Hola, soy Daniel tengo 37 años, de piel trigueña, 1.77 cm de estatura y 80 kg, delgado, pero no flaco ya que practico varios deportes y me preocupo por mantener un buen estado físico.

Para la sociedad soy un hombre tradicional, siempre con novia y ahora con esposa, pero en mi hay otro tipo de gustos y placeres que compartiré a continuación.

Todo empezó hace varios años cuando tuve mi primer noviazgo largo y con una mujer que disfrutaba su sexualidad sin tapujos, Catalina en ese momento con 26 años era una mujer de 1.70 cm, ojos cafes, con senos operados y una cola natural hermosa que robaba todas las miradas, de piel canela, labios sensuales y cabello rizado, todo un sueño de mujer que ni yo sé cómo llegó a ser mía.

Nuestro inicio fue muy tranquilo teníamos sexo muy rico y de forma continua, poco a poco fue aumentando la confianza entre nosotros y empezamos a compartir gustos y fantasías, ella usaba ropa muy sexy, en especial baby doll con encajes que a mí me ponían a mil, su piel y sus curvas me excitaban demasiado, ella lo sabía y me enviaba fotos cuando no estábamos juntos diciéndome todo lo que haríamos al vernos.

En esa época, todavía existían las tiendas de alquiler de películas y había una que visitábamos continuamente ya que tenía buena atención y un buen catálogo de películas, (el catalogo era una especie de libro con la portada de las películas disponibles) un viernes que llegamos un poco más tarde de lo habitual encontramos dos catálogos, el de siempre y uno más delgado que en su interior tenía una buena selección de películas porno, con algo de pena escogimos una peli con una portada interesante y salimos rápidamente para el apartamento. Sobra decir que apenas llegamos pusimos la peli y no pasó mucho tiempo para terminar el uno sobre el otro protagonizando nuestro propio video.

Nuestras visitas a la tienda a buscar películas porno se volvieron habituales, empezamos a jugar en sitios públicos, recuerdo haberle sacado y besado los senos en buses y parques a lo que ella me correspondía con mamadas deliciosas, la adrenalina resultó un estimulante que nos llevó a experiencias nuevas, Catalina era una mujer excitante y con una mente morbosa que no paraba de pensar en cosas nuevas para hacer.

Un domingo íbamos a dar una vuelta a un parque cerca del apartamento, era un parque pequeño, pero no muy concurrido con espacios perfectos para hacer cositas sin ser molestados por lo que la reté a que fuera solo con una sudadera, sin nada debajo. Se me paró apenas vi que la sudadera le cubría muy poco, podía notar sus pezones erectos y el rubor en sus mejillas mostraba que la excitación no era solo mía. Cuando creí que todo estaba listo para que saliéramos al parque Catalina me llevo a la habitación y me dijo que no era justo que solo ella corriera riesgos y que yo debía hacer algo también, me dio algo de risa y le dije que podía ir sin bóxer para que estuviéramos en igualdad de condiciones, pero ella tenía una idea muy diferente

Cata: Quiero algo diferente y tengo una idea

Dani: jajaj q yo vaya sin bóxer? Por mí no hay lío

Cata: No, no creo q haya mucha diferencia en si vas con bóxer o sin bóxer

Dani: ¿entonces? Sin ropa no me puedo ir

Cata: sin ropa no, pero puedes ponerte algo lindo para mí

Dani: ¿Algo lindo cómo qué?

Cata: una de mis tangas, te verías muy bien y además podría chupártela con solo moverla un poco, sería más fácil que con los bóxer

Aunque me sorprendió el pedido de Catalina, ese argumento no tenía discusión, bajarme los bóxer no era fácil y muchas veces sentía que me apretaba por no poder bajármelos bien, así que sin mucha protesta acepté, solo pensaba en la mamada que me iban a dar y lo rico que la iba a pasar.

Rápidamente buscó en su cajón y me paso un hilo negro, recordaba habérselo quitado varias veces y lo mucho que me gustaba vérselo puesto, aunque nunca imaginé que yo también los iba a usar…y a disfrutar

Salimos del apartamento y con solo dar unos pasos sentí algo que no esperaba, el roce entre mis nalgas generaba un placer indescriptible, era como una caricia por cada paso, una sensación nueva, interesante y aunque era un roce suave era un placer intenso, creo que Cata lo notó porque me preguntó “¿qué tienes? Te incomoda?” y yo empezando a sentir una erección en mis pantalones solo pude decir “es raro, pero no me molesta” a lo que ella soltó una risita y siguió caminado sin decir mucho más.

Para cuando llegamos al parque yo estaba a mil, mi verga muy dura y dejando las primeras gotas sobre ese hilo que me hacía sentir tantas cosas, nos sentamos en un sitio muy apartado y sin ningún preámbulo la besé con toda la excitación que llevaba al tiempo que metía mi mano en su pantalón para sentir esa rica vagina. De inmediato ella entendió mi grado de excitación y sin dejar de besarme me desapunto el pantalón y bajo la cremallera, me dio una mamada inolvidable, la sensación era indescriptible, el calor de sus labios sobre mi verga dura me tenían a reventar, en el momento en que estiró la tanga para lamer todo el tronco hasta los testículos me hizo sentir otra vez ese roce tan placentero, apreté mis nalgas y empujé su cabeza para que me lo chupara por completo mientras descargaba todo mi semen en el fondo de su garganta. No pude evitar gemir y retorcerme mientras eyaculaba, por lo que Cata pudo notar sin duda alguna que me había llevado a un nivel de éxtasis muy superior y que lo había disfrutado al máximo.

Lo que sentí ese día despertó muchas cosas en mí y en Catalina, quien no perdía oportunidad para llevar las cosas más lejos …

Continuaré en otro relato, espero les guste y dejen sus opiniones o comentarios pues es la primera vez que comparto mi historia.