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El Marqués de Sade y los placeres Transexuales

odinthorlocky
Soy hombre heterosexual
Publicado hace 11 años, 10 meses
Bueno, a mí me gusta mucho la lectura, y entre la literatura que prefiero está la del Marqués de Sade. Los que me conocen saben esto. Así que estaba leyendo Justine o los infortunios de la virtud y me encontré con una cita que puede dar un poco de luz acerca de los placeres que experimentan nuestras queridas transgénero, travestis y transexuales. Aquí va:

––¡Ah, Thérèse! ––exclamó un día, entusiasmado––, ¡si conocieras los encantos de esta fantasía, y pudieras entender la dulce ilusión de ser únicamente una mujer! ¡Increíble extravío de la mente! ¡Aborrecer ese sexo y querer imitarlo! ¡Ah, qué dulce es conseguirlo, Thérèse! ¡Qué delicioso ser la puta de todos los que te desean y llevando a ese punto, al último extremo, el delirio y la prostitución, ser sucesivamente en el mismo día la querida de un mozo de cuerda, de un marqués, de un lacayo, de un fraile, ser sucesivamente por ellos amado, acariciado, deseado, amenazado, golpeado, a veces victorioso en sus brazos, y, otras, víctima a sus pies, enterneciéndolos con caricias, reanimándolos con excesos...! ¡Oh, no, no! Tú no entiendes, Thérèse, lo que significa este placer para una cabeza organizada como la mía... Pero, dejando a un lado la moral, ¡si te imaginaras las sensaciones físicas de ese divino gusto! Es imposible resistirlo... Es un cosquilleo tan vivo, unas titilaciones voluptuosas tan excitantes... pierdes la cabeza... te vuelves loco... Mil besos a cual más tierno no exaltan con suficiente ardor la ebriedad en que nos sumerge un compañero... Estrechado por sus brazos, con las bocas pegadas, nos gustaría que toda nuestra existencia pudiera incorporarse a la suya; nos gustaría formar con él un único ser; si nos atrevemos a quejarnos, es de ser olvidados; nos gustaría que, más robusto que Hércules, nos ensanchara, nos penetrara; que esta preciosa simiente, arrojada ardiendo en el fondo de nuestras entrañas, consiguiera, con su calor y su fuerza, hacer brotar la nuestra en sus manos... No te imagines, Thérèse, que estamos hechos como los demás hombres: se trata de una construcción totalmente diferente, y el cielo al crearnos adornó los altares en donde nuestros enamorados sacrifican con la membrana cosquillosa que tapiza en vosotras el templo de Venus. Somos, sin duda, tan mujeres como vosotras lo sois en el santuario de la generación; y no dejamos de sentir ni uno de vuestros placeres, no hay ni uno del que no sepamos disfrutar; pero tenemos, además, los propios, y esta reunión voluptuosa es lo que nos convierte en los hombres de la Tierra más sensibles a la voluptuosidad, los mejor creados para sentirla. Esta hechicera reunión es la que hace imposible la rectificación de nuestros gustos, lo que nos convertiría en unos entusiastas y en unos frenéticos si se cometiera la estupidez de castigarnos... ¡lo que nos hace adorar, hasta la tumba finalmente, al dios encantador que nos encadena!

Y ustedes ¿qué piensan?

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