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Mi despertar sexual.

Tan solo espero que no se escandalicen con mi historia, pero aclaro que nada fue por encima de mi voluntad y que aunque era muy niña disfruté bastante de todo lo que pasó en mi despertar sexual.


Esta historia es a mediados de los años 90s. Para ese entonces los niños no éramos tan expertos en temas de sexo cómo lo es ahora; y el sexo era visto en muchas partes como un Tabú o algo de lo que los menores de 18 años no podían ni siquiera pensar.


Cuando tenía 12 años vivía al frente de la casa de mis tíos. Allí yo iba a jugar mucho con mi primo Fernando que era muy agradable, muy buen primo. Él tenía 13 años para aquel entonces.

Un día estábamos solos en su casa. Mis tíos habían sido invitados a un un matrimonio y nos dejaron a cargo de nuestra abuela. Ella ya estaba bastante anciana y después de mucho rato de estar sentada se quedó dormida en su silla mientras mi primo y yo jugábamos normalmente.

 Entre tantos juegos  comenzamos a jugar a la familia. Que él era el papá y yo la mamá papá. Las muñecas y peluches eran nuestros hijos y los carros de juguete de mi primo eran nuestras propiedades. Era un juego muy normal e inocente no hacíamos otra cosa más que pasar el tiempo jugando. Mi primo, simulando que iba al trabajo y yo trabaja desde casa con una calculadora de juguete. Después de un rato mi primo dijo que era hora de dormir. Acomodamos una improvisada cama en el sofá al frente de donde estaba durmiendo la abuela y en ese sofá supuestamente dormiríamos. Tomamos una sábana y nos cubrimos con ella.

Ya acobijados, mi primo me dijo susurrando que hiciéramos lo que la gente hacía en la televisión y que mis tíos  también hacían en las noches cuando nadie los veía. Yo le respondí riendo que como se le ocurrían esas cosas, que no podíamos hacer eso. Además, yo nunca había jugado cosas así.

Últimamente yo había tenido curiosidad sexual. Unas semanas atrás accidentalmente había escuchado ruidos en la madrugada que provenían de la habitación de mi mamá. Esa noche el ruido de la cama de ella era muy seguido, así que me acerque en silencio y noté que su puerta estaba ligeramente abierta, por lo que podía ver algo de lo que estaba sucediendo allí adentro.

Mi mama estaba en la cama con su novio. Hay que dejar claro que mi madre era soltera. Mi padre falleció cuando yo sólo tenía 3 años y por eso vivía sola con mi madre quién en ocasiones tenía citas o salidas a cenar. Ella salía con un hombre de su edad y ya tenían algunos meses saliendo juntos. Por eso era normal ver a su novio en casa constantemente.  La escena de ellos dos aunque extraña fue algo que me causó curiosidad por que pude verlos acostados, arropados a mitad de cuerpo. El novio de mi mamá estaba encima de ella besando su cuello y se notaba desesperación en ambos.

Yo seguía mirando secretamente. Mi mamá tenía sus ojos cerrados y su rostro se mostraba muy a gusto con lo que su novio hacía. Yo sabía lo que ahí estaba sucediendo pero nunca lo había visto en persona. Por algún motivo y de forma natural el estar ahí escondida y consiente de lo que veía empecé a excitarme mientras escuchaba y veía el placer y la intensidad con la que ellos se entregaban. Recuerdo que mi vagina comenzó a tener unas cortas contracciones que era algo que nunca había sentido y comencé a frotarme porque necesitaba liberarme de estar tan excitada.

Escuché y vi a mi madre hacer un pequeño gesto de dolor, luego un suspiro largo que se unía con un forma de respirar pesadamente y comenzó a gemir a medida que la intensidad de movimientos de su novio aumentaba, no pasó mucho tiempo antes de que todo comenzara a ser demasiado para ella y eso a mi me excitaba mucho. El escuchar la desesperación en su voz mientras luchaba por contener sus sonidos.

