Empecé poniendome la ropa interior de ella, es una sensación simplemente hermosa y diferente; el roce de los encajes y la tanga rozando las nalgas es delicioso. Alguna vez me pidió que la acompañara a comprar ropa interior, ella sabía lo mucho que me excitaba ver esas prendas, sin pensarlo pidió en el almacen unas tangas más grandes y brasier de talla grande igualmente y me miraba con deseo.
Cuando llegamos a la casa me besó apasionadamente metiendo su lengua en mi boca y luegó me indicó que me pusiera las tangas nuevas y el brasier...que ella quería verme vestida.Con delicadeza me ayudó a vestirme y me aplicó algo de su loción mientras me hablaba con dulzura diciendo que de ahora en adelante yo sería su mujer. La acaricié y al llegar a su clítoris lo tomé como si fuese un pene y se lo chupé suavemente.
Que sensación tan intensa y apasionada, no supe en que momento ella me estaba metiendo la lengua en mi culito y yo respondía con gemidos de placer; luego me puso en cuatro y empezó a empujar durante varios minutos hasta que sentí un chorro caliente en mi culito. Se bajó y me preguntó si yo había terminado a lo cual respondi que no, entonces se metió mi pene en su boca hasta que le dí un gran orgasmo.