En algún momento decidí ir a unas cabinas, había leído varios relatos sobre estos sitios. En Internet hay mucha información sobre las que se encuentran en la ciudad, con diferentes opiniones que varían dependiendo del sitio; mi motivación principal se basaba en lo desconocido, en aquello que no sabía qué podía suceder y que solo me lo imaginaba a partir del relato de otros.

La primera vez que fui a unas no ocurrió cosa alguna, estaban vacías, quizás fue la hora, tal vez el día, aún así quedé con la intriga de regresar y probar suerte en otro momento, este probar suerte no es que quisiera que pasara algo en particular, simplemente quería ver qué ocurría allí.

Regresé en un día y horario completamente diferente, entré con sentimiento de culpa dado que sentía que la persona que atendía miraba con cara acusadora, igual debe estar acostumbrada a ver entrar y salir hombres de diferentes edades, tamaños, procedencias y características, aún así, mi poca experiencia en sitios como estos me hacía sentir cierto nerviosismo. Ingresé y sus computadores estaban divididos como cualquier café internet, con una tablita de madera delgada que daba cuenta que eran cubículos separados, pero con pequeños hoyos que permitían ver los espacios aledaños.

Entré en el que me asignaron y había un hombre en el que estaba a mi derecha, por curiosidad miré qué estaba haciendo y vi que observaba porno interracial, no le presté mucha atención y entré a una página porno para ver un poco, este día el lugar tenía pocos visitantes, pero al menos eran más que la vez que fui y no habían personas. Luego de unos minutos, gracias a los agujeros entre divisiones, veo que el man saca su pene erecto y comienza a masturbarse, era de buen tamaño y oh sorpresa, el man era afro, me género algo de curiosidad esto ya que estaba viendo porno interracial, yo por mi parte prefiero el de hombres musculados; veía cómo acariciaba su glande con dos dedos, era bastante grande y tenía un pene de muy buen tamaño, tal vez unos 20 cms, era largo y grueso, bastante interesante a decir verdad. Pasó un rato y guardó su pene, creí que tal vez le había incomodao que lo espiara por ese agujero, a lo mejor era molesto para él.

Seguí viendo la página en el computador donde estaba, no quería molestar a alguien allí, no sabía qué podría  ocurrir, luego de un rato siento que este vecino da unos leves golpes en la tabla, al girar mi cabeza veo que había metido su pene por entre el agujero, estaba medio flácido y aún así tenía un gran grosor, por instinto, recordando lo que había leído de estos sitios y de lo qu había visto en el porno, me acerqué a olerlo, no tenía mal olor, se notaba que él era alguien aseado, comencé a masturbarlo un poco y vi cómo iba ganando rigidez mientras crecía, de verdad era muy vergón, cuando ya estaba completamente duró le comencé a hacer sexo oral, primero le pasé la lengua por el glande de manera suave para probar terreno, procedí a pasarle los labios y seguí, ya, metiéndome su verga a mi boca, no tenía un sabor u olor en particular, allí estuve unos minutos hasta que el man reitró su pene del hoyo, volvió a tocar la tabla entonces decidí aventuarme a entrar a su cubículo.

Cuando entré confirmé que en verdad era un hombre afro, era casi de mi estatura (soy alto), corpulento de buenos brazos, el pecho se le marcaba en la camiseta y tenía un corte casi al ras, una barba como en forma de candado, labios gruesos y cejas pobladas, el man era muy atractivo, me besó y cogió mi mano y se la llevó a su entrepierna, allí su pene no estaba tan duro como antes, parecía que debía estimularlo nuevamente para que tuviera su erección dura. Le levante la camiseta y le besé los pezones, eran grandes, eso me parece excitante, y bajé por su abomen con mi lengua, que aunque no tuviera abdominales marcados era un abdomen plano y duro, se notaba que hacía ejercicio. Cuando llegué a la altura de su pene esta vez no lo besé ni lo lamí ,procedí a hacerle garganta profunda, ya que la tablita de los agujeros no me lo permitía, su pene era bastante grande ya que con dificultad lobraba metermelo todo, gasta el punto que cuando mi nariz tocó su pelvis me estaba quedando sin aire y lagrimeaba, estuve allí un buen rato, era difícil no querer saborear tremendo pene, mientras que le daba el oral acariciaba su abdomen y pecho, al cansarme de estar en cuclillas me paré y lo besé un rato, le pasaba algo de la saliba acumulada del oral a su boca, él se la tomaha. Besé sus labios un buen rato y lamía su barba, no sabía a sudor, lo cual era particular, ya que eran las horas de la tarde, cuando pasa el día uno suda ¿no? pero ni al caso, volví a chuparle los pectorales ya que eran bastante duros, muy bien trabajados, le lamí los biceps y bajé por sus dorsales a hacerle más oral, luego de un rato le man me paró y puso su verga entre mis nalgas, no me la metió (no me la iba a dejar meter sin condón), solo frotaba su pene entre ellas y luego lo metió entre mis piernas, estuvo así un rato hasta que me apartó y se vino, lanzó un gemido suave, muy sexy y me besó, nos besamos unos minutos hasta que guardó su pene, al ver que todo había terminado salí de su cubiculo, había otro man parado afuera, viendo hacia nuestra dirección, no le presté atención, cerré la página donde yo estaba, me fui a lavar la boca, pagué y salí del sitio.