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En el paraíso con Candy

Después de la charla con Freddy el botones de la que hablé en el relato anterior, sobre hacer un trio con el nuevo asistente de cocina del hotel, al día siguiente cuando llegué del trabajo busqué a Freddy en el Lobby y le dije que me llamara al celular.

Subí a mi habitación y en unos minutos llamó Freddy que me dijo que al chico le gustó la idea pero que primero quería conocerme. Tampoco me chocó la idea y le dije a Freddy que yo también quería pasar un rato con el chico. Freddy me preguntó que qué tal si esa noche me lo enviaba y le dije que me parecía perfecto. Según Freddy, el muchacho se llamaba Camilo pero los amigos lo llamaban Candy. Tal como me lo describió, estaba a la medida de mis deseos. 

A eso de las diez sentí unos toquesitos en la puerta de la habitación y lo hice pasar... ya Freddy le había hablado de mi y Candy era muy despierto, amable, lindo y algo amanerado, tal como lo describió Freddy. Al momento nos gustamos y en pocos minutos estuvimos metidos en la cama desnudos, acariciándonos y besándonos... empezamos con un 69 que, después de tener las vergas bien chupadas y paradas, se convirtió en un rico beso negro entre las deliciosas nalgas de mi nuevo amiguito. Le lamí durante un buen rato ese culo rosadito con olor a baño reciente hasta que Candy protestó y me dijo que se moría por sentir mi verga en su culo. Yo, que desde que lo vi no veía el momento de comérmelo, le puse la verga para que me la mamara un poco antes de ponerme el condón. Le pregunté por su posición favorita para comenzar y él me dijo que boca arriba con los muslos contra el pecho.

El chico se veía delicioso en esa posición y yo le lubriqué el culito y después de ponerle una almohada bajo las nalgas, lo penetré, despacio pero sin problema. Hasta ese momento todo iba bien, pero en cuanto comencé el vaivén empezó también el gimoteo de Candy que, cuando le daba con algo de fuerza, se quejaba como una nena primeriza. Esto, que ya me lo había advertido Freddy, no cambió mucho aún con varios cambios de posición. 

Al principio me preocupó el asunto, hasta que Candy me dijo que le diera duro, que así era como le gustaba y que sus gemidos eran de placer, no de dolor, que mientras mas duro se quejara mas lo estaba disfrutando. Que me han dicho y haciendo caso omiso del alboroto seguí inmisericorde dándole como a rata en balde, sin parar hasta que me vine. Fue rico y, según los chillidos que dio, él también disfrutó mucho la experiencia. Creí quedar agotado, pero Candy quería mas y siguió mamándome la verga y chupándome las pelotas hasta que me la volvió a parar. Cuando la vio otra vez lista se puso en cuatro para que siguiera comiéndomelo y yo no me hice rogar y se la embutí de nuevo... ¡Uf! ¡Que sardino tan arrecho! 

Después del primero yo también aguanté mas sin venirme y le di otra vez por largo rato. Candy ya no chillaba tanto, pero se veía que lo estaba disfrutando. Me comí ese muchacho hasta que ya no pude mas... quedé bañado en sudor y agotado. Él, que quedó con el culito rojo y dilatado, seguía sin embargo fresco como una lechuga... se tendió en la cama conmigo abrazándome... me llenó de besos y me dijo que había pasado rico y que mi verga estaba super. Uf! Que delicia de sardino.

En la próxima les cuento del trío  con Freddy.

Prudencio

Soy hombre bisexual

visitas: 1228
Categoria: Gay
Fecha de Publicación: 2020-03-10 16:09:41
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