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Encuentro Con Un Desconocido

Madrugué bastante ese día, era una buena oportunidad para encontrar al fin el trabajo que estaba buscando. Me puse esa chaqueta gris de cremallera lateral que hace poco había comprado y que tanto me había encantado sobre mi nueva blusa strapless de pepitas, ese pantalón negro que tanto pronunciaba mi trasero y los infaltables tacones. Estaba lista para salir, ¡me sentía como una femme fatale! Pero demonios, solo era una entrevista de trabajo... ¿Será que presentía que pasaría algo más interesante ese día?

En el sitio de la entrevista, muchas chicas con el mismo anhelo que yo. Pero había perdido el interés un poco, el sector no me parecía seguro y por ese motivo decidí irme.

Siempre he sido un poco distraida en la calle. Esperaba incauta un Transmilenio que me llevara hasta la estación del CAD cuando escucho una voz muy cercana a mi: -Discúlpame, es que tengo mi carro reparando en el taller y no uso mucho transmilenio. ¿Me podrías indicar como llegar al portal del Dorado?- Como yo nunca había visitado ese portal, solo atiné a decirle sin realmente estar segura que fuera hasta la estación del CAD y buscara como transbordar. ¿Porqué demonios le dije eso? ¿Quería acaso que se fuera conmigo en el mismo articulado? me sumerjo en mis pensamientos y en segundos caigo en cuenta que estoy mordiendo mi labio inferior. Nuestros ojos se encuentran y yo siento de inmediato una quimica y un morbo que asumo el sintió también al mirarme de arriba a abajo y expectante. -Mira, ya llegó el que nos sirve, sigue- el transmilenio estaba casi vacío, asi que logramos sentarnos juntos.

Comenzó a hacerme preguntas como que donde vivía y a que me dedicaba para romper aun más el hielo, me sentía demasiado nerviosa, su mirada me resultaba intimidante y su aroma de a poco me hacía perder la razón. El interrumpe mis pensamientos lascivos: -Mi nombre es Diego, mucho gusto- Le compartí un paquete de galletas que tenía en mi bolso, el me las ofrecía en la boca y yo, perdida en su mirada se las recibía.

Llegamos a la estación ¡Uff! me salvé, el tomará su camino pero yo me quedaré el resto del día pensando en esos ojos y recordando su aroma -Si quieres, apunta mi numero- Las manos me temblaban al tomar el celular, quiere algo más de mi, pensé... ¿Como está tan seguro que lo voy a llamar? ¿Qué se cree? -Creo que debería acompañarte mejor a tu destino, al fin y al cabo, no tengo prisa- Me dijo con rostro burlón ¡Maldición! quería estar más tiempo conmigo. Siento mi corazón a mil y preguntandome ¿Que demonios quiere de mi?

Iba solamente a dejar una hoja de vida a otro sitio, el la vió y me sugirió cambiarle algunas cosas, me sugirió ir a un café internet para hacerlo, la idea de tenerlo cerca asesorándome con algo tan trivial como eso sin duda me llenaba de excitación. Su cercanía en el lugar me ponía muy nerviosa, sentía que mi cuerpo echaba fuego... ¿Será muy imprudente si lo beso? ¿Espero que el mejor tome la iniciativa?

Salimos de dejar la hoja de vida y dije, bueno ahora si se irá de una vez y por todas a donde sea que tenga que ir. Tratando de ya definitivamente sacarle el cuerpo le dije que una tía mía que trabaja cerca me estaba esperando para almorzar. Me miró horrorizado: -No has almorzado?- Mi rostro entero se ruboriza y me dice enseguida -Yo voy para mi apartamento, si quieres te invito a almorzar y hablamos un poco más, que te parece?-

Pensé lo peor ¿Que tal me secuestre, abuse de mí? etc. Inmediatamente me negué a acompañarlo ¡Lo había conocido hace una hora! Pero ese fué uno de los momentos en que, mi cerebro y mi corazón no estaban de acuerdo. Mi cerebro decía: ¡No! Estas loca si crees que voy a permitir que te vayas con el a su apartamento! Y el corazón por otra parte: Estarás bien. ¡Vive el momento y guardalo por siempre! ¿Realmente desconfias de el?

