Guía Cereza
Publicado hace 1 mes Categoría: Lésbicos 1K Vistas
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Marcaba el reloj pocos minutos después de las 10 de la noche. Sin ambiente de música ni premisa de fiesta alguna aún. La fiesta iba a empezar a unos kilómetros de distancia cuando llegara la cumpleañera. Antes de llegar al lugar de la celebración, debía recibir su primer regalo de la noche. "¡Que te aligeres te digo!, baja de una buena vez". "Tranquila, ¿cuál es tu prisa?, siempre me dices que hay que llegar tarde para hacer la entrada de diva", decía la cumpleañera mientras bajaba por las escaleras. En el portón, la esperaba su amiga luciendo un vestido blanco cortísimo ceñido al cuerpo, resaltando su figura esbelta. La vio detenidamente con tanta fijación que trastabilló casi en los últimos peldaños de la escalera. "Como te vuelvas a vestir así... avísame para no romperme los huesos por mirarte". Su comentario, colocó un poco de rubor en las mejillas de su amiga, quien esquivó su mirada para que ésta no lo notara. Aunque sabía que lo que menos veía en ese momento era su rostro. Ciertamente, hasta los ciegos podían recobrar la vista para observar su curvilíneo cuerpo prisionero en esas telas. Su escote recto cubriendo sus pechos redondeados y firmes, tela que no disimulaba sus pezones erectos. Y tampoco la curvatura de su culo. El tono blanco de su vestido contrastaba con el leve bronceado de su piel. Sus piernas definidas entalladas y sus pies arreglados en unos tacones altos igualmente blancos. La miró de pies a cabeza, se tomó la molestia de desvestirla en su mente sin consentimiento de su amiga con una mirada lujuriosa. "¿Qué haces?, deja de mirarme así, estoy tan fuera de tu alcance y lo sabes...". Sonrió con picardía mientras le extendía su mano dotada de una fineza y femeninos dedos. "Ven, tengo tu regalo, vamos al local". "¿Ya me vas a dar mi regalo?, ¿es lo que pienso que es?, decía mientras se acercaba a ella provocándola. "Si, si es lo que piensas... pero de otra manera...". Colocó su mano abierta sobre su pecho para alejarla de ella suavemente. Llegaron al local, vacío para la ocasión, y una vez dentro... "Ahí está tu regalo...". Le señaló con su mano a un extremo del local. Y Ahí estaba de pie, una chica alta vestida con una gabardina color café, de corte americano un poco arriba de sus rodillas. Su pelo suelto y desprendiendo de sus poros un aroma dulce casi hipnótico. Había mezclado sus sentidos con el aroma a playa y coco de la esencia de su amiga, produciendo en ella una inmensurable sensación de excitación casi inmediata. En su mente no entendía a que regalo se refería su amiga. Observaba a aquella mujer con semblante seductor y en su cabeza las ideas sexuales empezaron a ir de un lado a otro. "No creo que sea tan obvio", se dijo para si misma. Su amiga la tomó por la mano y la llevó hasta una silla colocada en el centro del local. Notaba como ella no la veía, ya que sus ojos estaban clavados en la chica que estaba frente a ellas. Sentía sus palpitaciones aceleradas al sostenerla por las muñecas. Sabía que se estaba excitando o que por lo menos la incertidumbre de lo que pasaría la tenía a merced de sus emociones. La sentó sobre la silla y la dejó ahí expectante. Ella se retiró unos metros para dejar que disfrutara de su regalo. Se sentó en un sofá que había detrás de ella. La chica de la gabardina tomó el control remoto de la unidad de sonido y colocó una canción lenta y suave, con la que empezó a descubrir sus hombros al ritmo de la música. "Pues... si, es lo que pensé", repitió en su mente una y otra vez mientras sus ojos se clavaban en los labios carmesí de la chica y en su clavícula que cada vez se mostraba más a sus ojos. Lentamente fue dejando caer su abrigo y descubrió su piel tigresa, cubierta con un conjunto de encaje negro, llevaba unas franjas rojas bordeando la parte superior de su