Todos los relatos que compartimos, son recuerdos muy agradables de momentos muy eróticos que hemos compartido mi esposa y yo en estos años de vida swinger.
A mi esposa, aunque le encantan los hombres, sin embargo, no le gustan muy jóvenes, es una condición que por mucho tiempo les ha puesto a hombres que nos escriben y nos contactan. Por un tiempo un joven nos contactó a través de una de las paginas en las que tenemos perfil. Sus mensajes eran respetuosos, siempre nos escribió de lo que le gustaría hacerle a ella y de cómo sería esa noche. Mi esposa no entra a las páginas a ver nada de lo que allí sucede, pero siempre me pregunta por lo que nos escriben y nos comentan.
Así fue que decidió que conociéramos a este joven que para efectos del relato le llamaremos Miguel. Me pidió que le diera nuestro número y que organizará algo para verlo. Miguel respondió rápido, nos escribió y propuso varias cosas, todas al otro lado de la ciudad, cerca de su casa y lejos de la nuestra, a lo que mi esposa dijo, “si me quiere conocer, que se acerque”, jejejejeje. Por fin logramos cuadrar una cita y lo fuimos a conocer.
La cita fue en un centro comercial, llegamos a tiempo, Miguel ya estaba allí, nos saludamos y nos invitó a cenar, mi esposa se sintió incomoda porque en realidad se veía muy joven. Fuimos a la plazoleta de comidas y cenamos, conversamos bastante, él se mostró interesado por las actividades de ella y le contó las cosas que ha hecho en su vida, las cosas no iban bien. Lo que Miguel le contaba a mi esposa no le parecía interesante, de hecho, me escribió para que nos fuéramos. En medio de la conversación, mientras nos contaba las experiencias que había tenido, Miguel le empezó a mostrar fotos de él en diferentes situaciones, de repente salió una foto en ropa interior, como de un comercial de boxers, y le llamó la atención a mi esposa. Desde ese momento mi esposa le pregunto que le gustaría hacerle y Miguel empezó a relatar las cosas que le quería hacer. La noche terminó con la promesa de volver a vernos, de salir de nuevo y tratar de llegar a que Miguel pudiera hacer todo lo que ofreció. Miguel nos acompañó hasta el carro y mi esposa le dio un sutil beso en la boca que me hizo entender que se lo quería comer.
Después de este encuentro Miguel y yo nos texteamos varios días hasta que llegamos a ponernos de acuerdo en que iríamos a bailar. Esa noche, mi esposa se puso un vestido vaporoso, su cuerpo se veía delicioso, para mí era evidente que quería sexo, todo dependía de Miguel, que la sedujera para llevarla a su cama. Nos encontramos en la discoteca, Miguel no se veía tan joven como la primera vez. Mi esposa quería comer algo así es que pedimos algo en una pequeña caseta frente a la discoteca, comimos, nos reímos y entramos a la disco.
Ya dentro de la discoteca buscamos un lugar discreto por si había la posibilidad de morbosear un poco. El lugar era cómodo, pero hacia demasiado calor por lo que nos cambiamos a un lugar más fresco, pero más visible. Miguel no es un buen bailarín por lo que ella y yo bailamos bastante, pedimos ron, y ella se empezó a poner algo más sensual, me dejo que le tomara algunas fotos y unos videos en la disco (están en nuestro perfil, el almu´m se llama "baile, masaje y mmmmmm"), Miguel le decía constantemente lo que le quería hacer, le decía que el vestido se le veía hermoso, que quería besarla y desnudarla, en el momento menos pensado, mi esposa me dijo, “no estoy muy convencida, pero dile que vayamos a otra parte”. Pagamos, salimos y tomamos un taxi.
Para nuestra sorpresa, Miguel nos pidió que pasáramos por su casa, que allí tenía el licor, los condones, las cervezas, las cremas y aceites con los que quería masajear todo su cuerpo. Dentro de todo lo atípico de la noche, aceptamos, pasamos por la casa de Miguel, salió con una maleta enorme y fuimos a un motel. Una vez allí, saco un domino, papas, galletas, cervezas, whisky, cremas, aceites y los condones. Conversamos, ellos empezaron a beber el licor y a conversar más de sexo que de otra cosa. De forma muy particular, Miguel le dijo, “quítese la ropa que la voy a masajear”, mi esposa me miro con asombro y cumplió la orden. Quedo en la pequeña tanga blanca que cubría su sexo, Miguel la abrazo, la toco, la beso y le hablo. Seguían tomando licor y yo disfrutando de las imágenes que sus juegos me dejaban.
