Hola a todos y todas, por si alguna me lee, jejeje; vengo por acá con otro relato que espero sea de su agrado, como siempre, recordándoles que me gusta ser muy minucioso en las descripciones, por lo cual mis relatos no son tan cortos como a muchos les gustaría. Pero aquellos lectores ávidos y que no le teman a relatos largos, espero complacerlos, y claro, complacerlas.  

Esta vez, no voy a continuar con los relatos, como venía. Ya que por inbox, y después de un encuentro muy rico con un lector de la página; me han preguntado mucho por dos momentos deliciosos, que quieren conocer, mi primera vez; y el escandaló con el cual salí del closet; Como no se como sea la censura en esta página; todavía no contaré mi primera vez, la cual fue siendo muy pollito, jejeje. Voy a ir entonces por lo segundo, espero les guste, aunque como es mas bien largo, lo dividiré en varios relatos.

Bueno, resulta que estaba cursando el último año del colegio; por allá por el 2007, totalmente de closet; escondía mi sexualidad viendo mucha lucha libre; ya que siempre me han atraído los hombres musculosos, como fue mi primero, jejeje. Ya había tenido experiencias después de mi primera vez, pero caían mas en el morbo, que en el sexo como tal, y claro; nada definido aún, ni pasivo, ni activo ni nada, más curiosidad que otra cosa. Al frente de la casa vivía un taxista, Paulo se llamaba; si, un hombre mas bien joven, la verdad no creo que superará los 30, pero para mi en ese momento, era un viejo más.

Paulo era famoso por los agarrones con la esposa, a cada rato el barrio los escuchaba alegar, y él se iba, eso paso por varios meses, cuando yo comencé mi último año de colegio, por casualidades, me encontré a Paulo cerca del colegio, y empezamos a hablar inocentemente. Pero la conversación trascendió; terminamos pasándonos los números personales, y chatiando a escondidas, todo con discreción, ya que a los dos meses de charlas y charlas; me zampo un beso después de invitarme a comer helado por el parque de villa hermosa, que quedaba mas o menos lejos de donde vivíamos (Bostón).

La cosa siguió escalando hasta volvernos amantes, ya a eso de los 6 meses, salí a vacaciones de mitad de año; claro, yo bien asustado por ser mi primera relación con un hombre, jejeje, y que no nos pillarán, por yo ser de closet, y él por la esposa.

Paulo no estaba mal, era obeso si, aunque no mucho; alto y tenia unos brazotes macizos, y mucha fuerza, me daba morbo imaginármelo embistiéndome; pero no sabía que quería, en nuestras salidas, muchas veces me abrazaba por la espalda mientras me besaba el cuello y me rozaba con su paquetote al cual yo le pegaba mis nalgas en perfecto idilio romántico, otras veces le gustaba cuando le agarraba el culo mientras nos subíamos a su taxi. El hecho es que yo ya quería sexo, y sí, Paulo también.

Nuestro primer encuentro fue en una habitación barata de motel, no diré el nombre, pero si; que queda por el jardín botánico; yo me escape del colegio, así que mis padres me creían en clase, y el estaba "trabajando". Ambos estábamos nerviosos, mirando para todo lado durante todo el trayecto, aún llevaba el uniforme del colegio, en medio de la neura, ni siquiera se me ocurrió quitármelo. Fue eterno el tiempo que pasó entre que me subí en el taxi en la esquina del colegio y entrar al motel. 

Al fin, estábamos en la habitación; me había depilado y aseado lo mejor que pude, estaba allí, de pie frente a Paulo, con el corazón a mil por hora; el se fue acercando y empezó a besarme, yo le seguí el beso, y entonces me fue desnudando, yo lo deje; cerré los ojos mientras el me seguía besuqueando, la boca, la cara, el cuello, me sacaba el uniforme, los zapatos, y al fin, quede desnudo sobre la cama del motel. 

Abrí los ojos y lo vi a él, no se habia depilado, estaba con su pecho peludo, su abdomen peludo, y de su gran selva entre las piernas, su verga gorda, gorda y grande, note que no era tan obeso. 

Se acostó sobre mi y siguió besándome, yo medio gemía con el beso, a pesar de ya no ser virgen, de haber tenido algunas experiencias, estaba temblando como una florecilla al viento. No decía nada, nada de nada, el dejo de besarme y con una mirada tierna me dijo: - Mira, yo se que es tu primera vez, entonces; te voy a lamer tu ano, pequeñito, rosadito, después te voy a chupar tu pene, mientras te voy a ir metiendo los dedos, bueno-, - bueno- respondí. Aunque sabía que no era mi primera vez, no quise dañar el momento, además, ya sabia que iba a ser, iba a ser el culeado, el pasivo; al menos esa vez.

