Yo veía su espalda, lisa, me movía lentamente, y veía su rico ano, un hoyito arrugado, aquel que me llamaba aquella vez, me eche saliva en los dedos y lentamente le metí un dedo y lo moví al mismo rimo que le metía mi verga en su vagina, yo sentía como ella me succionaba con su culo, era experta.

Seguí, metiéndoselo y empezó su orgasmo, mi dedo en su culo, mi verga en su vagina, mi esposa chupándole su clítoris, y ella chupándole a Susana su concha, gritaba de placer, por momentos se ahogaba, se templo y empezó a mover sus nalgas hacia atrás y hacia adelanta, al ritmo de mis envestidas.

Grito y como aquella vez ya se notaba su sudor, su cuerpo hervía, caían gotas de agua que surgían de su espalda, y en aullido final como una loba en celo cayó casi desmayada sobre mi esposa, la cual dijo..

-no pares, despacio, que sienta el placer…

Ella lentamente le chupaba su vagina con cariño, y suavemente…

Yo me acosté y las dos ya con más energía se acercaron a mi verga y empezaron a mamármelo, lamerlo, succionar mis huevos, Luisa lo cogió y empezó a hacerme una rica paja, a lo que Susana la acompaño, eran cuatro manos, haciéndome una paja, no tuvieron que hacer mucho esfuerzo, puesto como un volcán explote y los chorros cayeron por todos los lados, y las dos pasaron sus lenguas, chupándose mi leche lentamente, como un gran premio …

Nos dormimos agotados de esta faena.

Dormimos en esa cama durante los días que faltaban del viaje de Luisa, y pocos días antes de que llegara Jorge…

-Muchachos que tal que cuando llegue Jorge él se queda aquí con nosotros, él no sabe de esto, pero quiero que participara, quiero que lo preparemos entre los tres… tengo una fantasía, hacerlo de nuevo como aquel día y que hagamos un rico cuarteto, quiero que me penetren entre los dos, mientras susy y yo nos besamos….

Pero eso es otra historia….

carlosmedellin45

Soy hombre bisexual

visitas: 1698
Categoria: Amor filial
Fecha de Publicación: 2020-03-31 18:32:33
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2 Comentarios

muy buen relato, la verdad yo siempre le he tenido ganas a una hermana mía, yo tengo 57 y ella actualmente 65..hubo un tiempo en que mi hermana me caminaba, pero a mi me falto dedicarle mas tiempo.

2024-02-20 20:56:31

Idolo.crack.maquina.fiera.tifon.mastodonte.tiburon.dios.

2021-10-17 09:17:36