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Con un vecino de las cabinas 2

Como venía narrando en una nota anterior, hacía ya rato que estaba mamándole la verga a mi nuevo amigo Nelson, parado entre mis piernas en mi cabina, cuando a raíz de un masaje que le di en el culito me preguntó si quería meterle la verga. Yo le dije que me parecía rico pero que tal vez ese no era el sitio para hacerlo con comodidad. Dicho y hecho ambos nos abrochamos los pantalones, pagamos las cabinas y nos fuimos para un sitio cercano donde alquilaban habitaciones por horas sin poner problema.

Tan pronto cerramos la puerta, empezamos otra vez a besarnos apasionadamente como antes lo hicimos en las cabinas. No recuerdo que nadie, hombre o mujer, me haya dado nunca besos iguales a los que me daba Nelson. Después de jugar un rato con ambas lenguas, de repente sentía su lengua entrar casi hasta mi garganta para luego salir lentamente apretada entre mis labios dejándome siempre estremecido de placer.

Luego de un rato nos desvestimos para darnos un duchazo con mucho jabón para luego entrepiernarnos en la cama. Nos besamos y nos chupamos las tetillas por un rato mientras entrábamos en calor y luego le dije -quiero ver tu culito- él simplemente levantó las piernas hasta tocarse el pecho con las rodillas dejando a plena vista su delicioso culito. Yo le metí la cara entre las nalgas y comencé a darle lengua con deleite mientras escuchaba sus quejidos de placer. Después de hacerle el beso negro por un rato, le pregunté cómo quería que le diera verga y él me dijo que le pusiera una almohada bajo las nalgas y la metiera con un poquito de lubricante. Yo, que hacía rato estaba masturbándome, no fue sino ponerme un condón y lubricarlo bien así como a su culito. Le dije ¿listo? y el me dijo -despacio, pero hasta las güevas papi-.

Mi verga no es muy grande y la penetración fue sin incidentes y creo que hasta agradable para ambos, aunque dicen que esa posición puede ser algo dolorosa. Después de un rato la saqué y seguimos en cuatro y así seguimos como por hora y media, cambiando siempre de posición y siendo cada vez mas fácil y agradable la penetración con el culito ya bien dilatado hasta que finalmente me vine en el condón.

Ese fue solo el primero de muchos encuentros que tuve con Nelson que fue mi amigo durante varios años. Yo no siempre estaba en el ánimo de penetraciones, no así Nelson que mantenía el culito con ganas y le encantaban mis besos negros. Yo casi siempre acababa comiéndomelo y dándole gusto al muy goloso.

Otra cosa mas adelante fue cuando un día resolví probar a ser pasivo y ver cómo se sentía el ser montado por un hombre. A lo mejor me estaba perdiendo buena parte de la diversión... Pero eso será otra historia...

Prudencio

Soy hombre bisexual

visitas: 1357
Categoria: Gay
Fecha de Publicación: 2019-08-24 03:11:29
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3 Comentarios

En las cabinas se originan muchas historias sexuales...........los glory hole son una tentacion¡¡¡

2019-09-04 14:08:41

Que rico, me excita la idea de ver una escena de esas. Ser participe de sus fantasías, d ese placer. Excelente relato

2019-08-30 12:32:16

Rico el beso negro, hacerlo me encanta

2019-08-24 20:29:12