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Sin verme en su mirada

Con la respiración entre cortada llegue al bar donde acordamos vernos, en ese centro comercial que todos visitan y todos saben a lo que van. Yo también, solo que un poco más nervioso de lo normal porque es la primera vez que haría algo de este tipo.

Al entrar al lugar, los nervios me dominaban y siguiendo las instrucciones de su descripción la vi, con una sonrisa picarona y gentil, por lo que me acerque a ella tembloroso y la salude levantando la mano. Me acerqué a ella y me senté a su lado, diciéndole hola con la voz entre cortada.

Ella disimulaba los nervios y en un momento pensé no ser lo que esperaba, pero no importaba, porque cada uno de nosotros sabia el porqué estaba ahí.

De momento se acerco el mesero y nos preguntó que íbamos a tomar, yo rápidamente pedí una cerveza y ella también, a lo que el se fue, ella corto el silencio preguntando el cómo había llegado y yo, sin pensarlo comencé hablar sin darme cuenta, a lo que ella se rio y me puso la mano en la pierna, dándome una confianza extraña y sincera.

Con un poco más de calma le pregunté como estuvo su día y ella comenzó hablar, de repente comencé a escucharla y ver sus hermosos labios, que combinaban suavemente con el color de su piel, que mostraba la delicadeza que tenia hasta su oreja, que conectaba con su cuello que me invitaba besarlo suavemente hasta bajar a su hombre y correr la tira de sostén negro, que se alcanza a ver. De repente volví a la conversación y ella se dio cuenta, por lo que se rio de forma nerviosa y movió su mano sin que nadie se diera cuenta hasta mi entre pierna, sintiendo mi virilidad encendida.

Al sentir su mano, tragando saliva y sin pensarlo dos veces, le dije que si nos íbamos. No me importaba que lleváramos 5 minutos en el lugar, algo dentro de mi la deseaba y ella también lo quería, por lo que movió su cabeza y solo dijo sí.

Salimos del lugar y nos montamos en el primer taxi que encontramos, a lo que ella le dijo al conductor que nos llevará a un motel de la zona. Mientras eso sucedía mi cabeza trataba de entender todo y no perder la cordura por la excitación, a lo que me pregunto que si estaba bien y le dije que sí. En ese momento, no sabía si ella tenía más experiencia en citas de una noche o si alguna vez alguien la había defraudado, lo único que me importaba era hacerla sentir deseada completamente.

Luego de llegar al motel, subimos al cuarto e ingresamos en un momento, cerramos la puerta y ella simplemente me miro, con una sonrisa suave y diciéndome con sus ojos “haz lo tuyo”. En ese instante me acerque a ella y con mi mano temblorosa le toque su rostro y senti sus dulces labios, que se abrían levemente para soltar un corto suspiro, así que moví mis dedos despacio hasta la parte inferior de su oreja y baje por su cuello, conteniendo las ganas de besarlo.

Seguí bajando mi mano despacio, dejando que mi dedo medio sintiera su cuerpo encima de la ropa y al llegar a la mitad del pecho, lo moví hacia la izquierda, llegando a su seno, donde sentí levemente su pezón y la mire a los ojos, pero ella tenia cerrados los ojos.

Mi dedo retomo el camino y comenzó a bajar despacio por su abdomen y su vientre, hasta que se topó con el botón del pantalón, por lo que pidió ayuda a los demás dedos para retirarlo y bajar la cremallera. Al abrirlo, dejo ver una bella ropa interior negra, que hacían conjunto con el sostén y me decían, que ella sabia a lo que venía.

Al ver esto, me puse de rodillas y con mi nariz levanté su blusa mientras mis manos bajaban su pantalón. Al hacerlo, comencé a besar su abdomen, que no era el de una atleta, pero era suave y delicado, mientras que mis manos agarraban sus nalgas con fuerza, mientras otro suspiro salía de su boca.

Los besos fueron bajando hasta llegar a su vientre y antes de que se diera cuenta, baje su ropa interior y comencé a besar su vulva, acercándome despacio hacia su feminidad, sintiendo que ya estaba mojaba y deseosa de algo más, pero no todo a su tiempo. Con besos suaves, seguí bajando lentamente hasta sentir su agua y sentir como sus manos tocaban mi cabeza, mientras sus piernas temblaban.