Mi madre también subió encima de su novio y ella era quien ahora se movía circularmente encima de él y después lo hacía de arriba hacia abajo. Los movimientos eran en conjunto y llego un momento en el que se mostró tan desesperada que sus movimientos se aceleraron al igual que su respiración terminando todos con un largo suspiro que hizo volver la calma en esa habitación.  Solo escuchar el puro placer y la intensidad que ellos tuvieron fue una mezcla entre curiosidad y placer visual y auditivo para mí. Desde esa noche tuve curiosidad aún más por aprender o conocer más del tema pero obviamente a nadie le iba yo a hablar sobre eso. Así que cuando mi primo me dijo sobre hacer cosas que los papás hacen en la cama me pareció intrigante, aunque le respondí a él que no; se me ocurrió decirle que estaba curiosa por lo que había visto hacer a mi mamá. Mi primo comenzó a preguntarme sobre el tema a manera de saber detalles diciéndome que él también había escuchado en ocasiones ruidos de cama en la habitación de mis tíos.


Mi primo me dijo que jugáramos a eso. Miré a mi abuela, ella seguía dormida y en ese momento comenzó la malicia en mi mente y en la de mi primo. Ambos sabíamos que eso era algo malo, que no podíamos ser sorprendidos; así que nos aseguramos de que cuando mi abuela abriera los ojos no viera ni sospechara nada.

Con mucho cuidado y en silencio subí encima de mi primo. (Ambos con la ropa puesta solo estábamos experimentando) Cuando ya estaba arriba Él pidió que me moviera igual a como yo había visto a mi mamá y así lo hice. Todo era muy lento y en silencioso para que la abuela no pudiera vernos o escuchar algo.

Un poco nerviosa pero con las ganas de experimentar me subí encima de mi primo, tal como vi a mi mamá hacer. Lo curioso es descubrir cómo el instinto natural del cuerpo al tener la disposición de hacer estas cosas comienza a reaccionar de forma inmediata.

Mi respiración poco a poco comenzó a acelerarse. Inmediatamente me sentí similar a lo que había pasado la noche en que vi a mi mamá. Quise imitarla y tratar de descubrir que era tener un momento así. Pero no fue necesario, la naturaleza de la situación generó que todo se diera sin tener que imaginarlo. Me gustaba lo que estaba haciendo, era diez veces mejor que lo que había visto aquella noche y no iba a dejar pasar la oportunidad de sentirlo.

A medida que movía mi cuerpo friccionando mi vagina encima de la zona del pene de mi primo sentía que su pene se ponía como una piedra y yo al sentir esos roces en mi vagina a mí me provocaba moverme intensamente haciendome apretarme más a su cuerpo. Estábamos acostados, yo encima, él abajo. Comencé a moverme encima de él simulando lo que había visto hacer a mi madre. En ese momento el roce de su pene y mi vagina comenzó a generar placer en mí. A mi primo le gustaba, se veía en su cara. Yo también estaba experimentando algo muy placentero. Era muy especial porque yo nunca había sentido tantas cosquillas placenteras allí abajo.

Mientras estaba encima de mi primo moviéndome, yo miraba a mi abuela entre el susto y el placer de que no fuera a abrir los ojos. Entre más me movía más sentía su pene rozando mi vagina. En ese momento entendía por qué mi mamá mostraba placer y se movía como lo hacía aquella noche que la vi.

Comencé a hacer todo lo que la había visto hacer a ella, el placer aumentaba cada vez más, no sabía elegir el cómo moverme porqué estando ahí encima sentía muy rico, me movía hacia los lados, hacia arriba y abajo, hacia los lados. Apretábamos nuestras pelvis desesperadamente tratando de encontrar placer tanto en su pene como en mi vagina. Todo ese roce se sentía demasiado bien. Ese juego con mi primo me gustaba mucho. Miraba a mi abuela dormida y me concentraba en las contracciones  que sentía en mi vagina mientras me movía; hasta que sentí una mini explosión dentro de mí y una sensación agradable muy suave que subía por mi cuerpo. (Acababa de tener mi primer orgasmo y en ese momento no lo sabía) bajé de encima de mi primo en silencio. Él me decía que siguiera pero yo sentía que ya había sido suficiente. Se sentía muy rico pero sentía que era suficiente. Me senté al lado de mi primo y le pregunté si él también había sentido eso. Él me respondió que le había gustado sentirme arriba que él quería seguir.