La acostó boca abajo, su culo hermoso y redondo se dejó acariciar por las manos de Miguel que no dejaron ningún punto sin aceite, Miguel se desnudó y paso su enorme pene erecto por toda su espalda y su culo. La besó en la boca, empezó a besar su vagina, ella lo dejaba, aunque no veía su rostro, se dejaba tocar y para mí eso es suficiente. Miguel paraba el masaje para darle licor y seguía con su trabajo. Después de unos minutos, Miguel la invito a ponerse de pie, vi su tanga mojada, no precisamente de aceite, la abrazó, la besó y la sentó frente a él, mi esposa entendió el mensaje y empezó a mamar el pene erecto de Miguel, pocos minutos pasaron y Miguel le pidió permiso para venirse en su boca, ella simplemente chupo más fuerte y lo hizo terminar.
Se limpiaron, Miguel la acostó boca arriba y le pidió permiso para hacer un 69, esa posición le gusta mucho a ella y acepto sin dudarlo, antes de empezar, Miguel le pidió que cuando quisiera que la clavara se lo dijera. Ella chupo su verga para que volviera al tamaño que la motivo a estar allí, debe haber recordado la foto que vio días atrás. Miguel beso su vagina y ella chupo su pene, varios minutos pasaron, sin embargo, mi esposa aun no llegaba al orgasmo oral que le gusta sentir antes de que la penetren. Miguel paraba constantemente para tomar y darle licor. En medio de ese 69 interrumpido varias veces, ella le dijo “métamela”, el seguía besándola y tocándola.
Cambiaron de posición, Miguel seguía besándola por todas partes, ella le volvió a decir “métamela”, el insistía en besarla y tocarla. Se paraba, le daba licor, volvía y la besaba, la tocaba, ella ya quería sexo, pero Miguel seguía dándole besos y abrazos. Ella, por última vez lo miro, y le dijo “métemela”. Por fin, Miguel le hizo caso, él se puso el condón y ella lo monto, lo cabalgo con ese ímpetu reprimido por los cambios y las detenciones para beber, puso sus manos en su pecho y lo cabalgo, mi cámara llena de sexo disfrutaba escuchando los gemidos de pasión de mi esposa caliente que por fin disfrutaba de esa verga erecta dentro de ella. Ella le preguntaba, “te gusta”, el apenas veía sus tetas moverse frente a sus ojos y agarraba su culo como para no caerse de la cama, fue erótico y sexual.
Después de un rato le pidió que cambiaran de posición, ella se acomodó boca arriba y abrió las piernas para que Miguel la penetrara, él besó su vagina y metió sus dedos, ella acepto con gemidos de placer, después de unos minutos le volvió a decir “métemela”, Miguel la penetro lenta y profundamente, ella gimió de placer y le dijo “dame duro”. Miguel la clavo, le dio así por varios minutos, ella disfrutaba el ritmo constante de su joven amante, el seguía tocando sus tetas que brincaban al ritmo de sus bravíos golpes, ella no llega a orgasmos en esa posición, pero disfruta mucho sentir como la penetran, esta no fue la excepción. Miguel seguía dándole y ella gimiendo, en un arranque rápido de Miguel, ella sintió que él estaba a punto de explotar, lo apretó con sus piernas, le agarro las nalgas y lo hizo venir en una eyaculada fabulosa, Miguel siguió penetrándola con menos intensidad hasta que los dos sudados se tumbaron y descansaron.
Él seguía bebiendo, ella le seguía el ritmo, conversamos un rato mientras se reponían de la rica culiada que se habían pegado, pero seguían bebiendo. Un rato después, Miguel se levantó al baño y notamos que estaba bastante ebrio por lo que mi esposa me dijo, “me quiero ir, estoy borracha”. Cuando Miguel salió del baño, ya estábamos vestidos, pedimos un taxi, que no tardó en llegar y nos fuimos a casa.