minifalda y los tirantes de su sujetador. Los mismos listones rojos unían las copas de aquel sujetador semi transparente. Sentada en aquella silla, la cumpleañera mojaba sus labios ante la presencia de aquella escultural mujer que bailaba seductoramente sólo para ella. La stripper se colocó dándole la espalda y apoyándose con sus manos sobre el suelo, y con sus piernas abiertas, levantó su pomposo culo para ofrecerle un mejor panorama a la cumpleañera. Se puso de pie lentamente y continuó moviendo sus caderas. Se dio la vuelta y puso sus pechos muy cerca del rostro de la cumpleañera, colocó el hilillo rojo que se desprendía de la base de su sujetador, en su boca para que ésta lo desatara. "No, no, no... no uses las manos", dijo alejándose despacio para luego volverse a acercar esta vez hasta su oído. "Quiero que lo hagas con tu boca...", susurró para luego introducir su lengua en la oreja de la cumpleañera". Ella, obedeció nerviosa sintiendo como las manos de la stripper recorrían su cuello. Con los dientes tiró el listón rojo, y los pechos que sostenían dieron un leve brinco al deshacerse de la prisión de tela. Uno de ellos dejó al descubierto uno de sus pezones. Observó como poco a poco iba poniéndose erecto al roce de la tela. Su boca se entreabrió y se imaginaba chupándolo... pero la stripper se le adelantó. Con su mano izquierda sostuvo su propia teta y con su mano derecha acercó la cara de ella cogiéndola por la barbilla hasta ponerla en su boca. Y con su lengua, empezó a lamérsela hasta llegar al pezón. Mientras, en el sofá, estaba su amiga, la chica del vestido blanco, impactada y visiblemente excitada por lo que estaba presenciando. Veía a su amiga en aquella silla sometida a lo que la stripper deseara, y con cada movimiento de ella, su cuerpo vibraba de excitación. Intentaba ocultar lo que sentía al verla. Ver como su amiga se envolvía en cada actuar de la bailarina la estaba llevando al éxtasis, disfrutaba viéndolas. El único movimiento que hacía en el sofá, era para acomodarse cuando sentía que su vagina necesitaba algún tipo de rozamiento por lo que estaba viendo. La stripper se percató de que ella disfrutaba de verla seduciendo a su amiga la cumpleañera. Le lanzaba miradas llenas de fuego y lujuria, cosa que encendía más a la chica que ahora, sin darse cuenta, había subido su minifalda blanca dejando al descubierto su coño cubierto por un tanga color amarillo. Su mano había empezado a acariciar sus propios muslos y se posaba en su vagina apretándolo por sobre el tanga. Las caricias se trasladaron también a su cuello y pechos. Por momentos uno de sus dedos entraba a su boca entre abierta y le daba un chupetón o una mordida suave y larga. Había empezado a gemir despacio... Las tres mujeres estaban excitadas y ensimismadas en su sentir pasional. Cuando la stripper vio la excitación de la chica del vestido blanco, sintió como su cuerpo empezaba a reaccionar cada vez más, su vagina se mojaba poco a poco y la adrenalina empezó a viajar dentro de ella con velocidad marcada por el palpitar de su corazón. Colocó las manos de la cumpleañera en sus piernas para dejarse acariciar. Desabrochó su falda de encaje negro y la dejó caer. Se sentó en las piernas de la cumpleañera quien la miró con cara de sorpresa al sentir la abundante humedad que mojaba su ropa. "¿Sientes eso?... ¿sientes como estoy de mojada por ti?", preguntó la stripper mirando a los ojos a aquella chica que disfrutaba de un excelente regalo. Y acercándose de nuevo a su oído, y con voz suave y sensual, le dijo, "¿Sabes... me encantaría que me chuparas... todo...". Sus palabras fuertes y directas estaban calando hondo en la chica que bajo de ella, había empezado a acariciar el culo de la stripper. "Sé que es tu cumpleaños y yo soy tu regalo... pero hoy haré contigo lo que yo quiera". Se puso en pie, rodeó a la chica que la perseguía con su mirada expectante de