Un buen día, hablando con el esposo de una familiar mientras tomábamos whisky, ya la mayoría se había cansado e ido a dormir, surgió el tema de las relaciones sexuales y lo bueno, rico y malo que pudieran llegar a ser nuestras parejas, hablamos sin tapujo de lo que nos gustaba.

Una conversación a mi parecer de las favoritas, el poder hablar de lo que te gusta que te hagan, como te sueles venir, como quieres que te toquen, besen, penetren, tus fantasías sexuales, cuales has realizado, cuales te faltan, entre otras.

La conversación se tornó tan caliente, que mi mente grafica e imaginativa, no dejaba de dar vueltas con cada palabra que salía de su boca, empecé a imaginarme como me besaría, levantándome de donde estaba y subiéndomele encima, desabrochando su cierre para coger su pene con mi mano e introducirlo en mí, que sintiera lo excita y mojada que me encontraba.

No dejaba de pensar en cómo me movería, sintiendo cada vez su respiración más agitada, sintiendo como se estremece ante mis movimientos, el placer que le produciría, que sintiera mis orgasmos, porque suelen ser muchos y seguidos, que disfrutara mis orgasmos tipo squirting.

Me lo imaginaba cogiéndome en cuatro, duro como me gusta, ahí desnudos en el jardín de la casa, con el riesgo y la excitación de saber que en cualquier momento alguien se podría despertar, me imaginaba gimiendo, disfrutando, sintiéndolo.

No dejaba de desear, de imaginar, que cuando se fuera a venir me sacara su pene para metérmelo en la boca, disfrutar viendo cómo se venía, esto es poco a lo que me imaginaba, cuando de repente alguien baja y escucho que me dice: Vamos a Dormir ya amaneció, y volví a mi realidad, desperté en shock por ese pensamiento deseoso, que espero que no se quede en solo deseo y ganas, espero pronto volverlo realidad.