Guía Cereza
Publica tu Experiencia

Relatos & Experiencias

Tarde de videojuegos

La tarde venía con la Lluvia y el frío a trote de corceles invadia la ciudad.

Ya teníamos un buen plan; cine, algo de comida chatarra, tal vez una cerveza... Pero justo antes de cruzar la puerta llegó el invierno mandando al traste todos los planes, y ahora, debíamos improvisar.

Esta vez a diferencia de muchas, mi compañía era del tipo de chicas que llena un lugar con su presencia, atraca sin intención a los citadinos y los despoja de miradas y balbuceos, su llamativo cabello rojo como el acero recién salido de la fragua es en definitiva, para mi gusto, motivo de hipnosis total y para mi buena fortuna, el placer de tenerla solo para mis ojos. 

Regresamos al departamento y quedamos como en un vacío existencial en el que no había muchas opciones para pasar el día, pero que va, tal vez era mejor idea quedarnos en casa.

Pedimos pizza mientras decidiamos que hacer; como opciones había netflix, la play station y unos pocos juegos, o escuchar música hasta quedar melancólicos.

En ella había cierta picardia en su mirada que no era capaz de descubrir, o mas exactamente no me atrevía a descifrar básicamente porque me sonrojaba cuando le descubría observándome.

Y es que verla apoyada en la barra americana de la cocina, con un hermoso vestido de flores que le llegaba un poco mas arriba de la rodilla, su piel blanca, su cabello rojo y su mirada ilegible... valgame Dios, hasta tartamudeé para preguntarle si prefería ver una serie o los videojuegos.

Con mis torpes reacciones le daba a entender que estaba lelo de solo tenerle cerca, y ella, ella solo sonreía como quien trata de disimular tenuemente para evitar que me sintiera incomodo.

Cuando la pizza llegó ya estaba mucho menos tenso, las risas, los chistes y las bromas iban derritiendo el hielo, ella había elegido los videojuegos y un juego en particular; "crash CTR" todo un clásico. Había momentos en que me hablaba y yo solo me quedaba entretenido con el movimiento de sus labios, y me perdía tanto en ellos que solo podía responder "si" o "no" mientras en el juego solo iba de una pared a otra sin coordinación. Pero como no si era propietaria de unos labios rosados demasiado provocativos; recordé lo que me dijo alguna vez un compañero del colegio:

- socio una mujer como tiene los labios de su boca, así tiene los labios entre sus piernas.

Me estremecí y hasta grueso tragué por semejante lamparazo mental y de paso perdí la carrera.

Hasta ese día entre nosotros disfrutábamos de unos besos exquisitos, dulces como la miel y cálidos como lava que se iban por entre la garganta; algo normal, sin prisas.

Pero este, era ese día para el que uno no se prepara, no hay consejos útiles ni manuales que sirvan porque las cosas mas maravillosas del mundo no se planean, tal como transcurría el día.

Mientras yo deliraba y ella ganaba, no éramos ajenos a las risas y bromas, a los besos cortos y los besos largos, a los besos tiernos y a algunos muy cálidos.

De un momento a otro y después de un pequeño silencio ella exclamó:

- que te parece si apostamos algo?

- como que? - Pregunté tímidamente. 

Puesssss - dudó un momento, y al final terminó su propuesta. 

- si yo gano, tu... me haces sexo oral - concluyó mientras se mordía levemente el labio. 

Me he sabido quedar petrificado y en una sola pieza, sin aliento, el corazón a mil y sin saber que decir. 

-no te gustó la idea? - preguntó. 

La verdad si, solo que me tomas por sorpresa. - respondí. 

- mejor olvidalo - agregó ella con vergüenza como quien mete la pata. 

- ok, pero si yo gano, tu me haces el oral a mi (silencio y risa picara). 

-Trato hecho - dijo sin separar su mirada de la mía. 

hay hijo de su puta madre, desde cuando soy tan arriesgado en las apuestas, pensé con la satisfacción producida por la adrenalina de ese instante. Como regla pusimos cuatro carreras de las que había que ganar tres, y en caso de empate una carrera mas para liquidar.

Normalmente no sería complicado, ya no me importaba ganar o perder, pues al final solo era una divertida excusa y en ambos escenarios yo saldría beneficiado.

Sin embargo no me la puso fácil; ella sabía muy bien como equilibrar cargas, y usaba su encanto adrede para obtener ventaja.

Yo estaba sentado en el suelo recostado contra el sofá, mientras ella estaba sentada en el sofá justo detrás de mi, descalza y con sus pies sobre el mueble y rozando con los dedos de sus pies el lobulo de mis orejas.

Yo sacaba casta de macho para no caer en su trampa, y justo cuando llegábamos a la meta estiró el pie hacia mi control haciéndome perder la ruta y al final también, la primera carrera.

