Es necesario referir que ésta historia es algo que
ocurrió de la manera más sorpresiva y
espontánea que se pueda uno imaginar. Yo
siempre consideré que era heterosexual, siempre
me excitaron las mujeres con un gran trasero y
unos buenos senos y no han sido pocas las que
he podido llevar a la cama. Sin embargo yo
siempre he tenido cierta debilidad por la
pornografía y en especial por aquella en la que
podía ver a hombres con grandes vergas
fornicando con mujeres de las más diversas
formas; antes debo relatar que mi miembro mide
algo más de 18 centímetros y más de una mujer
ha confesado su satisfacción al verlo por primera
vez, no resistiendo muchas de ellas el deseo de
llevárselo a la boca y llegando algunas a tomarlo
casi como un vicio mientras duró mi relación con
ellas.
Como decía, acostumbraba siempre, ver
películas pornográficas y después de un tiempo
me percaté que ponía especial interés en ver a
los hombres desnudos y mientras más grandes y
gruesas eran sus vergas yo siempre terminaba
pensando que esa había sido una buena película
y la volvía a ver varias veces. Pero no pensaba
nada más.
Ahora soy un hombre casado, pero en la época
que ocurrió lo que voy a relatar yo estudiaba en
una universidad ubicada en otra ciudad lejos de la
casa de mis padres y vivía en un edificio de
departamentos. En el departamento vecino al mío
vivía un hombre de unos 35 años, yo tenía
aproximadamente 25 años y cuando nos
cruzábamos en el corredor nos saludábamos y
algunas veces hacíamos algún comentario con
respecto al clima o al costo del mantenimiento del
edificio, les aseguro que nunca se me ocurrió
mirarlo de otra manera, yo sólo miraba en la calle.
Los traseros de las mujeres que me atraían pero
no miraba a los hombres.
Desde una ventana que había en el baño de mi
departamento podía verse la ventana del
dormitorio de mi vecino y a través de ella era
posible ver una parte de su cama, de eso me
percaté un día que estaba arreglando la conexión
eléctrica de la ducha. Un domingo en que yo
estaba duchándome en el baño, escuché unos
gemidos que venían del departamento de a lado y
me subí en una silla para mirar por la ventana, lo
que vi me dejó mudo. Mi vecino, cuyo nombre
después supe que era Carlos, estaba desnudo y
acostado boca arriba en su cama, junto a él un
hombre de similar edad le acariciaba el miembro
con una expresión de excitación y ternura que
hacía pensar que estaba cumpliendo un sueño
largamente deseado, la verga de Carlos era
realmente enorme y sus enormes bolas
levemente cubiertas por vellos ensortijados
explicaban la reverencia que dejaba traslucir la
expresión de su acompañante, con ambas manos
y sin poder contener unos gemidos ahogados, el
hombre recorría las bolas y el miembro duro y
venoso, luego de unos instantes se acerco más y
más hasta que posó sus labios en la cabeza del
miembro más apetecible que yo me imaginé
pudiera existir, empezó a chupar y besar y lamer
como si estuviera fuera de sí, dejaba que su boca
se resbale a lo largo del duro tronco, cuando
llegaba a las bolas, las engullía y llegaba hasta
las ingles entre las cuales se sumergía
brevemente, luego se ubicó en la cabeza y
succionaba con deleite, yo que la tenía tan dura y
grande como un cíclope, me miré y vi que
colgaba un hilo de fluido transparente y pegajoso,
empecé a masturbarme y por primera vez
empecé a sospechar que yo deseaba ser quien
tuviera esa verga en mi boca, ese descubrimiento
me dejó sorprendido y comencé una lucha interna
entre olvidar lo que había visto o dar rienda suelta
a mi imaginación , ahora Carlos estaba de
costado y su acompañante le devoraba las bolas
desde atrás y de pronto empezó a lamer más
arriba y más hasta que observé incrédulo cómo le
lamía también el ano, para regresar luego a las
bolas y mamar la cabeza mientras con sus manos
recorría los fuertes muslos de Carlos, finalmente
Carlos eyaculó y el hombre que lo acompañaba
dejó que parte del semen resbalará por el
hermoso tronco venoso y se enredara en el vello
púbico de las bolas , luego de esto empezó a
lamer las gotas de semen comiéndolas hasta
dejar el sexo de Carlos totalmente limpio. Luego
cuando pensé que ya nada podría sorprenderme,
al acompañante de Carlos se arrodilló y se inclinó
hacia delante hasta apoyar los codos en la cama
al mismo tiempo que levantaba su trasero lo más
posible, Carlos se acercó desde atrás y mientras
el hombre jadeaba con las nalgas totalmente
separadas, le fue introduciendo aquel cilindro en
el ano, después fue el hombre quien se movía
hacia atrás, lo hacía con verdadera
desesperación y mientras sus bolas se mecían, la
enorme verga de Carlos se introducía una y otra
vez, el hombre sonreía con los ojos cerrados y la
cara pegada a la cama, me parecía imposible que
aquel pequeño agujero albergara tremendo
grosor, en ese momento consideré que había
visto bastante y me bajé de la silla. Les ahorraré
en mi relato todas las semanas de excitación que
eso provocó en mí y todas las ansias que sentía
al pensar en ese episodio al cual asistí como
observador. De manera casual y por una falsa
alarma de incendio que ocurrió en el edificio, hice
amistad con Carlos, casi instintivamente me
pareció una persona agradable y a pesar de que
siempre evité la ocasión de visitar su
departamento, luego de algún tiempo llegó el día
en que yo estaba allí dispuesto a escuchar unos
k-sets que había comprado y que él dijo querer
escucharen su departamento, aunque la verdad
yo no sabía ese día si iba a ocurrir algo o no, pero
yo procuraba pensar que eso no podía ser.