Tuvimos nuestra primera experiencia sexual, no hubo besos, ni penetración, nada de eso. Solo un primo y una prima encima del otro con ropa experimentando por medio de roces y movimiento el placer de sentir y saber que era tener sexo.

Después de unas horas llegaron mi mamá y mis tíos. Esa noche mi primo Fernando le preguntó a mi mamá que si yo podía quedarme durmiendo con la abuela y él. Que queríamos escuchar historias hasta tarde o simplemente pasar tiempo con la abuela. Mi mamá aceptó. Yo sospechaba de qué se trataba todo y la verdad estaba con ganas de repetir. Por eso el plan de mi primo me pareció perfecto.

Cuando ya era hora de dormir; mis tío me acomodaron una cama al lado de la abuela y ellos se fueron a su habitación. Mi primo tenía su habitación aparte pero estaría con nosotras hablando y pasando el tiempo.

Mi abuela, mi primo y yo nos pusimos a hablar hasta muy tarde. Finalmente mi Abuela mandó a mi primo a su habitación y ella se quedó dormida. Se apagaron las luces, yo también quede dormida.

No sé si había pasado mucho o poco tiempo pero me despertó un susurro en medio de la oscuridad de mi primo diciéndome que me despertara, que no hiciera ruido y me dijo que él quería que repitiéramos lo que habíamos hecho. Que él seguía pensando en esas sensaciones. Le dije que la abuela estaba ahí y era imposible pero los dos sabíamos que la abuela no la despertaba nada y la idea de repetir eso me gustaba. Mi primo se subió a la cama en silencio, se acostó mirando hacia arriba y me pidió que me subiera en él otra vez. (Si pueden notar en lo que escribo él al igual que yo tampoco era experto, él también creía que se hacía solo así acostado hacia arriba)

La habitación estaba muy oscura, prácticamente no se podía ver nada. Me subí despacio y en silencio encima de mi primo, ya él tenía su pene duro. Nos arropamos y una vez más comenzamos a movernos, lento y callados, me gustaba mucho sentir eso. Mi primo me decía que se sentía rico y eso me animaba a seguir moviéndome. Estando ahí pasando tan delicioso escuchamos ruidos de alguien que venía acercándose. Mi primo salió de la habitación rápidamente y se fue a la suya. Era mi tío que estaba revisando que todo estuviera cerrado y apagado. Se asomó a la habitación donde yo estaba con la abuela y después de eso se fue a su habitación.

Mi primo no volvió en muchos minutos, después de media hora él regresó pero esta vez me llamo en silencio y me dijo que fuera con él a su habitación. La verdad yo estaba esperándole.

Cuando entramos ahí pude escuchar que mis tíos estaban teniendo sexo. Se oía a mi tía gemir silenciosamente. Mi primo me había llamado para que escuchara con él. Entramos a su habitación, nos acostamos una vez más, esta vez en su cama. Me subí encima de él y comenzamos a movernos apretándonos pero esta vez escuchando los gemidos de la habitación de los tíos. Yo me movía al mismo tiempo que escuchaba los gemidos de mi tía, no la veía pero escuchándola me daban ganas de más. Mi pijama era de tela suave y delgada por eso el roce sintiendo el pene duro de mi primo me gustaba mucho. Estando los dos pasando rico mi primo me dijo que intentáramos ver, así que paramos para ir a ver a los tíos y aprender más. Con cuidado nos acercamos, los gemidos se escuchaban más y yo sentía un temor a ser descubiertos bastante excitante. Nos recostamos entre la puerta que estaba un poco abierta y por un costado pudimos ver.

