El señor del taxi no paraba de mirar por el retrovisor, yo fingía que miraba para la calle por la ventana, pero con el rabillo del ojo me daba cuanta como se centraba en mis piernas. Soy mala y me gusta provocar, así que crucé mis piernas y me senté de tal forma que, la falda se me subió de tal manera que quedo al borde de mi cola, quede mostrando toda la pierna izquierda y mi nalga quedo forrada y apretada entre la cuerina negra. Saqué mi celular del bolso para hacer que estaba contestando mensajes. El día estaba caluroso así que baje la ventana y desabroché el botón de mi blazer que, aunque era de por si escotado, quería que se notara mas mi bralette. Trataba de hace un abanico con mis manos hasta que el señor muy amablemente, me dijo que encendería el aire acondicionado. Le di las gracias con una sonrisa y volví a mi celular.

Sujetaba el celular con ambas manos y hacia presión con mis brazos para que mis senos se juntaran más y se vieran más provocativos. De vez en cuando levantaba la mirada y veía como el señor desviaba la mirada para que no me diera cuenta que me estaba viendo. Notaba también, como su mano iba muy seguido a su entrepierna, lo que me hacia entender que lo tenia muy parado. El señor era más o menos gordito, casi de mi estatura y ya entrado en edad, quizá unos 50 años. Tenia varias canas y una barba insipiente también canosa saliendo.

Tenia ganas de una verga en mi boca así que, llegando a mi casa, le pedí que se metiera por una calle que casi no transita gente. No quería llevarlo hasta mi casa porque no quería correr el riesgo que me fuera a volver a buscar. Tomó la calle que le indiqué y le pedí que se detuviera. Mientras me decía la tarifa a cancelar, con un movimiento rápido, me hice en el asiento de adelante. Mandé mi mano con ganas a su paquete y me desilusioné un poco al sentir que no era tan grande como esperaba. Igual, lo comencé a frotar con mi mano hasta que el señor se abalanzó sobre mi para besarme. Lo detuve pidiendo que por favor esperara y que mejor se desabrochara el pantalón, que realmente lo que quería era chupárselo. El señor abrió los ojos gigantes y no lo dudó dos veces. Se saco su pene de unos 11 o 12 cm, delgado la verdad y pensé que aun le faltaba para estar completamente erecto. Recostó el asiento un poco para atrás cosa que pudiera recostarse un poco y que el manubrio del taxi me dejara chupárselo. Me hice de lado para no enterrarme la palanca de cambio en el abdomen y se lo comencé a chupar.

Su mano derecha se fue inmediato para mi culo y me lo comenzó a frotar. Me levanto la falda, me metió la mano en mi cola y comenzó a tocar el plug que tenía en mi colita como tratando de descifrar que era. Le pedí que por favor metiera y sacara el juguete que tenía en mi cola porque estaba muy excitada. Lo comenzó a hacer y yo gemía con su pene en mi boca. Mi desilusión más grande fue que solo duramos unos 20 segundos y se vino en mi boca. Un pequeño chorro de semen llegó a mi garganta y solo con tragar una vez me pase lo que eyaculó. Me levante y lo mire con cara de aburrimiento mientras el estaba en la silla con los ojos cerrados tratando de recobrar el aliento. Me abotoné de nuevo mi blazer, reacomodé mi falda, ni si quiera me tomé la molestia de reacomodar las medias y sentía el grumo de las medias enrolladas, pero así me deje. Metí la mano en el bolso, saqué un billete de 20 mil y le se lo dejé sobre una de sus piernas. Me bajé del taxi y comencé a andar lo más rápido que pude. Cada nada volteaba para atrás y por fortuna no me siguió. Entré a mi casa y con uno de mis dildos me di placer hasta que me hice venir. El resto mi día transcurrió con normalidad.