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Una Tarde De Lluvias En Un Restaurante

Esta es una historia que sucedió hace poco tiempo. Mi esposo y yo somos los protagonistas. Yo soy una chicha de 22 años, delgada con un culito que enloquece a mi esposo y par de téticas del tamaño de unas naranjas, cabello oscuro y largo; él, un chico de 26 años, tez morena y 1.75 de estatura, a simple vista un joven muy atractivo yo diría:” está muy bueno con esas piernas grandes y ese rico culo. Éramos pareja desde hacía varios meses y constantemente viajamos juntos en moto, a veces hacíamos recorridos muy largos otras veces no tanto.

En uno de nuestros tantos viajes, una tarde lluviosa decidimos detenernos en un restaurante para tomar algo caliente y esperar a que cesara la lluvia, en aquel lugar había pocas personas, supongo que por las condiciones climáticas, recuerdo que sólo había tres clientes además del administrador y la mesera. Esta que nos atendió, de manera muy amable recibió nuestro pedido y al cabo de unos minutos estábamos disfrutando de un delicioso milo caliente y unos pandequesos exquisitos.

Terminamos de comer y nos quedamos en silencio viendo caer la lluvia, al cabo de unos minutos dirigí mi mirada hacia él, quien disimuladamente por medio de una señal me anunció que tenía una erección, con gran cautela puse mi mano en su entrepierna y pude sentir su miembro muy duro, yo me emocioné mucho y creo que me sonrojé porque sentía que las personas presentes en el lugar nos estaban observando.

Mi tensión creció y empecé a sentir como los músculos de mi vagina se contraían en mi interior, tenía tantos deseos de hacerlo mio en ese preciso instante y por la expresión de su rostro sé que él estaba tan deseoso como yo, pude notar que moría de ganas por estar dentro de mí.

Miré su rostro fijamente y él me señaló con los ojos que fuéramos al baño, me sentí muy nerviosa, apareció una sonrisa incrédula en mi cara, yo pensaba: -“es una locura, él nunca se atrevería a pedirme eso en serio”; lo miré nuevamente y él insistió, se acercó a mi cuello y susurró: -“espérame en el baño, quiero hacerte mía aquí y ahora”. Yo me quedé paralizada, mi respiración se entrecortó, mi excitación creció al sentir su aliento tan cerca y escuchar esas palabras. Me encanta cuando me ordena.

Me levanté de mi silla intentando mostrar naturalidad en mis movimientos y me encaminé hacia el baño de damas, aún recuerdo como me divertía pensar que esas personas presentes en el lugar iban a descubrir lo que estábamos a punto de hacer.

Entré al baño, ajusté la puerta sin seguro y esperé, sólo deseaba que él llegara rápido, moría por sentir su pene dentro de mí. Al poco tiempo llegó y susurró mi nombre y de inmediato lo hice pasar y cerré la puerta con seguro. No paramos de sonreír, nuestras miradas eran intensas, nuestros cuerpos hablaban por si solos, recuerdo que nos besamos apasionadamente, en medio de este gran beso yo dirigí mis manos hasta su erección, desaté su correa, ágilmente zafé el botón, bajé la cremallera de su pantalón y dejé al desnudo su pene.

Comencé a mastubarlo suavemente mientras él levantaba mi blusa y besaba mis senos de una manera increíblemente deliciosa, mi corazón comenzó  a latir desenfrenadamente, mi cara, mis senos, mi vientre y mi vagina estaban muy muy calientes; comencé a sentirme bastante húmeda, cogí su mano y lo invité a sentir mi humedad, él se mordía el labio inferior y su gesto me excitaba más, puso dos de sus dedos en mi clítoris y comenzó a girarlos en forma de circulo suave y placenteramente, mi cadera comenzó a moverse involuntariamente al ritmo de sus dedos, con mis manos seguía masturbando su pene; estábamos ardiendo en deseo.

Él lentamente me dio la vuelta, continuando de pie me puso contra la pared y bajó mi jean hasta las rodillas, cerré mis ojos y tiré mi cabeza hacia atrás, él acercó su  cuerpo, apretó mis senos con sus dos manos y me penetró suavemente, no pude contenerme y comencé a jadear, sus caderas emprendieron un movimiento rítmico, su pene entraba y salía suavemente de mi vagina, su respiración se agitó y entre jadeos mencionaba mi nombre y susurraba palabras en mi oído que me hacían olvidar que estábamos allí, culiando en el baño de damas de un restaurante: - “me encantas, estoy loco por ti, tienes una vagina deliciosa, te la llenaré de lechita…”.

Puse mi mano derecha sobre su cadera y lo apreté con fuerza hacia mí, él me empezó a penetrar con más fuerza, con movimientos más rápidos y no pude contenerme ni un segundo más, exploté en un orgasmo delicioso, mis ojos seguían cerrados, pude sentir como mi cuerpo entero fue electrizado por unos segundos, él sintió mi orgasmo y su respiración se aceleró más y más, me sujetó agarrándome fuertemente mis nalgas y lamiendo mi cuello siguió penetrándome con ritmo acelerado, hasta que pude sentir en mi interior esos chorros de semen que salían con gran fuerza de su pene y escuché que de sus labios un gran suspiro. Después de unos segundos sacó su pene de mi y pude ver como caía al suelo una mezcla entre mis jugos y su semen fue una imagen deliciosa y excitante mientras la recuerdo no puedo evitar tocarme mi vaginita ansiosa por repetir ese momento.

Fue una experiencia maravillosa, pero o fue ni la primera ni la última, pero ese es otro relato. Chau

isis87

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visitas: 1670
Categoria: Voyerismo
Fecha de Publicación: 2016-12-19 21:12:22
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1 Comentario

Delicioso...!!! Y muy bien contado...

2016-12-22 14:35:37

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