lo que ocurriría. Tras de ella, la ató de manos a la silla con una venda de seda que guardaba en un bolso pequeño. La apretó lo necesario para que no se desatara pero sin lastimar sus manos. De rodillas se encontraba haciendo un nudo y mientras, chupaba cada uno de los dedos de la chica. Mientras, la amiga de la cumpleañera acomodaba su vestido y cruzaba las piernas tratando de guardar la compostura. Aclaró su garganta casi imperceptiblemente y observó como la stripper continuaba con su baile sensual rozando su cuerpo al de su amiga. Sintiéndose indefensa por tener sus manos atadas, la cumpleañera sólo tenía como opción dejarse llevar por lo que sucedía. La stripper colocó sus pechos apoyados en la nuca de la chica mientras la recorría con sus manos. Mordió su oreja lentamente y con cierta fuerza haciendo que ella se quejara del dolor. De frente a ella se despojó de la única prenda que tenía en su cuerpo... sus braguitas húmedas por su excitación. Desnuda se balanceaba de un lado a otro dejando que su piel brillara por la luz reflejada en ella. Tomó otra silla y sentada abrió sus piernas. Su coño depilado se abría conforme sus piernas lo hacían. Dejó ver sus labios vaginales. Sus labios menores resaltaban en forma de una flor carnosa. Su humedad parecía el rocío bañando sus pétalos. Se antojaba abalanzarse a ella y apoderarse de todo su coño. "¿Te gusta lo que ves?", preguntó para luego morder su labio inferior con sus dientes. "Desátame... déjame sentirte...", replicó la cumpleañera. El servicio de la stripper no incluía un final feliz, únicamente era el baile. Pero aquella situación la envolvía en la sensación plena de placer y sexualidad. "No, te quedas ahí sólo viendo, pero...", dijo poniéndose de rodillas en el suelo y gateando hacia ella. Se acercó a ella y desabrochó su jean sacándolo de su cuerpo con un poco de prisa. Sobre la tela de la blusa le acarició los pechos ruborizando a la chica que luchaba por zafarse ahora por la vergüenza que empezaba a sentir. La stripper sonrió al verla, abrió sus piernas y con su dedo índice recorrió el coño de la cumpleañera tocándola de arriba abajo con su uña. Ese movimiento hizo saltar a la chica que ya olvidaba su pena y regresaba al punto de excitación. Su amiga tras de ella, había empezado a excitarse más e hiciese lo que hiciese, estaba en un punto sin retorno. Disfrutaba verlas, le fascinaba esa sensación. Observó como la stripper acariciaba la piel de su amiga. Piel que ella deseaba tocar y que en más de una oportunidad pudo hacerlo, pero aun no aceptaba que lo que sentía por su amiga iba más allá de una simple amistad. Lo que sentía no eran celos, pero si una excitación sin control pues veía como se iba cumpliendo una de sus fantasías, ver a dos mujeres en una actitud desinhibidamente sexual. "Y ahora, viene tu verdadero regalo...", dijo la stripper mientras hacía a un lado la ropa interior de la chica. Sin reparo, abrió más las piernas de la cumpleañera, y colocó su cabeza entre ellas. Posó sus labios en su vagina, y comenzó a juguetear con su lengua por sus labios, en busca de su clítoris. La chica se retorcía sin creer lo que sucedía y de igual manera, su amiga en el sofá se veía impresionada por lo que ocurría. Ese no era el servicio por el que había pagado pero era más excitante y no la detuvo. La stripper ahora se mojaba la boca con la humedad de la chica y conforme la escuchaba gemir, continuaba saboreándola. La recorría de abajo hacia arriba y al llegar a su ya inflamado clítoris, lo succionaba con pasión. "¿Te gusta que te chupe así?", le preguntaba mirándola fijamente a los ojos. Sus manos la fueron desatando poco a poco. Luego la puso de pie para llevarla al sofá. Ahí, la sentó en el posa brazos dándole un leve empujón que hizo caer su espalda en la parte acolchonada y quedando sus piernas levantadas. Una de ellas quedó tocando el suelo y la otra muy arriba en la