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Soy un hombre normal. Tan común como cualquier otro. Recibí una educación suficientemente buena para saber discernir sobre lo que me gusta en la vida y lo que no. Trabajo responsablemente todos los días, amo y veo crecer a mi hijo feliz; me relaciono perfectamente en sociedad. Hago deporte, veo deporte, voy a cine, tengo novia, cambio de novia, cocino y como, estoy aprendiendo a bailar, fumo marihuana en paz... Como quien dice, no le hago daño a nadie y busco siempre tranquilidad, y la logro la mayoría de las veces.
Sin embargo hay un aspecto de mi vida que no deja de inquietarme, no propiamente porque sienta que me hace daño, sino porque con el tiempo lo he ido convirtiendo en una especie de tabú del que me cuesta hablar, y es la visión (y disposición) que tengo sorbe la vida sexual. Desde la preadolescencia sentí que era bastante libidinoso y al principio era como normal, todos los niños hablábamos de sexo, veíamos y traficabamos pornografía e incluso hacíamos sesiones de masturbación colectiva.. después llegaron las noviecitas y aprender el "arte de amar" (jaja), cosa que cada vez fue más fácil, al punto que con algo de práctica se podía innovar de forma creativa. La vida me premió (o me castigó, no se jaja) a los ****** años conociendo la única persona que me ha aguantado el voltaje sexual y es tanto que hoy en día, ****** años después, seguimos hablando en los mismos términos.. sin embargo me fui dando cuenta que las conversaciones sobre mis deseos sexuales se volvían para las otras personas en temas medio densos, al punto de llegar a serles como ofensivos.. fue así como descubrí que a la mayoría de las personas (por lo menos de las mujeres, pues soy completamente heterosexual) les cuesta tocar temas como sexo duro, anal, grupal, exhibicionismo, voyerismo e incluso cosas mas "inofensivas" como ver pornografía o el uso de juguetes..
Hoy es el día en el que me siento más activo sexualmente que nunca, pues creo que mi líbido se ha incrementado con el tiempo. Nunca me ha faltado una compañera en la cama, pero rara vez he podido encontrar alguna con la que pueda recrear mi propia película. No soy un hombre enfermo, jamás me he sobrepasado con alguien ni mucho menos he obligado a otro a hacer algo que no quiera. Pero confieso que no me gusta el “softcore”, que no soy tierno en la cama y que mientras más pervertida la situación, más me gusta. Mi noción de la fidelidad en una relación de pareja sobrepasa el aspecto físico y se define en términos de conexiones emocionales, pues siento la necesidad de tener sexo tan importante y natural como la de ingerir alimentos (las veces que he intentado expresarlo así a las novias que he tenido me he librado de morir de milagro..). He amado intensamente y se diferenciar muy bien cuando se va a la cama con o sin amor, pero no tengo problema ni con lo uno ni con lo otro. Mientras más pasa el tiempo más curiosidad me da de hacer cosas distintas, siempre un poco más retorcidas y perversas, más cerca de ese dolorcito rico del sexo extremo, y de hacerlas con mayor frecuencia… y el gran dilema es que mientras más grande se hace lo que deseo, más distinto me siento del resto del mundo, por lo menos del resto de mi mundo, al punto de cuestionarme si con mis instintos podré alguna vez  tener una relación duradera y feliz. No ha sido una sola vez que he terminado con alguien porque la siento “plana” en la cama, porque necesite más voltaje. Ni tampoco ha sido una sola vez que me he sentido como el peor pervertido enfermo sexual al verle la cara de espanto a estas niñas cuando les propongo algo osado…
Por eso escribo de forma muy sincera esto, y abro la puerta para que me digan por favor qué piensan al respecto, sobre si esto es más normal de lo que creo, o si necesite realmente buscar apretar alguna tuerca suelta.
No busco por este medio conocer gente con quien tener sexo fortuito ni algo por el estilo. Solamente quiero hablar de ello abierta y tranquilamente, por primera vez en mi vida.
Muchas gracias.