Paulo bajo su boca hacia mi ano, y como lo había dicho, empezó a lamer mi ano, lentamente medio me penetraba con la punta de la lengua, yo iba relajándome, ya no temblaba tanto, entonces se levanto un instante, tomo un lubricante de la mesa y lo destapo; ahi supe que no era el primer enculado de Paulo, le sonreí como un tonto -¿si te gusto?- pregunte, - Si amor, al final; hoy seré tu hombre- me respondió y se inclino a mamarme la verga, mientras, como había dicho, empezó a dilatarme el ano mientras me embadurnaba de lubricante, yo empecé a gemir aún más fuerte. No se que tan dilatado estaba, pero Paulo se detuvo: -Ya es hora amor, por favor, grita para mi, hazme saber que eres mío- 

Yo respiraba fuerte, siseando, hasta ese momento siempre me había dolido o ardido cuando me penetraban, y quería gritar lo mas duró que pudiera para complacer a mi Paulo; el, con toda la calma del mundo; tomo mis piernas y las alzo sobre sus hombres, - amor, acomódate una almohada debajo de las caderas- me indico, yo lo hice; estaba boca arriba, con mis piernas sobre sus hombres, veía a su monstruo acercarse lentamente a mi ano, me asuste, de nuevo, pero a la vez lo quería adentro; -bien amor, grita para mi- me dijo sonriendo.

Su primera embestida fue dura, fuerte, y... no dolió; sino que fue deliciosa, - Haaaaaaaaaaaaa si- grite; Paulo empezó a darme como si no hubiese un mañana, duró, durísimo, dejaba caer su peso sobre mi; y cada vez me gustaba más; -grita amor, grita- me decía, y yo jadeaba, gritaba:- sigue, no lo saques, me gusta maldita sea, dame dame-, me bote sobre mi abdomen, no aguante el placer, estaba babeando con esa culeada; el al final no pudo contener mas mis piernas y se le salió la verga de mi culo, cayendo sobre mi. Extasiados nos miramos frente a frente un momento, - me encanto escuchar tu primer grito amor, aún no termino, se me salió jejeje, es que eres muy estrechito, al final, tu culito es nuevo, ¿estas bien?- me dijo, yo lo bese, -mas que bien, me gusta que fueras el primero- le mentí; pero el sonrió de oreja a oreja, -hay amor, ya te viniste, yo aún no; me quiero venir-, -bueno, ¿cómo me pongo?-, - en cuatro amor-. Se levanto del todo, yo me gire, estábamos embadurnados ya con mi leche, pero excitados, yo aún estaba parolo, y con mucho morbo. 

Me coloque en cuatro, siguiendo sus indicaciones, me incline un poco, dejando mi culo para su disfrute; Paulo no se hizo esperar; abrió mis nalgas y otra vez me metió esa vergota, se aferró a mis caderas increíblemente fuerte, y empezó con sus embestidas, -hay amor, te amo, te amo, me gusta tu estreches- , - sigue, sigue, haaaaa, sigue, no pares-. Claro esta, me volví a botar, dos veces, quedando totalmente flácido, y, de pronto; Paulo se vino -te voy a preñar amor, quieres que te preñe o lo quiere afuera- , -préñame amor-. Y entonces se vino adentro de mi, no se si no se había masturbado hace mucho o que, pero literalmente, me lleno el culo.

Nos quedamos recostados un rato, hablando tontearías como quinceañeros enamorados, -eres mi amante amor- me decía, yo sonreía.  - amor, hoy perdí mi virginidad- le contestaba yo en chanza, -siéntate y me cuentas- decía él; entonces nos reíamos como tontos. 

él me limpio la leche con la lengua, fue muy morboso y romántico a la vez, cuando yo le quería limpiar la de él me detuvo: -no amor, tu no me penetraste, en cambio como yo te metí el pene, no debes tomar la lechita, bueno amor-. Lo que si notaba es que el aún no estaba flácido, aunque yo si.

Después de dos horas, de bailar un poco y reírnos, y de que su semen se fuera recorriendo mis piernas desde mi ano; me dijo: -amor, tu culito ya se esta cerrando, pero; yo quiero otro polvito, te colocarías para mi la camiseta de tu uniforme, puede que te duela un poquito mas esta vez- , lo mire; le sonreí, si que se creyó que me acababa de quitar la virginidad, y sabia que él aún andaba duró. Me coloque la camisa, - pero enséñame otra postura- , me sonrió; -ven, colócate aquí, eso, dame la espalda, bien; inclínate un poco, eso, frente al espejo, agárrate bien de esta mesita; esta posición, se llama de pie, y debes sentirte cómodo con ella, te voy a hacer el amor muchas veces así-. Obviamente le hice caso, quedando de espaldas a él, de pie, frente al espejo, me volvió a penetrar, - hay jueputa- esa vez me dolió, lo acostumbrado a cuando otros me culeaban, pero rico, mas el placer que el dolor, ese ardorcito delicioso, - ¿lo saco?- , dijo preocupado - no, sigue amor-. apenas había adentrado su glande en mi, gire la cabeza y lo miro, tome sus brazos e hice que me abrazará terminando de penetrarme yo mismo con su verga, el sonrió; empezó a darme de nuevo, duró, como me gusta, sin cuartel, - muy groserito amor, tengo que castigarte a penezasos- me decía al oído, -dame tu pene- le respondía yo; en un arranque me rasgo un poco la camisa y se volvió a venir, aunque yo estaba flácido, lo volví a disfrutar.

Ahí no termino la cosa ese día; me tocó decir en la casa que me había atracado, ya que el quería masturbarse sobre mi y venirse en mi camisa escolar, y claro que lo deje, me tocó botar la camisa después, Paulo me compro una normal ya de camino a casa, claro, me dejó a medio camino y nuestra historia de closet y secretos empezó ahí.

Bueno, espero que lo hayan disfrutado, y si les gusto, comenten por fa pa subir rápido la continuación. Espero que tengan buena noche. Bye.