El otro día leí que unos científicos comprobaron que hay mas partes de nuestro cerebro trabajando cuando deseamos una experiencia que cuando la estamos disfrutando y que de igual forma nuestros niveles de dopamina son mas altos previos a experimentar una situación deseada, que durante o después de la experiencia.

Pues de eso me di cuenta en estos días mientras caminaba hacia el sauna. Una vez tomé la decisión de ir y cogí rumbo al sur por la trece con 45. Cada vez que me acercaba sentía mi corazón más acelerado, mi respiración más rápida y mi verga empezando a estorbar en el bóxer.

Llegué a la esquina del Banco de Bogotá, subí media cuadra, acelerando el paso. Miradas hacia todos lados, unos metros antes de llegar a esa casa vieja pero bien tenida,  vi que en la puerta habían un par de manes hablando con tinto y cigarro, uno me mira, lo miro, me sostiene la mirada, le sostengo la mirada. El man entiende de una y timbra. Cuando llego, ya está abierto. Siga caballero, bienvenido. Gracias.

Buenas tardes. Buenas tardes. Son 25. Gracias.

Llevo la llave con el número 7, entro al cuarto de los lockers y por fin respiro profundo, una vez, dos veces. Y ahí está, recorriendo todo mi cuerpo, dopamina. La habían podido llamar sexadrenalina.

Abro el locker y me empiezo a empelotar, doblo la ropa, saco las chanclas y la mini toalla, guardo la ropa. En mi mente celebro haberme afeitado bien el vello púbico, esta todo suavecito, las guevas, el culo. Me coloco la mini toalla para tapar lo que se pueda de la verga y el culo, la verdad no tapa un culo, literal.

Busco el turco. Vapor, calor, bastante vapor, el típico olor. Se me empieza a parar.

Sigo? uds diran!