Llevábamos un año de novios, nos encantaba hacer el amor y no desaprovechabamos la mínima oportunidad para estar juntos,  nos tocábamos y siempre estábamos excitados. Desde hace días Diego miraba con insistencia mi trasero, me lo acariciaba y en la intimidad besaba mi hoyito y me metía los dedos, yo no lo dejaba seguir me asustaba pensar en la posibilidad de que esa gran verga tratará de entrar en mi pequeño agujero.

El se aguanto un tiempo hasta que un día me desperto un roce en mi ano, mire y vi esa gran polla super dura y dispuesta a explorarme, me asusté pero el me relajo, empezó a besarme, a acariciarme, a sobar suavemente mi ano y a meterme uno, dos dedos, untados con lubricante. 

Me fui relajando, le pedí que lo intentará y el estaba tan deseoso que no aguanto y me penetró de una, empecé a gritar, sentía mucho dolor, esa gran verga me estaba lastimando, él me habló al oído me dijo que respirara despacio, que me relajara y así lo hice, empecé a disfrutar, su verga entraba y salía despacio y después más rápido, se sentía riquísimo y tuve mi primer orgasmo anal.D

Desde ese día solo quería ser penetrada por mi culo, en su casa me apoyaba en el sofá, en el escritorio, en cualquier parte y me clavaba,  mi culo estaba húmedo esperando recibir esa polla que lo había estrenado y entrenado convirtiéndolo en un culo insaciable.