Puse cara de indignado, como si de verdad lo considerara injusto, pero por dentro anhelaba la segunda carrera.

La segunda y tercera carrera la gané yo, pero me asaltaba en ese momento una duda; ¿será que si es capaz de hacerlo?.

La bella chica era hábil en los controles, algo no tan frecuente en las femeninas y eso le valió empatar la contienda Quedando dos a dos.

Sentía que se reía levemente, una risa malvada como quien planea algo siniestro; sentí que se movía detrás de mí pero no presté atención pues pensé que se estaba acomodando, y justo antes del inicio del último round, dejó caer sobre mí su ropa interior, la cual se había quitado justo en ese momento.

- no voltees- dijo con seriedad fingida.

Me quedé tieso y con el corazón desenfrenado a punto de salirme por la boca. 

Pero yo obedecí como el niño bueno y obediente que soy.

Como si me conociera de muchísimos años y ya hubiéramos gozado de las mieles del sexo, ella tenía un gusto absoluto para vestir y su ropa interior no era la excepción. Tenia en mis manos una prenda de encaje muy delicada y suave, de color blanco muy transparente inundada de su aroma embriagante y su humedad ya bastante notoria.

En mi opinión era la trampa mas valida que alguien haya puesto en mi contra, una muy efectiva por cierto pues yo me perdí en la imaginación alocada de la que soy propietario y simplemente perdí la carrera  de desempate.

Me quedé en silencio un momento con el ánimo saber cual sería su actitud. La imaginé tímida, tal vez arrepentida; pero estaba muy alejado de la realidad.

- ven - me dijo suavemente.

Yo no lo dudé y giré para llevarme cual sorpresa, estaba a punto de conocer su faceta mas íntima, estaba a un paso de desnudar su morbo conmigo como si lo esperara con ansias.

Su rostro cambió totalmente y de su mirada tierna y pícara brotaba una mujer deseosa por ser bebida por este sediento mortal.

Sin decir mas nada se sentó en el borde del sofá, subió un poco su vestido, abrió sus piernas hasta donde mas pudo y se recostó en el sofá a la espera de "su merecido" premio y mientras me miraba fijamente, con su mano derecha acariciaba sus labios inundados de néctar cálido y salino.

Ahora era mi turno; me acerqué lentamente sin perderme detalle alguno. Me atrevo a decir que no existe diccionario en el que pueda buscar definiciones perfectas para ese momento.

Y mi amigo de infancia se había equivocado con su afirmación, porque los labios que tenía frente a mi eran mucho mas hermosos y provocativos que los que me besaban habitualmente.

Tenía cerca de mi boca el fruto prohibido llamándome, sentía hambre inagotable, deseo de destrozar mis labios en los suyos, beberla toda hasta haberle robado cada gota de miel.

A medida que me acercaba a su vagina, ella vigilaba cada movimiento mío, su respiración se agitaba y cuando me tuvo lo suficientemente cerca alejó sus dedos de sus labios y los introdujo en mi boca sin previo aviso dandome la primera prueba de tan fino trago.

No lo dudé; chupé sus dedos suavemente hasta casi borrar sus huellas mientras de su boca dejó salir un tenue gemido que llegó lentamente a mis oídos. Sacó sus dedos de mi boca, los deslizó a través del perfil de mi rostro, me tomó del cabello y me tiró hacia su vagina con vigor.

No opuse resistencia, que caso tenía si hasta ese momento ya estaba conteniendo mis ganas de irrumpir a través de ella, lento y profundo. Pero todo en su momento.

Justo al momento del contacto de mis labios con los suyos todo el jugueteo subio a un nivel mas alto, su cuerpo se arqueó fuertemente, se aferró a mi cabello con fuerza como si estuviese sufriendo un dolor inconmensurable, su respiración se detuvo hasta el momento que dejó salir de su boca un fuerte gemido, tan fuerte que por un momento me preocupé por los vecinos.

Me dejé llevar por mis mas bajos instintos, acaricié sus piernas de arriba a abajo, por momentos rasgaba su piel suavemente con mis uñas, subía mis manos por su abdomen, tomaba sus pies para mantenerlos abiertos. Justo en ese momento mientras su mano derecha me mantenía preso por mi cabello y su mano izquierda se enredaba entre sus risos de cobre, pasé la puntita de mi lengua por su clitoris el cual se encontraba bastante rígido y sensible. La reacción no se hizo esperar, su respiración nuevamente se detuvo, su cuerpo se contrajo con fuerza y de su vagina comencé a sentir como me inundaba la boca poco a poco.

