Por: Juan Camilo Agudelo

Había escuchado hablar de las citas a ciegas programadas y tal vez en algún momento había visto alguna escena en la televisión, pero nunca había pensado que se organizaran en Medellín, ¡y lo mejor es que fuera tan divertido! El nombre original es Speed Dating y significa "citas rápidas". Fue creado en Los Ángeles (EE. UU.) en 1998 y pretendía que los miembros de la comunidad judía pudieran encontrar pareja.

El sistema es muy práctico y me sentí más como si estuviera en una rueda de negocios que en un evento de citas a ciegas. Cuando pregunté sobre la actividad, me dijeron que solo quedaba un cupo para hombres y que los cupos para mujeres se habían agotado hace más de una semana. No lo dudé y decidí pagar los $80,000 que te dan el derecho de conocer a 12 mujeres en un rango de edad entre los 35 y los 50 años. Según entiendo, el rango de edad más joven se realizó el día anterior.

A pesar de que había realizado el pago, no me dieron muchos detalles sobre el evento. La expectativa juega un papel importante y me dejé sorprender sin poner mucha resistencia. Para la inscripción, te solicitan información básica: número de WhatsApp, red social más usada, correo electrónico y número de cédula. Debes autorizar el tratamiento de datos personales y te advierten que habrá una verificación de la información y algo relacionado con antecedentes. La política del organizador es garantizar espacios seguros con personas verificadas, lo cual tengo que reconocer que se logró efectivamente.

Un día antes del evento, te envían vía WhatsApp la información del lugar donde se llevará a cabo el evento. Regularmente, son restaurantes elegantes ubicados en el sector de El Poblado, zona rosa de Medellín. El organizador ha realizado 16 eventos de citas rápidas y también lleva a cabo otras actividades relacionadas con fiestas para solteros y solteras.

Encuentros Rápidos

La cita estaba programada para las 5 p. m. en un sábado. Siempre trato de ser puntual, así que llegué 15 minutos antes. El restaurante estaba ubicado en Provenza. Cuando llegué, había una corta fila de dos personas realizando una especie de registro. Conté y había 12 mesas dispuestas, cada una con dos sillas, una vela y dos libretas. Cada mesa tenía un número, la iluminación era tenue y sonaba una especie de música de fondo lounge.

Al llegar mi turno, me pidieron escribir mi nombre en un sticker blanco con el número 2 que posteriormente pegaron en mi pecho. La idea es que todos te llamen por tu nombre sin necesidad de que tengas que decirlo 12 veces. Me aplicaron una especie de feromonas en mis manos, firmé la asistencia y me indicaron que podía sentarme en cualquier mesa y hablar con cualquier persona. Quise hacer un poco de tiempo y analizar un poco más la situación, así que pregunté dónde estaba el baño y me tomé mi tiempo en regresar.

Al volver al salón, ya había más personas, así que tomé asiento con una de las asistentes y empezamos a conversar como si no estuviéramos en una reunión de citas a ciegas. Por respeto a las asistentes, no daré detalles de las personas con las que hablé ni nombres reales, solo les contaré generalidades.

Pasaron unos cinco minutos y sonó una campana de bronce avisando que debíamos dar comienzo a la actividad. La idea era pasar por cada una de las mesas en las que ya estaban ubicadas todas las mujeres y en un tiempo de aproximadamente 8 minutos, lograr obtener información sobre tu pareja de turno.

No Anotes el Número de Teléfono

Sobre cada mesa había dispuesta una libreta con un diseño similar al de un pasaporte. Había solo una condición: no se podía suministrar el número de teléfono personal. Al principio, pensé que no tenía ningún sentido no poder tomar el número de las personas que estaba conociendo, pero más adelante, al igual que ustedes, entenderemos la importancia de esta regla.

En esta parte es evidente que juega un papel muy importante la destreza verbal y la elocuencia con la que te expreses. No tengo problemas en romper el hielo, así que en casi todas las conversaciones empecé por presentarme y contar un poco de mí. Soy soltero, tengo 44 años y no tengo hijos... A partir de ahí, cada persona me motivaba a hablar de cosas distintas. El tiempo se iba rápido y cuando menos pensé, ya estaba conociendo a mi sexta pareja.

Como particularidad, les puedo decir que de la docena de mujeres que conocí, seis eran psicólogas, había una extranjera, una escritora y otras profesiones diversas. No puedo mencionar la marca del organizador, pero debe ser fácil encontrarlos en el buscador escribiendo "citas rápidas" y la ciudad donde te encuentras.

Entre Gustos

Obviamente, cada persona define sus gustos físicos y emocionales. A mí particularmente me gustaron tres mujeres, aunque podría repetir más citas con otras dos, sin que tuviera que existir una pretensión sexual o pasional. Básicamente, esa es la dinámica: ¡algo simple, rápido y divertido! En menos de 2 horas, conoces a 12 personas nuevas con gustos y mundos completamente distintos a los tuyos, pero con características similares: solteros tratando de conocer personas, todos profesionales o con un buen nivel socioeconómico y con el mismo interés de establecer nuevas relaciones.

Cupido Real

Al terminar la ronda, tomas la última hoja del pasaporte y escribes el número o nombre de la persona con la que quieres volver a hablar, esa persona que te provoca un café o simplemente la que te enamoró con su forma de ser. El organizador se queda con esta hoja y, como una especie de intermediario de Cupido, elabora las coincidencias y un par de días después te envía por WhatsApp un mensaje con el nombre y número de teléfono de tu nueva conquista.

Tengo que confesar que sólo hasta que me llegó el mensaje del organizador, tomé la decisión de empezar a escribir esta crónica. Me parece muy interesante confiar realmente en tus actos, pensar si lo que haces y dices está bien... ¡Y esperar tus propios logros!

De las tres mujeres que marqué como mis preferidas, hice conexión con una y ya estamos hablando. Nos compartimos un audio con la voz sonriente, casi sin saber qué decir, pero contentos de saber que la inversión nos dio, por lo menos en esta ocasión, ¡un buen resultado!

Es aquí donde me parece importante que las demás personas que no te interesaron o no llamaron tu atención tengan tu número y estén tratando de contactarte. O, en el caso contrario, no quisiera estar escribiéndole a una persona que me ignora o me bloquea. Creo que puede causar más daño y tergiversar el propósito del evento. Recomiendo mucho la actividad. Una pequeña inversión para que te seleccionen personas en un rango de edad definido, en un lugar seguro, bonito, discreto y con la posibilidad de, ¡hasta por qué no, seguir la rumba por la ciudad con unos nuevos amigos después del evento!