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Alcohol Y Sombras II: En La Calle, Bajo Una Llovizna

Estoy ebria, veo luces moverse en el cielo, no sé si son reales, o si estoy dormida soñando con luces que parecen naves espaciales rondando el oscuro firmamento. Puedo notar que hace frío, pero el alcohol en mi sangre me protege del clima bogotano de la madrugada; Sí, eso lo recuerdo bien, salí con mi jefe a tomar algo, eso es real, con el movimiento la linea del sueño y la vigilia se hace claro.

Es un taxi, Victor aunque evidentemente alcohólico sabe que no quiere poner su vida y la de nadie en riesgo, eso me tranquiliza... otra vez oscuridad.

Mis ojos se abren de nuevo, pero no por completo, mi mejilla esta pegada al vidrio de la ventana, trato de sentarme bien y miro a mi derecha, puedo verlo observándome, creo que le divierte verme así. No sé a donde vamos. Mis ojos se cierran de nuevo.

Hay un ruido extraño y familiar a la vez, tengo una sensación placentera y no reacciono; escucho una conversación pero no distingo las palabras, puedo reconocer la voz de Victor, la otra voz masculina me es desconocida, es ronca y con un acento particular. Sí, son dos dedos en mi vagina, puedo sentir que mi nuevo jefe esta inclinado hacia mi, percibo la cercanía de su cuerpo.

A él le encanta que no use ropa interior, me reta a salir a menudo de esa forma, y jugar, divertirme con ello; sin embargo se vuelve una condición cuando salgo con él, me ha comprado minifaldas para que las use cuando salimos juntos, "con minifalda y sin cucos" me dijo esa misma tarde antes de ir a un bar, me llevo al Exito de la calle 53, eligió ropa para mi, con la condición que debería mostrarle mientras me probaba ropa... en el probador. Ese recuerdo me excito demasiado, me moje y los dedos de mi jefe chapoteaban en mi coño como un pez en un balde.

Decidí no abrir los ojos, gemí, y puse un dedo en mi boca para morderlo; de nuevo escuche a Victor comentando algo con alguien, no le entendí, parecía estar divirtiéndose... es su estilo, entre semana dedicado al trabajo y el fin de semana pierde el control. Abre mi blusa, aprieta mis pezones con sus dedos, y luego con sus dientes.

Enseguida abro los ojos, el taxi esta en movimiento, y mi jefe estimulandome con sus dedos mira atentamente las expresiones de placer de mi rostro.

-...así borrachas...- fueron las únicas palabras que entendí, cuando le hablo al taxista. Él no seguía mucho la conversación, pero parecía apoyarlo y asentir en sus comentarios.

No es muy hablador en sano juicio, pero con que se tome una cerveza todo el mundo se hace digno de su confianza y de hacer parte de su circulo más intimo.

Me sentí totalmente desinhibida, me quite la blusa, y la deje a un lado, luego la minifalda, de modo que solo conserve mis botas negras que llegan hasta mis rodillas. Sé que le encanta eso.

-...parqueese aqui- saco un billete de la billetera, y lo puso en el hombro del taxista, le dio tres firmes golpecitos y le dijo: -... y esperece un ratico-

Victor me tomo firmemente del brazo, bajándome del taxi, pude darme cuenta que había una leve llovizna, hace frió, pero mi calor interno me impide sentir frío; las calles están muy inclinadas... debemos estar cerca de su apartamento, pensé. Mi cuerpo rápidamente es cubierto por gotitas, paso mis manos por mi cuerpo, en parte jugando, en parte cerciorandome de qué tantas gotitas habían; claramente no estaba empapada, pero mi cuerpo quedo con el brillo de una tenue humedad que refleja tímidamente las pocas luces de los postes de la calle. Victor se detuvo unos segundos para contemplarme desnuda, bajo una llovizna nocturna esperando a ser poseída.

Guió mis manos a una reja, al sujetarme del frío metal puedo darme cuenta que es una casa abandonada... espero que no hayan fantasmas... o duendes, pensé y sonreí. Mi jefe, aferrándose de mis caderas, me penetra fuertemente con su verga, le gusta ponerme en 4, y mi vagina esta realmente feliz de recibir sus atenciones, me muevo a su ritmo, estoy feliz, estoy excitada, parece como si alguien quisiera tumbar esa reja de metal.

Trato de hacer el menor ruido posible, pero él hace de eso una tarea imposible de cumplir, la reja se mueve, él me penetra con más fuerza como queriendo llegar al fondo, mis gemidos salen y se vuelven palabras:

-Más... más...sí...así....más...- pienso en el taxista, en el buen espectáculo que esta viendo, y esa sola idea, hace que mi mano vaya a mi clítoris, y con apenas rozarlo un intenso orgasmo llena todo mi cuerpo de sensaciones desesperadas y placenteras. Mi jefe acelera el ritmo, y enseguida siento que clava sus uñas en mis caderas y se viene dentro de mi vagina con tres embestidas finales.

Me toma del brazo, al caminar siento que su semen se escurre entre mis piernas, la sensación húmeda y caliente me hace dar frió por primera vez. Victor quiere que entremos al taxi, pero lo detengo y le digo:

-Pasame algo para limpiarme- puse una mano en la puerta del taxi para apoyarme, estoy mareada, abrí mis piernas y con la otra mano puse mis dedos en mis labios vaginales, los abrí y más semen salio. Siento pasos que se avecinan, me doy vuelta para mirar, asustada, pero son un par de perros.

Mi jefe toma su pañuelo, y desde atrás seca toda mi vagina, alzo la mirada y veo los ojos del taxista mirándome, mientras apoya su barbilla en una mano que tiene sobre la superficie del techo de su taxi. Sonreí porque no sabia qué otra cosa hacer.

agave

Soy mujer heterosexual

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Categoria: Voyerismo
Fecha de Publicación: 2015-12-14 17:49:08
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