Estábamos en el chat, hablando de fantasías, cuando le comenté la mia, verla masturbar, y masturbarme mientras lo hacía. Le encantó la idea, y cuadramos la cita. Llegó el día, le escribí que ya salía, y me contestó que me esperaba. Al llegar no la ví, le marqué, no sabía como era, no la había visto, solo esperaba que fuera linda, y cumplir mi fantasía de verla con sus piernas abiertas, tocándose su vagina.

Cuando me contestó, primer impacto, tenía ese acento paísa, delicioso, que tanto me gusta y me exita. Me dijo que estaba unas cuadras arriba de nuestro lugar de encuentro pero que ya iba y nos encontrábamos.

Mientras hablábamos, me excitaba con su voz, me detallaba por donde iba caminando, y me decía que estaba buscando a alguien con corbata verde, tal como le dije que estaba yo vestido, y yo buscaba a alguien que viniera, hablando por su celular y con chaqueta azul y cartera café.

Finalmente nos encontramos, ella tenía esa cara de ansiedad por la propuesta hecha, yo tenía cara de fascinación por que me ella me encantó de una. Nos saludamos y escogimos una residencia para entrar.

Entramos, colocamos música, me dijo que le gustaba la idea de masturbarnos, de vernos, pero que le contara más, que porqué la tenía. Yo le dije que me encantaba mirar, que me gusta mucho ver chicas por cam, y que me vean masturbar, y que quería hacer lo mismo, pero en vivo, ver una chica masturbarse, y hacerlo, sentir ese olor de la excitación, sentir el calor, escucharla gemir, decirle como me gustaría tocarla, probarla, acariciarla, y no hacerlo, solo tocar mi pene, y verla acariarse su clítoris, meterse sus dedos.

Me dijo que sonaba deli, mientras le contaba los detalles, nos desnudamos, yo me quite todo, y ya tenía mi pene parado, y ella se quedó en ropa interior. Me dijo que le gusta también mirar, que le gustaría mucho ver a dos chicas, por lo que le dije que pusiéramos porno. Tratamos de encender el televisor, yo ya desnudo, y ella con brassier y tanga, y mostrándome una cola hermosa, con la que me rozaba mi pene ya muy erecto, pero sin tocarla, era nuestro compromiso. Luego de prenderlo, se acostó, abrió sus piernas, y empezó a acariciarse, a poner duritos sus pezones, y a acariciar su vagina, metiendo su mando dentro de su tanguita, sin quitársela. Yo me senté entre sus piernas a verla tocar y a masturbarse.

Se quitó todo, se puso en cuatro, y se tocó delicioso, separando sus nalgas para mostrarme su, cada vez más mojada vagina, y su delicioso culito. Luego volvió a acostarse abierta, acariciando su clítoris, metiéndose dos deditos, y acariciando sus deliciosos pezones, que los tenía deliciosos y paraditos.

Yo seguía en medio de sus piernas, viéndola, oliéndola, masturbándome, con ganas de pasar mi lengua por esa deliciosa cuquita. Ella no aguantó y me dijo que si quería tocar, que si la quería sentir. No lo dudé, le metí, primero un dedo, y luego dos, le dije que la sentía muy mojada, muy caliente, muy suave, y la empecé a acariciar por dentro, solo sacando mis dedos para untar la punta de mi pene con los jugos de su vagina. Me dijo que los dejara quietos, que se iba a venir, por lo que me bote, y meti su clítoris en boca, dejé mis dedos quietos dentro de ella, pero su clítoris lo acaricié bien rico con mi lengua. Sentí sus espasmos, me sentí muy mojado por ella, me apretó con sus piernas, se quedó quieta por un instante, y la sentí venir.

Le dije que me iba a venir yo, se levantó, se puso de pie alfrente mio, siguió tocándose su clítoris, mientras yo apretaba la punta de mi pene para sacar toda mi leche, me acarició mis testículos hasta hacerme venir, hasta hacerme estallar, luego secó la punta de mi pene con sus senos, con sus pezones paraditos

Luego nos botamos sobre la cama, a suspirar, a asumir lo que acabamos de hacer, estar delante de alguien, desnudos, totalmente excitados y solo tocarnos y mirar, algo delicioso, totalmente relajante, como empezar de nuevo el día.

Lo mejor vino después, su mensaje en mi Skype, “Hoy me vestiré de sonrisa el resto del día”, eso me excito nuevamente, y me dejó con el total deseo de volverla a ver, y de, esta vez si, penetrarla y poderme venir dentro de ella. Pero la magia del rato se vivió, y fue algo totalmente excitante y delicioso