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Por: Alvaro Quicenoalvaroquiceno@hotmail.comepifania.jimdo.comfacebook.com/alvarojosequiceno
Dibujar porque sí. Sin razones, sin reglas, sin prejuicios. Escorzos imposibles y caligrafía que se convierte en caderas, penes y tetas.
Desde muy corta edad me fascino la caligrafía por su soltura y libertad. Cuando dibujo escribo, cada línea para mi es una letra que no existe en ningún alfabeto. Cada dibujo terminado es un conjunto de palabras que carecen de intérprete. Y carecen de ello porque el motor que me mueve a ilustrar no es otro que la sinrazón. No tengo una temática trascendental, no quiero ni intento dar un mensaje, soy ajeno a motivos y causas.
Muchos buscan la forma de aquietar la mente con “hobbies” (unos más sanos/aburridos que otros), el mío son las líneas. Generalmente empiezo con una hoja en blanco y rayo suavemente la superficie con rayones sin sentido, curvas y gestos que “escribo” y que después observo cuidadosamente tratando de encontrar formas que nacen de la accidentalidad, formas entre las líneas. Así como algunos encuentran figuras en las nubes u otros señalan humedades en paredes con formas de Cristo o la Virgen María.
Una vez que encuentro la forma dejada por las líneas del lápiz, las mismas que sin prejuicios dejé en el papel, me doy cuenta que siempre me muestran lo mismo, anatomía humana (la obsesión de mi subconsciente).
Es precisamente por esto que los escorzos en lo que hago no tienen reglas, que la anatomía se vuelve imposible. Y es porque así lo dictan las líneas. Es como tener una pieza de mármol y esculpir en la cabeza pensando cual es la mejor forma de aprovechar la morfología de la roca.
Es entonces por esto, por la accidentalidad, por sentir que no soy dueño de mis actos sino un lacayo de mi hemisferio derecho que felizmente puedo afirmar que no soy un artista.
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Alvaro Quiceno, de Medellín y nacido en Tuluá, Valle del Cauca, es nuestro invitado en esta oportunidad a la sección Arte y Erotismo, agradecemos que haya compartido con nosotros parte de su trabajo y esta reflexión sobre la fuente de su inspiración.