Tengo 50 años, debo decir que mi contacto con otros hombres siempre ha sido puramente sexual ya que no siento que me atraigan los hombres en otro sentido. Cuando era más joven tuve encuentros sexuales por medio del chat y del Messenger, realizando sexo oral y siendo pasivo en todas las ocasiones. Pero hace como diez años no tengo sexualidad con alguien de mi mismo sexo, la única forma ha sido en mis fantasías y hoy quiero contarles una que me gusta mucho. Buscando aclarar mi sexualidad me imagino consultar con un psicólogo  sexual planteando mi situación, es decir, mi deseo de estar con otro hombre pero mi indecisión constante para hacerlo realidad siempre me frena. Él me dice que si tuviera la posibilidad de convertir este deseo en realidad que tipo de hombre me gustaría contactar. Aunque no soy gay, siempre he admirado las personas que desarrollan su cuerpo mediante el ejercicio, así que le comento que debe tener un cuerpo trabajado, tal vez de gym, con una buena verga, gruesa. Para mí sorpresa, me dice que tiene un amigo con esas características y que puede ayudarme en lo que necesito, así que me da su teléfono para que lo llame en el momento que esté seguro. Miles de cosas se vienen a mi mente, digo está es la oportunidad que quería pero siento miedo e indecisión. Con estos pensamientos estoy varios días, y por fin me decido a llamar, él me contesta y se presenta  diciendo que estaba esperando mi llamada, que había conversado con el psicólogo,que ya sabía algunos detalles de mi historia pero que le gustaría mucho conocerme para ampliar estos detalles. Es una voz masculina, me recuerda que es muy serio y discreto y que por supuesto hará todo lo posible  para despejar mis dudas en cuanto a mi sexualidad. Me tranquiliza que no me presiona  por vernos y me dice que cuando quiera puedo ir a su apartamento . Me da la dirección y hace hincapié en que puedo ir cuando esté seguro, eso sí, que lo llame antes para no perder el viaje. Ahí estaba yo, luchando con mi indecisión, masturbándome imaginandome miles de cosas, hasta que un día después de dos semanas en conflicto me decidí a ir, así que lo llame y cuadramos la cita. Él vive en un apartamento en el norte, estoy al frente de su edificio, no hay portero, así que llamó al datafono y me presento. Y me abre la puerta. Subo hasta el tercer piso, estoy súper nervioso, avanzo, me devuelvo, hasta que por fin me decido y golpeó la puerta. Se escucha abrir la puerta. Lo que pasó después lo contaré en mi próximo relato.