Para nadie es un secreto que el porno siempre ha sido parte de nuestras vidas, ya sea directamente o indirectamente, para bien o para mal. Debates en pro y en contra existen en todos los rincones del planeta donde el protagonista es este golpeado género. Al entretenimiento para adultos le han puesto la marca de Caín, lo han tachado de satánico y por ende enemigo de la religión; lo acusan de ser el inspirador de excesivas masturbaciones en las que se crean mitos como que el miembro viril luego tendrá trastornos de eyaculación precoz y problemas de salud mental. Aunque los urólogos y psicólogos muy en el fondo le agradecen también porque este subgénero underground del cine les va a incrementar el número de consultas.
Paradójicamente, como en la saga de Terminator en que el villano de la primera parte se convertía en héroe en la siguiente entrega, asimismo el porno vive esa mutación al ser considerado como beneficioso y afrodisíaco.Ejemplos no sobran: llega un donador de semen al respectivo banco ¿Cómo logra eyacular? R// con ayuda de películas y revistas PORNO. ¿Cuál es el tipo de canales que no pueden faltar en un motel? Exacto, los pornográficos.
Pero bueno, no estoy acá para dar una charla histórica y educativa acerca del xxx, cada quien desde su punto de vista ético e hipócrita buscará su aprobación o no. Hice este preámbulo para dar mi primer paso, y éste es el de la aceptación. Como muchos alcohólicos que ingresan a una asociación de AA en su primera sesión, estánsentados en el círculo de la verdad y después de tomar aire y fuerza de voluntad, se ponen de pie y a viva voz aceptan su condición. De la misma forma yo lo hago, ante este circulo virtual de muchos lectores que estarán a la expectativa de juzgarme o darme ánimos. Ok aquí voy. Soy porno-adicta-compulsiva, me sonó linda la palabrita, no sé incluso si existe tal enfermedad, pero bueno, quise que sonara a algo psico-clínica. (Ni siquiera se si la palabra psico-clínica existe.)
Normalmente este tipo de películas tienen un alto índice de preferencia por los hombres y a veces hay evidencias contundentes para asegurar aquello: al encontrar extrañas manchas en las sábanas blancas en las mañanas, medias tiesas debajo de la cama, revistas para adultos en que algunas de sus páginas se han quedado pegadas inexplicablemente, ingresos al baño de larga duración sin que suene un inodoro vaciarse o una ducha abrirse, ropa interior con el resorte desgastado, compra compulsiva e inexplicable en los últimos meses de pañuelos kleenex tamaño doble, ojeras protuberantes y perdida también inexplicable de peso y sensación de cansancio y desgano en el día, etc.
Los anteriores ejemplos me convencen más de que los hombres son los llamados a cargar con la culpa de aberrados, pervertidos, morbosos, indecentes, guaches, con neuronas en la cabeza (del pene), etc. Suena fuerte, pero estos individuos se sienten felices con ese papel, sacan su pecho (o miembro) al viento con el orgullo de ser excelsos tomadores de cerveza, amantes del fútbol y fieles adeptos al porno. Decir que un hombre disfruta o ve porno es como contar en un noticiero que un perro mordió a un hombre o sorprenderse porque en www.guiacereza.com hay personas que sin conocerte te envían su número de celular, su mail y el lugar donde trabajan. Pero está bien, me gusta esa gallardía de aceptar que les gusta y que balbuceen que tienen un pene enorme que eyacula 5 veces en toda una noche (ajá).
Pero bueno, ya estoy divagando demasiado, le estoy dando muchas vueltas al asunto del porno y mi adicción, no puedo alejarme más del tema que nos atañe, suelo distraerme con frecuencia y termino hablando de tópicos que no son, así que voy de lleno a lo que nos importa. Soy adicta, pero a diferencia de los hombres, las mujeres que nos encanta este gustico solemos ser más reservadas, hasta incluso nos gusta ser damas en público y ponernos del lado de las buenas costumbres y la moral (hipócritas). Ver con ojos inquisidores a aquellos lobos sátiros que constantemente miran las palmas de sus manos para observar si es cierto aquello de los pelos que crecen allí.