cabecera. Se colocó a un costado de ella para masajear sus pechos. Los acariciaba desde su base hasta sus pezones, no quitaba su mirada del rostro de la chica quien empezaba a deshacerse de placer. Sin prisa pero sin pausa empezó a lamer su cadera llevando su lengua hasta su teta derecha. Lo chupeteaba tratando de dejarle una marca en su piel y luego se dirigía a su pezón succionándolo durante unos breves minutos e intercalándose de una teta a otra. Su uñas recorrían su abdomen y la yema de sus dedos masajeaban su clítoris lentamente. En el otro extremo del sofá, la chica del vestido blanco, quien ya se había convertido en toda una voyeurista, no tuvo más remedio que subir de nuevo su vestido y meter su mano entre el tanga. Se sintió muy caliente y mojada. Empezó a rozar sus pliegues, labios vaginales y todo su contorno. Tenía una necesidad fatal por sentir un orgasmo, pero quería disfrutar de cada momento que estaba contemplando sus ojos. Se dejó caer de espaldas en el respaldo del sofá, subió una de sus piernas luciendo sus tacones blancos, para poder acariciarse mejor. Liberó sus pechos de su vestido, ellos agradecidos se extendieron sobre la tela, y sus pezones levantados empezaron a contraerse cada vez más. Su dedo índice subía y bajaba por su clítoris. La fricción aumentaba conforme los gemidos de su amiga y sus jadeos se intensificaban. Se movía más rápido ayudándose con su dedo medio. Su lubricación la bañaba totalmente, aumentó la velocidad y contrajo su vagina, apretó los dedos de sus pies y de pronto empezó a sentir como un orgasmo se hacía presente en cada poro de su cuerpo. No logró contener el grito que le produjo aquel orgasmo largo e intenso. La stripper levantó su vista hacia la chica que estaba temblando en el sofá sin poder dejar de tocarse. Verla autosatisfaciéndose la hizo mojarse más. Aceleró el masaje que daba en la vagina de la chica haciéndola correrse poco a poco. Lentamente la incorporó mientras le besaba su cuello y sin soltar su vagina que ahora apretaba con su mano completa y buscando introducir en ella sus dedos. Con la mirada invitó a la chica del vestido blanco a unírseles. La chica dudó por un momento, era diferente ver, a participar. Pero era la oportunidad que esperaba para poder estar íntimamente con su amiga sin culpabilidad alguna. Se acercó a ellas. De pie frente a su amiga, llevó sus manos a ella para que la desvistiera. "Tu otro regalo es... que me hagas tuya...", le dijo la amiga a la cumpleañera luciendo segura y completamente decidida de lo que decía. Poco a poco su vestido blanco cayó al suelo, y con ella su tanga bastante empapado. Solamente se quedó con los tacones puestos y con ellos hacía a un lado las prendas que obstruían su paso hacia el cuerpo de la cumpleañera. Ésta se puso en pie, giró el cuerpo de la chica para poderla observar con detenimiento. Con su mano recorrió su nuca, bajando por su espalda hasta la curvatura de su culo. En ellos se detuvo durante unos segundos, siempre había deseado esa parte del cuerpo de su amiga y ahora se permitía acariciárselo sin reparo. Besó sus hombros tiernamente, la rodeó con sus brazos y la recorrió con la punta de sus temblorosos dedos. Su boca dejó salir lentamente su lengua para lamer su espalda. Bajó hasta la raja de su culo, lo besó, lo mordió, lo lamió... Con sus manos los apretujaba despacio. Ahora de rodillas, le indicó que se girara para quedar frente a ella. Su vagina quedaba unos centímetros arriba de su boca. Levantó sus manos hasta sus tetas y mientras bajaba su cuerpo desde ellos hasta sus piernas, inhalaba el aroma a mujer que su vagina húmeda desprendía. Se puso en pie, con los tacones puestos, su amiga lucía unos centímetros más alta que ella. Se inclinó buscando su boca. "¿Puedo besarte?", le dijo la amiga a la cumpleañera con deseo. "¿Has besado casi todo mi cuerpo y me pides ahora permiso para besar mi boca?... tómame, soy