Guía Cereza
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¡Con Afán, Pero Con Ganas!

Adriana toca la puerta. Abro. Está radiante. No tenemos mucho tiempo. Solo se pudo volar una hora y no le gusta desperdiciar el tiempo. 
La beso al cruzar la puerta, sus besos son húmedos y profundos, jugueteo con su lengua, al tiempo que acaricio su espalda. Voy deslizando mis manos a la par que mis labios. Siento sus nalgas redondeadas y suaves. Mi lengua traza círculos, se retira y llegan los leves moridscos. Me acaricia y busca impulsivamente mi cinturón. Sabe lo que hay esperándola. Agarra con ansiedad el paquete y su respiración se acelera. 
Empieza la carrera por desvestirnos. Sin dejar de besarla desabrocho su blusa, con un simple movimiento de dedos desabrocho su brasier. Ella se despega, me mira con esos ojos lascivos, ardientes de deseo, y mi pantalón cae. Se ha vuelto una maestra para desvestirme sin demora. Se quita la blusa, y se revelan sus pechos. Tienen el tamaño perfecto para caber en mi boca. Intento chuparlos pero antes de poder acercarme, se arrodilla. 
Agarra mi verga con firmeza y llega el momento que la caracteriza. Lame desde la base de mis bolas, lenta y delicada hasta la punta y luego se lo traga. Todo. No es enorme, pero 18 centimetros tampoco son una miniatura. Y sin embargo, se lo traga. Lo saca lento, lento. Empieza el juego. Chupa con tantas ganas, con ansiedad, como si fuera la última vez que chupará, como si llevara años esperando el momento. 
Me pongo más y más duro, parece que reventaré. Juguetea con mis bolas, se lo mete hasta el fondo, lo saca, lame la punta, me masturba con movimientos lentos pero firmes. 
Para y me mira, sonríe, sabe que lo disfruto y la excita. Se pone de pie y vamos a la cama. Se recuesta y le quito el resto de la ropa. Nada de sutilezas. No le gusta. Es perder el tiempo, dice. 
Se tiende. Adoro mirar su cuerpo. Abre sus piernas y se toca. Me lanzo. Su coño está húmedo. Tiene sabor a miel. Paso mi lengua despacio por los bordes. Lento, lento voy abriendo sus labios, recorriendo con la punta de mi lengua cada borde, cada pliegue. Solo con la punta, y siento como se moja más y más. Mueve sus caderas al ritmo de mi lengua. Empieza a echarse hacia adelante para sentir más, y yo me repliego. Dejo que se excite más y entonces, sin aviso, le doy una lamida completa. Con el ancho de mi lengua cubro todo ese coño exquisito y ella gime. 
Agarra mi cabeza con ambas manos, y yo aumento el ritmo. Voy acariciando sus pechos mientras jugueteo con mi lengua en su coño húmedo. Deletreo el alfabeto, letra por letra, en cursiva y en mayúsculas, con la punta de mi lengua en su clítoris, en sus labios... Pellizco sus pezones y sus contoneos siguen. Su cadera se mueve como si ya la estuviera penetrando, pide más. Abre sus piernas, se agarra las rodillas y queda expuesta del todo. Succiono toda el área de su clítoris, y lo dejo en mi boca mientras con mi lengua lo acaricio a toda la velocidad que soy capaz. Sus gemidos aumentan, y no paro de pellizcar sus pezones, de juguetear con sus senos...
Su respiración se agita más, sus gemidos aumentan, y las convulsiones reemplazan el contoneo de sus caderas. El primer orgasmo de la jornada llega húmedo, muy húmedo. 
Sus piernas tiemblan y me detengo, disfruto el panorama. Su rostro se sonroja y se dibuja esa sonrisa que tanto me encanta. Me mira y disfruta el panorama de verme embobado con su orgasmo. 
Me recuesta, abre el condón y lo pone con su boca. Su habilidad de tragarselo todo es una bendición. 