Tenía yo unos 15 años y aún existía el formato VHS (lo sé, soy una anciana para muchos de los que me leen), eran los tiempos dorados del porno, porque a diferencia de cualquier otro vicio, se disfruta mejor cuando se es difícil verlo en cualquier lugar. No olvido que ingresé a la habitación de mi hermano y allí había una película de dicho formato metida en el equipo reproductor de video. Le di play, y el ver esas imágenes se encendieron ese deseo que apenas empezaba a brotar en mi, todo era nuevo y sin embargo para nada desagradable. Era extraño no sentir asco al ver en esa tierna edad como dos amantes se consumían con sus largas lenguas sus órganos genitales, o cómo el ano de la protagonista era devorado por una gruesa polla.A partir de allí mi cabeza no paraba de imaginar todo aquello, ansiaba por ver más y sabía que lo que veía era prohibido, pero lo prohibido siempre es lo que más se persigue.
Mi hermano estaba en esa etapa en que tenía que ser recatado y no dar pistas de lo que hacía a solas en su habitación, pero lo mejor es que nadie sospechaba que yo andaba en las mismas y quién iba a pensar algo de una enclenque quinceañera de la que tan solo había visto películas de Disney. Cuando no estaba mi hermano en casa yo ingresaba a su cuarto, registraba sus revistas, sus películas, todo, ningún lugar era un escondite para mi, el deseo enorme de porno me daba un sexto sentido para ubicar mi fuente de placer.
Cuando cumplí 18 años me atreví por vez primera a alquilar una porno, tenía muchos nervios y pena, pero buscaba la forma más decente de adquirir película. A diferencia de los demás géneros aquellas no estaban exhibidas en las góndolas del local y por tal motivo me forzaba a pedirle el catálogo al que atendía en el sitio. Fue un transitar bastante largo para mi y más siendo yo mujer, no creía en ese instante que las mujeres vieran ese tipo de películas. Llegué al mostrador, el chico que atendía era bien joven y me dijo: “¿Qué deseas llevar?” Ummmmmmmmm, le dije luego “¿Tienes el catálogo infantil?” Me dijo que sí. Luego le acoté: ahhhhhhhh pásame el de terror………………………les resumo esta parte: ya tenía encima del mostrador 5 catálogos de distintos tipos de géneros, de pronto pensé, la forma más sencilla de pedir la bendita carpeta xxx es darle un status alto, un nombre que suene formal y menos penoso, modulaba entre mis dientes A..D..U…L…T…O…S…ya tenía la iniciativa, el tono y los gestos para indicar dicho género y en esas llega un señor con su hijo de unos 6 años para alquilar unas cuantas y entretenidas películas. Bueno, fue lo peor, pero lo resumo en decir que ese día alquilé 7 videos divididos en terror, infantil, drama, aventura, musical, una de niños y finalmente dije: “ahhhh y dame una de adultos, es que ya sabe, hombres, mi hermano es un guache y me envía a alquilar esas porquerías, me dijo que le llevara una en que salieran muchos negros contra una sola mujer, usted entenderá, gracias”
Previamente hablaba de épocas doradas del porno, aquellas del formato VHS, porque en ese entonces la Internet no estaba masificada, no pululaba tanto la piratería de videos, no existían ni tablets, ni wifi, ni smartphones, etc. Por ende los medios de disfrute visual pornográfico estaban resumidos en aquel entonces por: el vhs y un cinema xxx. Decidí cierta vez la segunda opción pero no fue tanto de mi agrado y ya tuve que resignarme al VHS. Como era mi único medio para ver aquel disfrute para adultos, lo gozaba al límite, solía terminar bien húmeda, sedienta, con ganas de iniciar una vida sexual bien activa, me imaginaba todas aquellas posiciones en mi, creía estúpidamente que aquello pasaba en la vida real en los noviazgos o que de aquella forma mis papás me habían procreado. Caminaba en las calles y ansiaba que llegara el fin de semana en que me quedara sola en casa para alquilar dichas películas. Ya la pena para alquilarlas no hacían parte de mi, incluso me recomendaban nuevas producciones llegadas de grandes empresas como vivid o hustler.
Sin embargo llegó el dvd y la Internet y estas acabaron con la magia de la simple escena porno. Pero bueno por ahora es lo que tenía para decirles, creo que en mi blog seguiré (si les interesa) contando todas aquellas historias entorno a la magia de las revistas, el video y el sexo en general, de mi experiencia en un cinema xxx, o el cómo me desmitifiqué con mi primer acto sexual o el cómo casi fui descubierta por mis padres viendo mi vicio.