Mi tío estaba encima de mi tía, no era ella quien estaba arriba, ella estaba abajo (Estaban en misionero) y él chupaba sus senos mientras se movía encima de ella. También estaban acobijados con una sábana a medio cuerpo por eso creíamos que el sexo se hacía en ropa interior no con pantalones o pijamas puestas. No veíamos penetración porque estaban tapados, así que esa noche no supimos que ellos estaban desnudos.

Volvimos a la habitación de mi primo a hacerlo como habíamos visto. Me quité mi pijama quedando solo en ropa interior y mi primo también. Esta vez él fue quien se subió y empezó a moverse. Puedo asegurar que se sentía mucho más placentero que antes. No había penetración solo roces de nuestros cuerpos con ropa interior. Mi primo comenzó a moverse más rápido, mucho más rápido y eso me gustaba mucho más. Escuchábamos a mi tía gemir y la cama de ellos moverse y eso nos hacía apretarnos y movernos más. Sentí ganas de enterrar mis uñas en la espalda de él, de morderle el hombro. Algo me pasaba pero no me podía controlar lo único que quería era que él no se bajara de encima de mí. Esta vez era mucho mejor que cuando habíamos estado en el sofá, yo tenía ganas de que me hiciera duro.

Mi primo se acelera en movimiento, me aprieta más duro se mueve más rico aún y mete su cabeza contra mi cuello y sus piernas se estiran fuertemente apretando mis hombros muy fuerte. En ese momento sentí otra vez sentí la sensación de la explosión dentro de mí, otra vez la sensación de espasmos cálidos y agradable que salía desde mi vagina y subía por mi cuerpo como una conexión con el cuerpo de mi primo instantáneamente. Solo que esta vez mientras mi cuerpo experimentaba esa sensación; también sentí que dentro de los calzoncillos de mi primo había humedad y su pene comenzó a ponerse pequeño otra vez.


Ambos nos miramos como quien descubre una mina de oro, como agradecidos el uno con el otro y me di cuenta que mi primo estaba húmedo en su ropa interior. Hoy día y sé que en ese momento él  había tenido su primera eyaculación. Yo también me sentía liviana y con las piernas temblar. Ambos tuvimos un orgasmo pero aun no sabíamos lo que eso era.

Me fui a mi habitación y esa noche quedé pensando en cómo algo tan delicioso tenía que hacerse escondidos y sin que nadie lo supiera. Mi primo y yo aprovechábamos cuanta oportunidad teníamos para acostarnos a repetir lo mismo. No había penetración, solo era con ropa o en ropa interior pero esas sensaciones para una niña de 12 y un niño de 13 era como estar en el paraíso viviendo un éxtasis de emociones.

Cuando cumplí 14  Mi primo y yo seguíamos teniendo encuentros escuchando a sus papás follar. Fueron repetidas las ocasiones que los escuchábamos y los sábados cuando todos se acostaban nos íbamos en secreto a ver películas de softcore (sexo no explicito) que presentaban en la TV a la medianoche, todo eso fue despertando nuestra curiosidad, aprendíamos nuevas cosas, como el sexo oral o masturbación mutua, hasta que una noche comenzamos a acariciarnos de una manera distinta metía sus dedos suavemente en mí y yo metí mi mano dentro de su ropa interior manoseando y acariciando su pene nos masturbábamos mutuamente entre cobijas tal cual como lo veíamos en las películas. Recuerdo que me mojaba mucho al sentir el miembro de mi primo erecto, me mojaba mucho mientras él metía sus manos en mis bragas, me hacía tan rico que el estar escondidos en silencio y sabiendo que lo que hacíamos no era aceptado me generaba mucha excitación. Nos corríamos bastante y mojábamos las sabanas donde estábamos arropados.

Esto se repitió algunos meses y así cómo se dio mi despertar sexual.

Un año después, Cuando cumplí 14 años, nos mudamos de ciudad. Mi sentido y deseo sexual había sido descubierto y constantemente pensaba en mi primo y las cosas que hacíamos.

