Cuando Camilo se ofreció a darme un masaje capilar, no pude resistirme. Después de un día agotador, la idea de sentir sus manos expertas sobre mi cabeza era como un bálsamo para mi alma. Hay muchos puntos que no puedo alcanzar por mi misma, pero sé que estan ahí para liberar tensión.

Apenas comenzó, supe que había tomado la decisión correcta. Sus movimientos eran suaves y firmes, como si estuviera leyendo cada tensión en mi cuero cabelludo y liberándola con cada presión con la punta de sus dedos. Cerré los ojos y me dejé llevar por la sensación de musculos que iban liberandose que se extendía desde mi cabeza hasta mis pies y un poco de mareo en mi cabeza.

Cada movimiento activaba una cantidad de sensaciones. Podía sentir cómo sus dedos se deslizaban entre mi cabello, liberando la tensión acumulada durante el día. Pequeños nudos de energía que iban explotando dentro de mi cuero cabelludo como crispetas en el horno. Cada caricia era como un susurro reconfortante que me recordaba lo cuidada y querida que me sentía en ese momento.

A medida que el masaje continuaba, me sumergía más y más en un estado donde mis ojos estaban más cansados y ya no sentía mi cuerpo. Los problemas y preocupaciones del día se desvanecían, reemplazados por una sensación de calma y bienestar. Me sentía como si estuviera flotando en una nube, envuelta en el amor y la atención de mi mejor amigo.

Cuando finalmente terminó, abrí los ojos y lo miré con gratitud. Me sentía renovada y lista para enfrentar lo que viniera a continuación, sabiendo que tenía a alguien tan especial como él a mi lado. Su masaje no solo había aliviado la tensión en mi cabeza, sino que también había llenado mi corazón de alegría y gratitud.