toda tuya, haz conmigo lo que se te venga en gana". Bajó un poco su cabeza y sintió como se unían sus alientos calientes hasta fundirse en un beso suave y húmedo. En ese momento, la stripper se aparto un poco, y vio como ambos cuerpos desnudos se pegaban cada vez más. El calor del ambiente y por aquella inusual situación las hacía sudar. Transpiraban deliciosamente, una mezcla entre feromonas, sexo y perfume se mezclaba con cada roce. La cumpleañera se acomodó en el sofá, y colocó a su amiga dándole la espalda muy pegada a su cuerpo, y sentada entre sus piernas. Así la acarició. Llevó sus manos hasta su cintura y bajó sus dedos en picado hasta su monte de venus. Ante esto, la chica abrió instintivamente las piernas facilitándole el paso. Cerraba sus ojos dejándose llevar por la sensación de aquellas manos tomándola poco a poco. Sentía como los dedos de su amiga abrían sus labios vaginales... de pronto, una sensación fría en su vagina la hizo agitarse más... era la boca de la stripper, jugando con un trozo de hielo por sus labios vaginales. Se estremeció y con sus manos alzadas hacia atrás sostuvo la cabeza de su amiga apretándola cada vez que el hielo subía y bajaba por su vagina. La stripper terminaba la acción succionando el clítoris de la chica. Bajó su lengua hasta la entrada de la vagina mientras la cumpleañera iniciaba un masaje con sus dedos en sus labios menores y mayores. La yema de sus dedos friccionaba aumentando la velocidad poco a poco. La stripper subió a sus tetas y hundió su boca en sus pezones. Se levantaron de esa posición para colocar a la chica que antes lucía un hermoso vestido blanco, recostada de espalda en el suelo. Su amiga se encargaba ahora de trabajarla oralmente, de devorarla completa y sin reservarse nada. Estaba apoyada en sus rodillas con sus piernas abiertas, por lo que la stripper aprovechó para colocarse bajo ella y comerle todo el coño completamente inundado por semejante excitación. Mientras lo hacía, se autosatisfacía con una de sus manos. Las tres chicas se daban placer sin medida. Sus cuerpos explotaban y pedían más. El primer orgasmo lo tuvo la stripper al tocarse y al sentir y escuchar como la chica del vestido blanco estaba cediendo al placer que le estaba provocando. Ésta tuvo que detenerse un momento de su faena para poder gritar, pero la excitación de su amiga era tal, que con sus manos apretó su cabeza contra su coño para que no se detuviera. Con esta orden, empezó a devorarla con más fuerza y rapidez, haciendo presión sobre su clítoris con su lengua que viajaba arriba y abajo cada vez más rápido, produciéndole un delicioso orgasmo mucho más largo y más intenso que el que había sentido en el sofá mientras se autosatisfacía minutos antes. La cumpleañera estaba a punto de explotar por lo que la stripper le hacía. Había cambiado de posición y ahora estaba de rodillas tras ella, pegando su culo a su cuerpo y obligándola a sostenerse con sus manos en el suelo mientras era embestida por los dedos de la stripper en el interior de su vagina. Su amiga no perdió tiempo y al ver esto, se incorporó y colocó su cabeza entre las piernas de la cumpleañera para ayudar la tarea de la bailarina. Empezó a practicarle sexo oral con una proeza impresionante. Toda su boca se adueñaba de su clítoris, lo succionaba y lamía. Lo masajeaba con movimientos rápidos de su lengua. Sentir la boca de la chica y los dedos de la stripper dentro, la hicieron explotar casi de inmediato, corriéndose en la mano de aquella bailarina quien extrajo sus dedos para que su amiga se la secara con su boca. Con el cuerpo tembloroso y las energías agotadas, logró dejarse caer despacio en el suelo. "Este es el mejor regalo de cumpleaños que me has podido dar...", dijo la cumpleañera a su amiga que aún saboreaba la humedad de su coño de la boca de ella... 

laura_gatita69

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