La vida con momentos como ese, que pueden ser absolutamente relevantes y memorables es donde te hace decidir, inevitablemente confías y simplemente das un salto al vacío. Era el cielo o el infierno, la gloria o la perdición.

Rumbo a su apartamento me miraba mucho, sentía mi cuerpo arder y mi coño humedecerse. Nunca en mis años de sexualmente activa, había tan siquiera pensado en acostarme con alguien en esas circunstancias. Sentía de su parte un deseo absoluto por mi, su mirada, cuerpo y acciones me lo decían. Sabía lo que iba a pasar, y con un beso mientras bajaba la cremallera de mi chaqueta en el portal del Dorado me dijo -Sé que esa linda blusa quedará grabada en mi memoria-

En su apartamento afortunadamente el comedor quedaba cerca a la puerta de salida, revisé en todo caso que no hubiera puesto algún pasador o algo que impidiera mi escape, obvio estaba algo prevenida. Sirvió dos platos y dos vasos con jugo, tuve un temor absoluto al tomarlo ¿Que tal si le puso algo?

Pasaban los minutos y nada pasaba conmigo respecto a mis temores con el jugo. Me sentía bien. El toma la silla donde estoy sentada y me acerca a el, me besa el cuello. Mi respiración se agita y siento mi coño arder. Me da tiernos besos en el cuello, guía sus dedos suavemente entre mi cabello, me quita la chaqueta y pasea sus dedos por el borde de la blusa donde inician mis senos. Yo le quito la camiseta y beso despacio su cuello y su pecho. Lo tomo del cabello fuerte y llevo su cabeza hacía atrás, ya sabía que saldría viva de esta y mi objetivo ahora era disfrutar totalmente de aquel hombre que con morbosas intenciones se había acercado a mi.

Me lleva cargada hasta su habitación, apenas con el pantalón puesto, lo quita. Abre mis piernas, corre mi ropa interior e inicia con un delicioso oral. Lo tomo del cabello, luego aprieto mis tetas, halo mis pezones que parecen piedras y gimo suave pero con una excitación indescriptible. Suavemente se desliza hacía mí, me besa para que yo también pruebe de mi coño, me mira con un morbo absoluto y se hunde suavemente en mi. ¡Oh! que sensación. Estaba viviendo una de las mejores experiencias de mi vida y sentía una sensación liberadora con cada una de sus penetraciones. Se acerca y me dice suavemente al oído: -Eres preciosa, eres excelsa, y tus fluidos son ambrosía- Yo sabía que no resistiría mucho tiempo y más con esas palabras que sin duda aumentaban mi excitación y subían mi ego.

Cabalgo sobre el, con toda la fuerza y excitación que ofrece mi cuerpo. Me agarra fuerte las tetas, entrelazamos nuestros dedos y nos miramos a los ojos... Era increible, que yo follara con este hombre como si lo conociera de toda la vida. Siento como mi cuerpo de a poco se convulsiona y no resisto más... Estallo en un delicioso orgasmo y el, extasiado se libera en mí también... Dejo caer mi cuerpo sobre el suyo, lo beso, lo tomo una vez mas del cabello y le digo: gracias por darme la experiencia más memorable de mi vida.

Nos duchamos, el me enjabona como si en ese momento fuera lo más preciado para el... Luego, mas besos, caricias y morbo...

Me acompaña a tomar un taxi y nos despedimos con un apasionado beso... Llego a casa y leo un mensaje en WhatsApp: -Un delicioso placer haberte conocido. Diego-

En su apartamento, había decidido también, darle mi numero...

akane89

Soy mujer bisexual

visitas: 547
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2017-01-08 09:50:12
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1 Comentario

excelente relato

2017-01-08 16:35:32