Se sube, empieza a cabalgarme. Siento cómo su coño húmedo y caliente se va tragando mi verga centímetro a centímetro. Se lo mete todo. Se mueve lento. Alza su cara al cielo y gime. Se mueve cada vez más rápido y yo le agarro ese culo precioso, redondo, suave, y lo estrujo mientras ella gime y se contonea. Me levanto y disfruto al fin ese par de tetas. Sus pezones están duros. Lamo cada centimetro, voy por los bordes, haciendo círculos cada vez más pequeños. Ella no para de moverse. Llego al pezón y lo mordisqueo con los labios, gime cada vez más. 
Le agarro las nalgas y voy abriendo paso a mis dedos en su culo. Un dedo para empezar, se mueve desesperada, hacia atrás para sentir el dedo, hacia adelante para sentir mi verga, se inclina para que chupe más y más sus tetas. Va buscando su segundo orgasmo y sin mucho esfuerzo empieza a lograrlo. Meto un segundo dedo, mientras con mi otra mano junto sus tetas y chupo sus dos pezones en simultanea. Sus gemidos se convierten en gritos. Sabe que los vecinos pueden escuchar, y no le importa. Está llegando. 
Me quita los dedos al tiempo que me empuja y aprieta sus piernas... su humedad se convierte en chorro. Eyacula con ganas. Solo un poco, en comparación con otras tantas veces. 
Para para recuperar el aliento. Sus rodillas tiemblan. Se recuesta y me mira. Cuando recupera un poco el ánimo, la volteo y la pongo en cuatro. Le encanta así. La penetro fuerte, la agarro del pelo y la empujo contra la almohada. La embisto cada vez con más fuerza, y ella gime. La empiezo a palmear, las nalgas se le empiezan a poner rojas pero no se queja, no pide que pare. Halo su pelo con fuerza, la embisto, la azoto a palmadas... Duro! Duro! Duro! Grita sin parar. 
Siento que estoy a punto de llegar, y paro. Se voltea y me mira con el rostro congestionado, me empuja y empieza a chuparme otra vez. Se sigue tocando mientras me chupa, quiere otro orgasmo, así que me entretiene mientras me calmo, sin dejar de excitarse. Cuando está por llegar se tiende. Agarro sus tobillos, la abro de piernas y la penetro otra vez. Se agarra con frenesí al marco de la cama mientras gime. Aumento el ritmo, siento que voy a llegar, ella me mira. Lo sabe, me pide que llegue... pero me contengo. Llega una vez más. Está sudando y exhausta. 
Me retiro cuando se normaliza su respiración. 
La volteo sonriente mientras su cara de incredulidad y alegría me pregunta ¿aún no?... Ya casi... le digo. 
La vuelvo a poner en cuatro, pero esta vez es mi lengua. Empiezo a lamer la delicia de sus mieles. Solo un momento. Voy subiendo y me detengo en su culo. Lamo despacio, sin pausa y sin prisa. Se empieza a dilatar. Mi lengua va cada vez más rápido, más profundo... Mételo, me dice. 
Me levanto y la penetro. Su culo apretado me recibe ansioso. Sabe cómo y cuándo apretar o soltar. La penetro despacio. Lo saco casi hasta la punta y lo meto otra vez, hasta el fondo. Ahí está mi orgasmo. Listo para salir. Voy aumentando la velocidad. Vente, vente, vente dice entre gemidos. Siento como va creciendo en mi, como se va acumulando la leche, como se me va contrayendo todo. 
Me vengo, le digo al momento de llegar y entonces aprieta. Aprieta fuerte, y siento cada oleada con un placer increíble. 
Me recuesto. Quedamos exhaustos. 
Nos quedan 5 minutos. 
Descansamos. Se viste mientras me habla del trabajo, su matrimonio, los niños, el estudio. Yo la veo vestirse mientras fumo un cigarrillo. 
¿Cuándo vuelves?
Cuando me pueda volver a volar. 
Me da un beso tierno y desaparece como llegó. A la carrera.
candelabro

Soy hombre heterosexual

visitas: 1239
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2015-07-29 13:28:18
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1 Comentario

Que bonito relato...

2015-07-29 18:15:06