En un momento, ella trato de volver a la realidad, abrió sus ojos y me dijo que me levantara para hacerme sexo oral, a lo que conteste rápidamente que no y sin decírselo, cuando sus labios tocarán mi pene podría venirme en su boca sin cumplir mi cometido, hacerla sentir deseada.

La empujé suavemente hacia la cama y le quite el pantalón, comencé a besar su piernas mientras ella se quitaba todo lo de arriba y yo me dirigía hacia el centro de su feminidad, sin antes ver sus hermosos senos, que también merecían ser besados. Al llegar al centro, comencé a besar con suavidad sus hermosos labios y a sentir su clítoris, mientras ella se seguía mojando, subí mis manos hasta sus senos comencé a tocarlos con firmeza, mientras metía mi lengua en su interior y un leve grito me decía que estaba sintiendo lo que quería yo quería: sentirse deseada.

Sin darme cuenta, ella se liberó y me comenzó a quitar la ropa, sintiendo toda su pasión en ese instante, por lo que me puse el condón y ella me empujo hacia la cama, haciéndose encima mío y sin pensarlo, introduciendo mi pene en su vagina, sintiendo su sexo como me deseaba y me chupaba, mientras ella cerraba los ojos. Al ver eso, comencé a pasar mi mano derecha sobre sus hermosos senos, conservando el sitio mientras ella cabalgaba sobre mi, a lo que puse mi otra mano en sus nalgas y la agarre con fuerza, hasta que sentí que llego a su máximo.

Se recostó sobre mi pecho y me dio un beso, luego se retiró y se fue hacia su bolso, saco unos pañitos húmedos y me quito el condon, usando uno de los pañitos para limpiar mi pene y meterlo en su boca, todo en cuestión de segundos, haciendo movimientos acelerados y dejando sentir que ella también me deseaba, para que luego y sin darme cuenta, venirme en su boca.

No se si se lo trago, lo puso en una toalla o lo escupió, mi cerebro no entendía lo que había pasado, jamás había hecho algo por el estilo y me sentía avergonzado. Ella fue al baño y momento al momento, se puso junto a mi y me pregunto si estaba bien, a lo que conteste que si mientras tocaba su cuerpo de forma delicada.

Luego de eso nos pusimos hablar de todo y de la vida, como si nos conociéramos de tiempo atrás. La conversación que nunca tuvimos en el bar. En ese momento descubrí lo afortunado que era al tener esta primera aventura con ella, una mujer que sin pensarlo había superado muchas cosas y tenia el valor de hacer algo así, sin importar lo que diga la gente y sintiéndose libre de todo lo que criticamos.

Luego, lo volvimos a hacer y esta vez si bese su cuello, sus senos y volví a bajar hasta lo más profundo de su humanidad, pero ella hizo mismo, para luego ponerme el condon y ponerse en cuatro, dejándome ver esas hermosas nalgas que no había podido apreciar y esa espalda que terminaba con su lindo cabello. Esa segunda vez fue más largo que el anterior y con la misma intensidad, pero esta vez, sabíamos que el placer era el testigo de lo que estábamos haciendo.

Tras concluir la jornada, nos bañamos juntos y hablamos bobadas, mientras besábamos de vez en cuando. Nos vestimos y salimos del cuarto, cada uno tomo un taxi y quedamos de hablar luego, sin saber si esto volverá a pasar.

Al llegar a casa, estaba solo mirando las estrellas y pensando en todo lo que había pasado en tres horas. Una historia que no podría contarle a nadie, pero que haría parte de mi y que pensarlo, jamás olvidaría. Cuando haces el amor, quieres verte en la mirada de la otra persona, pero con ella era necesario verme en su mirada, porque cada suspiro que tuvo y cada gemido fue provocado por nuestro deseo, un deseo que nos consumió a los dos y que no solo me hizo cumplir mi fantasía de hacerla sentir deseada, sino también descubrir que el amor y sexo funcionar combinar, pero el sentimiento del deseo es algo que nos hace ir más allá de lo que somos. Hacernos sentir vivo y que cada segundo se puede convertir en una eternidad.

sralexmas

Soy hombre heterosexual

visitas: 525
Categoria: Fantasías
Fecha de Publicación: 2022-01-15 17:03:09
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