Mi mujer y yo siempre estamos  intentando cada uno saber cuáles son  los gustos del otro, cual es la posición que más nos gusta, por ejemplo y así fue como  descubrí que ella disfrutaba mucho la penetración  a cuatro patas, en la postura del perro y le  gustaba que jugara con su  culo metiendo algún dedo.

En las noches cuando jugábamos en la cama, Rosario, que es como se llama mi mujer, se ubicaba en la camade manera que yo pudiera meterle mi dedo por el culo como le gustaba.

-Cariño sigue así, me decía, mientras se inclinabay me hacía una mamada, a veces incuso hacíamos el 69para meter mi dedo en su culo mientras le chupaba el clítoris y la vagina.

Muchas veceshabíamos practicado sexo anal, aunque sabía queaún le daba algo de miedo. Hacia un tiempo queno habíamos vuelto a practicarlo y por eso esa noche le propuse, sin esperanza, que lo intentáramos.

-Charito, te gustaría dejarme jugar con tu culo, que te la metiera por el culo.

-No lo sé, dijo sin dejar de chupármela y con mi dedo aun metido en el culo.

Se quedó pensativa y no me contesto volviendo a chupármela, suavemente al principio, mordisqueándome las bolas, metiéndosela hasta el fondo de la garganta, hasta que no pude más y me corrí en su boca. Se tragó todo mi semen y se acurrucó a mi lado abrazándonos durante un rato.

Ella se tumbó de espaldas y cogí aceite empezando a darle un masaje empezando por el cuello.

La tomede la cintura y comencéa acariciarle las nalgas, a separarlas buscando supequeño orificio.

Mis manossepararonsus nalgas y puse su ano ante milengua. Se lo chupeuna y otra vez, hasta dilatarlo. Tenía los ojos cerrados y tumbada en cuatro patas sobre la cama con sutrasero al aire y yodetrásdándole lengua a suhoyo sin parar.

Sentir milengua fue como si recibiera una descarga, comenzóa moverse, a gritar, hasta quesaque el dedo que le tenía clavado en su culo.

Alzosuscaderas en su totalidad y me dijo, excitada al máximo, no te detengas, solo hazlo. Si grito, lloro, no te detengas, solo tómame, culeame como te gusta.

Sentí la presión en mi cabeza al empujar mi vergaen supequeño orificio, cerró los ojos, y lanzoun quejido y grito cuando la cabeza de mipene comenzó a penetrar, a vencer la resistencia que ofrecía suanillo. La agarre de sucintura con fuerza evitando que sezafara de mipene.

Intentolevantarse, y yo la agarre con másfuerza. Abríasusojos y sin decir palabra me hizoseñas de que le dolía, que la estaba lastimando, – salte, dame unos segundos balbuceo. –

Me pidióque le pusiera más aceite, yo le hice casoseparando susnalgas, le unte el aceite, mordió la almohadacon más fuerza y dijo, hazlo, no importa que me lastimes, solo hazlo. Estoy muy arrecha, no pares

Comencé de nuevoa empujar, poco a poco penetrándolay por fin logrevencer y abrirel anillo de suabertura anal. Ellaaraño el colchón, sacudióla cabeza, comenzóa gemir como loca. Tenía los ojos llorosos por el esfuerzo de no gritar – de reprimir el dolor -, hasta que metí el resto de mipene.

Lamantuve firme pegada a mipene. Se mantuvo quieta, con la cabeza de mi verga dentro de su culo.

Comenzó despacio a moverse, a penetrarse ella mismapoco a poco, gemía fuerte, moviendolas caderas, fue el momento enqueaproveche para penetrarlapor completo.

Grito y mordíalas sábanas al sentirse completamente penetrada. Comencéelvaivén de entrar y salir con fuerza, agarrado a suscaderas. No sé cuántotiempo paso antes de llenar su hoyo de leche calientey luego me eche a un lado, agitado ysudoroso.

-Me dijo, me dolió algo al principio, pero cuando me estabas penetrando no me salían las palabras ni para decirte que lo dejarás, pero yo estaba disfrutando como una loca, me encanto esta vez y quieromás. Me dijo antes de volverse y quedarnos unidos por un beso.

Desde ese dia, hemos vuelto a hacerlo más seguido y con más morbo, y lo disfruta como loca siempre.