Estábamos recostados en los muebles
escuchando música y hablando de cómo nos
gustan las mujeres, si delgadas o morenas,
entonces él me preguntó si las mujeres habían
dicho algo de mi pene, al momento de tener
relaciones y yo le conté lo que siempre ocurría
que me decían que la tenía muy grande y
entonces él me dijo que también le ocurría lo
mismo, reímos los dos y él me dijo - así que
somos dos machos con dos buenas vergas - yo
me reí un poco nervioso y le dije - te apuesto a
que la mía es más grande - de acuerdo, me dijo
él. Entonces yo le dije - la apuesta debe ser
completa y cada uno debe comprobar lo contrario
permitiendo que la verga del otro sea expuesta al
jurado calificador - nos reímos los dos. Entonces
él se agachó y me desabrochó el pantalón, lo
bajó hasta las rodillas , luego me bajó el slip,
dejando salir mi verga que saltó hacia arriba
totalmente húmeda - puedo elegir con qué
medirla - me dijo sonriendo - claro - bueno, quiero
medirla con mis labios - me dijo y la empezó a
chupar despacio tiernamente - qué rica está - me
dijo, yo estaba sorprendido y le dije, sin poder
aguantar más - yo también quiero medírtela,
luego de eso le bajé el pantalón y la empecé a
chupar a través del slip, luego bajaba y con mis
labios, delicadamente saqué sus bolas por el
costado del slip, el olor a macho me trastornó,
ese olor delicioso que expele la verga de un
macho me tenía hipnotizado, cuando por fin le
bajé el slip pude ver de cerca aquella maravilla de
la naturaleza, era gruesa y larga y al agarrarla
con la mano se sentía pesada, como un mástil, yo
traté de resistirme a mamarla y por un momento
sólo jugué con ella agarrándola y moviéndola
extasiado, él me dijo - ¿te mueres por probarla?-
sí, le dije, pero yo no soy homosexual- pero ¿ te
gusta? - me parece..... que debe ser muy rica y
está tan húmeda y caliente - luego de decir eso -
él la cogió de la base y me la empezó a frotar en
los labios como si fuera un lápiz labial o algo así -
el olor de sexo de hombre me trastornó y no pude
resistir más, empezando a devorarla como si de
ello dependiera mi vida, el salado líquido
lubricante me recompensaba mientras yo la
besaba y lamía totalmente descontrolado y luego
nos entrelazamos en un 69 donde cada uno
gemía por la emoción de tener el miembro del
otro en la boca, nadie puede saber cómo se la
mamé, cómo abrí mi boca para poder enterrarla
hasta las bolas, cómo acaricié ese tronco tan
duro, tan suave, cómo hice mi viaje vicioso desde
el ano hasta la cabeza de la verga, él chupaba
con igual desesperación, la besaba, la frotaba en
su cara. Cuando sentí que él iba a terminar, me
agarré con una mano de la base y con la otra
abracé sus nalgas, pero era demasiada leche, ya
no cabía en mi boca y tuve que dejar escapar un
poco por la comisura de mis labios, aún ahora
recuerdo esa leche tan espesa, recuerdo cómo se
contraía una y otra vez para darme un chorro más
y luego otro. Yo también terminé en su boca y
luego de terminar los dos, nos quedamos
durmiendo con la cabeza cerca al miembro del
otro, yo me desperté primero y me acerqué de
nuevo a la hermosa verga y el sólo olerla me
atrajo irremediablemente y por segunda vez
empecé a lamer y chupar a la enorme y roja
cabeza. Ahora era mi culo quien sentía curiosidad
por conocer nuevos placeres y era mi ano quien
empezaba a desear el momento de poder
resbalar en esa guía de carne, era mi ano quien
insistía en rodear ese hermoso grosor y llegar
hasta sus enormes bolas, era mi ano quién se
imaginaba ya siendo cabalgado sintiendo la
fuerza y la locura de su hombría, nos abrazamos
besándonos desesperadamente y mientras yo
metía uno de mis dedos en su ano él hacía lo
mismo. Pero me contuve, consciente de que
había llegado demasiado lejos, me despedí de él
y me fui a mi departamento a descansar,
preocupado por lo que acababa de ocurrir .