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Infierno

Ese día hacia demasiado calor,  esa mañana me había ido de la ciudad sin tener idea del futuro, solo improvise y dije sí a un trabajo que no prometía mucho, pero, me resulto interesante pasar algún tiempo en un lugar en donde nadie me conocía. Seria como una especie de nuevo comienzo o como un juego de ser otra por un tiempo; conocería personas, tendría tal vez una amiga, un gato amarillo o un periquito, me levantaría tarde, haría mi desayuno, caminaría hasta el trabajo, escribiría algunos informes, realizaría un par entrevistas. Comería en algún lugar bonito en la noche, ya no haría tanto calor, regresaría a casa, tomaría algo frío y dormiría como nunca, tranquila, cansada, relajada.

Tome la decisión en una llamada que no esperaba, y sin pensarlo solo acepte, al colgar fue que de alguna manera sentí un frío de incertidumbre y arrepentimiento, pero, solo respire profundo y tome la decisión de seguir adelante; al día siguiente estaba en camino con una mochila, miedos, no le dije a nadie, solo desaparecí, deje de estar donde había estado los últimos años, deje de hablar con aquellos que hablaba casi todos los días. El viaje fue muy largo, aburrido, lo que hacia que en mi cabeza nacieran las ideas mas extrañas que había tenido jamas. Al llegar lo primero que me percate fue el clima, creo que nunca sentí un calor así, insoportable por momentos, y creo que jamas agradable.

Debo decir que la habitación que encontré era coherente con el precio del arriendo, demasiado pequeño para mí, pero resultaba curioso, al mismo tiempo, que la habitación tenia una entrada independiente, era una escalera de caracol pequeña que llevaba a una puerta de metal blanca, y que al abrirla en efecto llegabas a mi habitación. Ahora la recuerdo con cariño, no fue tan mala, lo que sucedía es que yo era demasiado joven. La cama era gigante, me imagine que me divertiría mucho ahí.

No lleve mucha ropa pensando en comprar un repertorio decente en el pueblo, ropa que fuera acorde con ese clima, con las personas, creo que tuve la intención de ser una más, sin embargo, fue una intención que nació marcada para fracasar... mis tatuajes, bueno, nadie más tenia tatuajes en ese pueblo, era impensable que una mujer los llevara almenos, claro, que estuviera loca o fuera una rebelde, una turista de una tierra lejana. Así que eso hizo a que fuera imposible ser invisible y, claro, llevar el cabello en un tono rojizo tampoco resultaba un camuflaje social eficaz. Me decían "la de los tatuajes" o "la pelirroja". 

En el primer piso vivía una familia muy tradicional, una pareja de mediana edad, y dos hijos, ya adolescentes. Él estaba casi siempre de viaje, ella ama de casa, pero también debía viajar por negocios que nunca comprendí, cuando ambos padres no estaban venia el abuelo y cuidaba a sus nietos un par de días.

El trabajo resulto ser demasiado sencillo, pausado, podía hacer el trabajo de un día en media mañana, la oficina era particular, hacia demasiado calor y a pesar de mantener siempre la ventana abierta, la brisa nunca entraba, era como si el aire fuera tan pesado que no lograra moverse por mas que lo quisiera. Así que, cuando terminaba temprano, me iba temprano, pasaba la tarde en una piscina, o caminando, o follando.  El segundo día salí con el mensajero de la empresa, joven y atractivo, con una gran vitalidad y arriesgado, me invito a salir y sin dudar acepte, comimos un helado, tomamos una cerveza, caminos y terminamos en mi habitación. Nos besamos, me desnudo, lamió mis senos, jugo con mis pezones y un par de cubos de hielo, luego otros cubitos se derritieron rápidamente en mi clítoris mientras me retorcía en la cama, me penetro, me beso, fue muy suave y lento, me ahogaba de nuevo el calor, enseguida lo hizo mucho más rápido, sentí explotar y lo sentí explotar dentro de mi.

Me abrumo una sensación desproporcionada de sed, me puse un vestido corto y salí por algo de tomar, caminando percibí algo extraño y refrescante en mis piernas, observe que el semen escurría en tres delgadas lineas por mis piernas; regrese con algunas botellas, el mensajero se daba una ducha, al escucharme salio del baño con una erección completa, se acostó en la cama y me invito a acompañarlo, me hice encima de él, su pene de deslizo fácilmente al interior de mi vagina, me moví lentamente mientras sus manos acariciaron mis senos, cerré los ojos, me deje llevar, disfrute, aumente el ritmo, gotas de sudor cayeron de mi frente, me vine, él se vino. 

agave

Soy mujer heterosexual

visitas: 1219
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2019-06-22 14:59:57
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