En esta ciudad mi mamá en las tardes me dejaba al cuidado con una amiga de ella que tenía dos hijos de 10 y 13  años, recuerdo que por las tardes cuando dormía mi siesta uno de ellos, el mayor de ellos iba se acostaba conmigo. Algunas veces se acomodaba  atrás de mí y comenzaba a frotarse con mi espalda, justo en mi trasero. Pegando la parte de su pene en mí, iniciaba a acariciarme y apretarme hacía él de forma despacio. Yo me hacía la dormida pues me daba miedo la situación por miedo a ser descubiertos pero realmente me gustaba.

Poco a poco le permitía hacer algo más. En algunas ocasiones se aprovechaba de los juegos de escondite para hacer algunas cosas que me gustaban; como manosearme, pasar su mano suavemente por mi trasero mientras me acariciaba los senos.  Recuerdo que a veces con otros chicos jugábamos escondidas; y este chico siempre se escondía junto conmigo y cuando estábamos en algún lugar solas él me tomaba de la cintura y experimentaba tocándome aunque yo les decía que no. A veces nos acostábamos en su cama (sin desnudarnos) y él se subía sobre mí y comenzaba a moverse rozando su pantalón con mi pelvis duro y despacio yo trataba de decirle que no pero él me sujetaba muy fuerte. Después de unos segundos me gustaba lo que sentía mientras que con la ropa puesta nos dábamos placer, él acostado encima de mí en modo misionero y yo mojando mis bragas por el roce de lo que hacíamos. Así seguíamos hasta que alguien nos llamaba.

Una tarde estando en medio de juegos y charlas el hermano menor en secreto me mandó la mano a mis senos que ya para esos días estaban creciendo y simplemente me dejé porqué lo hizo suavemente y siendo sincera me gustó cómo lo hizo y la verdad tuve el deseo de permitirle saber lo que yo hacía con su hermano mayor. Así que nos dirigimos a su habitación y nos tapamos con su cobija a hacer lo que ya antes había hecho con su hermano.

Yo le dije que se subiera encima de mí y estando yo debajo lo abracé hacia mí y empecé a acariciar su espalda con las puntas de mis dedos mientras yo movía mis caderas debajo de él y me apretaba hacia su pequeño pene; el cual se ponía erecto mientas yo hacía es fricción.

En él se notaba que ya había visto y sabía información sobre el tener relaciones sexuales. Porque sin yo decirle nada él bajó su ropa interior a las rodillas e intentaba quitarme los leggins para penetrarme. Aunque yo no permitía que me penetrara, Lo sentía erecto y oírlo y verlo excitado me gustaba. Con él me divertía mucho, pues aunque no lo crea eso me generaba placer, sentir a alguien menor que yo aprendiendo del mismo modo que yo también una vez aprendí. 

Los dos hermanos al parecer nunca se contaron lo que hacíamos a escondida pero cada vez que había una oportunidad yo me escondía con uno de ellos para calmar las ganas de sexo por medio de roces o caricias y si teníamos tiempo y espacio nos acostábamos a “rozar” nuestro cuerpos. }

Admito que esos recuerdos me humedecen o me excita hablar de ellos.


Hoy crecí, soy una mujer que recuerda con morbo todo aquello.

En algunos diciembres nos reunimos con la familia y me encuentro con mi primo. Ya no sucede nada, eran cosas de niños y nunca más volvimos a hablar del tema. Pero los dos sabemos y tenemos un secreto que aunque no lo demostramos, sabemos que nos da morbo pensar en ello.

No veo lo que hice cómo un abuso infantil, realmente aunque era una niña siento que eso no ha repercutido en algún trastorno para mi vida porque lo que hice fue por mi voluntad y nadie me obligó. Disfruté mucho cada travesura.

Bako35

Soy hombre heterosexual

visitas: 2034
Categoria: Hetero: Primera vez
Fecha de Publicación: 2023-09-23 09:44:58
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2 Comentarios

Super como cuentas ¡¡

2023-11-06 01:02:20

Genial

2023-09-26 08:59:18