Estaba calmando mi sed de fuego, esa sed que sentía cada que me miraba, cada vez que me besaba o inconscientemente me rosaba. Ahora ella sabría que era la responsable de mis erecciones matutinas, ahora gozaría de las tantas veces que entre sueños, le cogí en la cocina, en las escaleras, en el baño.

Ahora no tendría que guardarme nada, ahora podría mostrale todo.

Ese momento culminó bruscamente al ella levantarse del sillón, me tomó el rostro y me beso apasionadamente con lujuria.

Ahora era su turno, las palabras ya no eran necesarias; me retiró la camisa con torpeza ( a quien le importa la camisa?), me arrojó hacia el sillón y con gran habilidad desabrochó mi pantalón y me lo quitó sin pérdida de tiempo.

Se arrodilló y quedó justo frente a mi boxer al cual se le notaba la ereccion provocada por semejante momento. Me retiró el boxer y sin decir nada introdujo mi verga erguida en su boca.

Ese momento vi el universo expandirse y contraerse a punto de colapsar, deliré al ritmo de sus embestidas intermitentes, unas veces suave, otras veces fuerte... Lograba sentir sus labios recorriendo cada pliegue mientras acariciaba mis piernas, no cerraba sus ojos, no, ella me miraba fijamente, disfrutaba de mis expresiones de placer. Subía a mí boca, me besaba y nuevamente bajaba a seguir succionando mi esencia. Me consumía poco a poco.

Ahora debía preocuparme por no estallar, porque al ritmo que iba, iba a convertirme en una bomba a punto de detonar; Así que tomé su rostro y le besé muy apasionadamente, trabajaba de mezclar ternura y lujuria en un solo cuerpo, su cuerpo.

Nos miramos fijamente por tal vez un segundo o un minuto o una eternidad, quien sabe, el tiempo se volvió relativo. me besó tiernamente y me dijo:

- penétrame, deseo tenerte dentro de mi.

No sabía que el morbo fuese tan hermoso, tan sublime, tan capaz de opacar el resto de la existencia divina.

Se puso de espaldas a mi mientras retiraba los sujetadores de su vestido el cual cayó sl suelo suavemente. Le besé el cuello, chupé el lóbulo de sus orejas, recorrí los lunares que dibujaban una constelación en su piel, besé el trío de babosas como ella le dice  a los tres caracoles tatuados en su hombro y fui desabrochando su sosten hasta retirarlo completamente.

Acaricié sus senos, sentí sus pezones duros entre mis dedos, olfateé su cabello risado hasta que se dirigió nuevamente al sofá poniéndose en cuatro para mi abriendo sus piernas y levantando su cadera, autorizandome a entrar en ella.

Tenía vista plena de todo ese espectáculo de ser que yacía frente a mis ojos, con sus pétalos abiertos cual flor en primavera, húmedos y dispuestos a mi embestida.

No lo dudé, me acerqué y le tome por la cintura, puse mi duro falo en su vagina y me deslicé lentamente a través de sus labios con contundencia hasta donde mas pude.

Acto seguido de su boca brotó un delicado gemido que me animó a retroceder y volver a arremeter con un poco mas de fuerza.

Aceleré mi ritmo hasta el punto que sus gemidos se oían como una sonata celestial, nuestros cuerpos eran en engranaje perfecto entre tu ritmo y el mío mientras que de su vagina brotaba mas y mas agua de vida, recorrí tu cuerpo con mis ojos, lo mismo hice con mis manos hasta terminar enredando mis dedos en tu cabello.

-dame mas- decía una y otra vez entre jadeos y su voz entrecortada. 

Por momento flaqueaba, pero estaba tan extasiado que sacaba alientos de moribundo buscando sobrevivir. 

Desde que empezó todo quien sabe cuanto tiempo habría pasado, nos dedicamos besos, suaves mordiscos, orgasmos finitos pero repetitivos, me cabalgaba de tal manera que no pude contener mas la presión que tenía guardada y exploté inundando todo dentro de su humanidad, finalizando con un beso que selló para siempre aquella tarde de lluvia y frío. 

Pero lo mas increíble fue que se quedara sobre mi, abrazándome, sintiéndome, siendo para mi.

Jupaavmed29

Soy hombre heterosexual

visitas: 1195
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2020-08-06 03:42:42
Más Relatos Por Jupaavmed29
Compartir en:

3 Comentarios

Muy bien :D

2021-05-27 15:39:39

De todo mi gusto. Perfecto

2020-08-08 02:50:05

No, eso esta muy largo y poético, no lo pude terminar de leer, cansa tanta vuelta y adorno a cada cosa.

2020-08-06 07:26:56

Nuestros Productos

Body Negro

MAPALE $ 158,900

Body

MAPALE $ 123,500

Conjunto Cora Negro

CEREZA LINGERIE $ 179,900